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Francia contra Shein: la compleja frontera entre la “moda efímera” y el resto del sector

La Asamblea Nacional francesa ha dado luz verde, con el apoyo de todos los grupos, a una propuesta de ley para imponer tasas en función del volumen y la velocidad con que se pongan prendas en el mercado, en contra de Shein.

Francia contra Shein: la compleja frontera entre la “moda efímera” y el resto del sector
Francia contra Shein: la compleja frontera entre la “moda efímera” y el resto del sector
La proposición de ley que ha aprobado la Asamblea Nacional ahora deberá ser aprobada por el Senado del país presidido por Emmanuel Macron.

Celia Oliveras/ Pilar Riaño

18 mar 2024 - 05:00

“Jamás tantas prendas nuevas han sido puestas en el mercado”. Así reza la exposición de motivos de la proposición de ley que el pasado jueves se depositó en la Asamblea Nacional de Francia para frenar la entrada de operadores como Shein en el mercado francés. El texto, que ha conseguido llenar titulares desde que no era más que una mera idea, es, según diversos expertos consultados por Modaes, una muestra del proteccionismo de Occidente. ¿El riesgo? Las represalias que pueda tomar China ante la ley que quiere regular la llamada “moda efímera”, como la denomina el texto.

 

La proposición de ley, que ahora deberá ser aprobada por el Senado tras recibir el apoyo de todos los grupos del hemiciclo, se articula en varios artículos, que hablan de reforzar la sensibilización de los consumidores, aumentar la responsabilidad ampliada del productor (RAP) de los productores de ropa y calzado o de la publicidad de la “moda efímera”.

 

En la práctica, la propuesta de ley propone prohibir la publicidad de las empresas de los productos que considera “moda efímera” o introducir una tasa de 10 euros por artículo producido a partir de 2030. La ley impondrá, inicialmente 5 euros de sobrecargo a los productos, una cantidad que se duplicará en 2030, hasta un límite del 50% del precio del producto.

 

 

 

 

¿Qué considera fast fashion la propuesta de ley? La disponibilidad o distribución de un número de modelos de productos nuevos, que superen los umbrales establecidos por decreto, constituye una práctica comercial de colecciones de ropa y accesorios con una renovación muy rápida. Para definir los umbrales, la propuesta tiene en cuenta el número de nuevos modelos por unidad de tiempo o el número de modelos y la duración media de comercialización. En base a estos criterios, Francia regulará, si sale adelante la propuesta, qué es fast fashion.

 

Expertos legales consultados por Modaes creen probable que esta legislación salga adelante, pues se trata de “una barrera cuantitativa al comercio disfrazada de una barrera cualitativa para proteger el medioambiente”. Se trata, además, “de una muestra del giro proteccionista de los mercados occidentales”.

 

Los expertos advierten de las medidas legales que China podría tomar para compensar la pérdida de negocio en el mercado francés. Se trata de un mecanismo contemplado por la Organización Mundial del Comercio (OMC) conocido como retaliation y que ya se ha utilizado en otras ocasiones.

 

Si bien es una ley llamativa, no es descabellada teniendo en cuenta los objetivos 2030 de la Unión Europea”, señala un abogado especializado en derecho y moda, que no descarta que la ley termine afectando a más operadores.

 

En declaraciones recogidas por Eco-textile, Baptiste Carriere-Pradal, cofundador de la consultora 2BPolicy, señala que lo más probable es que la propuesta de ley salga adelante, pues ha contado con el apoyo unánime de todos los grupos. “Esta regulación francesa lleva a la industria de la moda a otra dimensión, la moda podría ser el nuevo tabaco, y algunos productos podrían tener su precio derivado principalmente de impuestos para alejar al consumidor de su adicción”.

 

 

 

 

Consultada por Modaes, Shein ha reaccionado. “El único impacto de la ley propuesta es penalizar de manera desproporcionada a los consumidores más conscientes del costo. Al crear un nuevo impuesto, el proyecto de ley no logra el impacto ambiental que pretende abordar, pero penaliza a un gran grupo de consumidores con ingresos modestos”, sostiene la compañía asiática. 

 

“En el tema central de esta propuesta, el trabajo del comité hace referencia a la redacción de un decreto sobre la definición misma de moda rápida, a la cual Shein no corresponde -prosigue-; el número de referencias ofrecidas por un minorista no es de ninguna manera un indicador relevante, sino que, por el contrario, revela un enfoque sesgado hacia la industria de la moda”

 

El operador online señala, además, que “esta propuesta de ley no mide objetivamente la huella ambiental de nuestra industria de manera relevante: el número de artículos no vendidos sería un indicador mucho mejor del impacto ambiental de los minoristas”. “Este proyecto de ley revela un profundo malentendido de la oferta, del sector en su conjunto, de la forma en que opera y, sobre todo, de los hábitos de los consumidores de Shein”, agrega.

 

 

 

 

Los motivos

“Cada año se venden en el mundo más de 100.000 millones de prendas. En Francia, en una década, el número de prendas que se ponen anualmente a la venta ha pasado de mil millones a 3.300 millones, más de 48 por habitante”, explica el texto en su exposición de motivos.

 

Y prosigue: “esta evolución coincide con la pujanza de numerosas marcas llamadas de fast fashion o moda efímera, que se caracterizan por poner en el mercado un gran número de nuevos modelos, así como por la renovación casi permanente de sus colecciones. En el vértice de este modelo express, la empresa de prêt-à-porter china Shein referencia una media de más de 7.200 nuevos modelos de prendas por día. Shein propone 900 veces más productos que una marca francesa tradicional”.

 

Según el texto aprobado por la Asamblea Nacional francesa, “esta evolución del sector de la moda hacia una moda efímera, que conlleva un aumento de los volúmenes y una política de precios bajos, influye en las actitudes de compra creando una pulsión de compra y una necesidad constante de renovación, que tiene consecuencias en el entorno, tanto sociales como económicas”.

 

Además de destacar el impacto en el medioambiente y en el empleo de la “producción textil a precios bajos”, el texto incide en que “el sector francés tradicional de la moda no puede hacer frente a esta competencia”. “Asistimos desde hace décadas a la deslocalización de la producción y a la entrada en concurso de numerosas compañías”, dice.