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Albert Alberich (Moda Re-): “Queremos mantener el rol de liderazgo en la recogida de la ropa”

Alberich lideró la expansión de Formació i Treball antes de incorporarse a Moda Re-, una iniciativa de Cáritas que se ha convertido en uno de los principales recogedores de ropa usada de España.

Albert Alberich (Moda Re-): “Queremos mantener el rol de liderazgo en la recogida de la ropa”
Albert Alberich (Moda Re-): “Queremos mantener el rol de liderazgo en la recogida de la ropa”
Albert Alberich es director de Moda Re-, una iniciativa de Cáritas.

Modaes

21 jul 2023 - 05:00

Antes de que existiera la responsabilidad ampliada del productor (RAP) y cuando la segunda mano era todavía sólo sinónimo de caridad, Albert Alberich ya estaba dedicándose al reciclaje de ropa. Alberich lideró durante años la fundación Formació i Treball antes de asumir la dirección de Moda Re-, una iniciativa de Cáritas España que bebe de la tradición de llevar ropa a la parroquia y que hoy quiere jugar un papel protagonista en la nueva cadena de valor de recogida, clasificación y reciclaje a la que obligará la normativa europea.

 

 

Pregunta: ¿Se les han acercado ya desde el Scrap?

 

Respuesta: Sí. Hemos estado en contacto con grupos que les han asesorado, recogiendo datos, facilitándolo todo. Es un contacto frecuente.

 

 

P.: ¿Cuál va a ser el rol del tercer sector en la nueva cadena de suministro?

 

R.: Queremos mantener el rol de liderazgo y de protagonismo en ese sector de la recogida de la ropa usada y la preparación para usarla y reciclar. El motivo más importante es la creación de puestos de trabajo, especialmente para los colectivos en riesgo de exclusión, que es el sentido que tienen las empresas de inserción. En Moda Re- somos 55 las empresas de inserción promovidas por varias empresas sociales que participan en el proyecto. Estamos cerca de 1.400 puestos de trabajo, más de un 50% destinado para estos colectivos, y con la voluntad de seguir creciendo y de realizar mejor el trabajo.

 

 

 

 

P.: ¿Cómo debe ser el reparto entre entidades como Moda Re- y entidades gestoras de residuos?

 

R.: Ante la expectativa de recogida aumentada de ropa usada, estamos en unas ratios de recogida muy inferiores a la media europea. Si nos comparamos con Francia, estamos muy lejos. Son muchos los municipios que no tienen una recogida separada de ropa. Creemos que este volumen de aproximadamente 110.000 toneladas que se recogen por separado aumentará notablemente cuando haya un contenedor por cada 1.400 habitantes. Lo importante es la capacidad de preparación para esa reutilización y reciclaje de calidad. Una cosa es recoger y acabar importando el residuo, con un futuro más limitado, pero el reto está en que tengamos la capacidad como país para poder preparar el volumen de recogida de alta calidad, que es el objetivo de la ley de residuos.

 

 

 

 

P.: ¿Cómo se puede dinamizar el consumo de segunda mano? ¿Hay estigmas?

 

R.: Sí, nos queda mucho recorrido. En España no llegan a 300 las tiendas de segunda mano promovidas por entidades sociales o mercantiles, sin contar las tiendas vintage que creemos que es un producto muy concreto con un impacto pequeño, pero con un alto valor económico.  Hay un reto como país que tiene que llegar a desestigmatizar la ropa de segunda mano. Esto está llegando con nuevos colectivos que hacen que el uso de ropa usada sea normal. Para Moda Re- es un reto hacerlo llegar a todos los rincones de España. Ahora mismo estamos con trece tiendas; cuando se constituyó la cooperativa en 2020 eran solo ochenta, y ya hemos abierto cincuenta. Estamos cerca de 30 corners en hipermercados y en más de ochenta ciudades españolas. Esperamos acabar con cien ciudades con nuevas aperturas para este año. Es un reto importante medioambiental, para alcanzar los objetivos de reutilización y garantizar nuevos puestos de trabajo. Para nosotros es mucho más que un punto de venta, realizamos una labor social y de creación de puestos de trabajo en las diferentes poblaciones.

 

 

P.: ¿Cómo ha sido la evolución de la demanda desde el inicio del proyecto?

 

R.: Moda Re- es un proyecto joven, pero los proyectos que se aglutinan de Cáritas tienen hasta treinta años de existencia, como Formació i Treball, por lo tanto, hemos notado que con la crisis llegaban nuevos colectivos a nuestras tiendas. En 2008, hubo un acercamiento de colectivos, que antes por desconocimiento, no contemplaban la ropa de segunda mano. Durante la Covid-19 también hubo un momento duro de cierre de tiendas, pero posteriormente, el colectivo joven, que es al que queremos llegar con más fuerza, se acerca a nuestras tiendas. Además, ha habido un incremento de gente joven en las tiendas gracias a campañas comunicativas como Redefine tu dresscode y en redes sociales normalizando su consumo. Independientemente, hay otras campañas de prevención con materiales disponibles en nuestra web para sensibilizar según la franja de edad en sus centros de formación, sobre el consumo responsable de la ropa y una guía de profesorado. Hace un año empezamos a colgarlo en la web y ya son cerca de 1.300 instituciones educativas que lo trabajan.

 

 

P.: ¿Qué hace falta para impulsar la oferta y hacer que la gente siga donando ropa?

 

R.: Una parte de la donación de ropa viene de que tengamos lo que busca la ley de residuos: una oferta razonable de contenedores. Si en una gran ciudad obligamos a una persona con la voluntad de donar a desplazarse 500 o 600 metros por una carencia de contenedor, no ayudamos al ciudadano. Una distribución adecuada de contenedores pasaría de dos kilos y poco en España a acercarnos a casi a los cuatro kilos de Francia. En España hay diferencia entre comunidades autónomas. Algunas recogen hasta cinco veces más ropa que otras comunidades como Eusakdi o Navarra, que tienen ratios muy altas, ya que hay muy buena oferta de contenedores. La consciencia la podemos pedir cuando la oferta sea razonable.

 

 

 

 

 

P.: El hecho de que la ropa terminé revendida y no donada, ¿pude limitar el volumen de ropa que se dona?

 

R.: Cada vez menos. Antes se oía mucho el comentario de “toda la ropa que donamos luego la acabáis vendiendo”. Sí, la acabamos vendiendo, pero es sin ánimo de lucro, son empresas de inserción con un reglamento muy concreto. La ropa que se dona se recoge, se clasifica en las tres plantas que funcionan en España con cerca de 300 personas empleadas. Por ello, la oferta que se hace en las tiendas se debe poder cubrir con unos gastos. Cualquier excedente que haya, se reinvierte en el proyecto. No hay un reparto de beneficios, todo queda en la creación de puestos y en el mejor trato de la ropa.

 

 

P.: ¿Cómo es la oferta de ropa usada? ¿Es adecuada?

 

R.: Cada vez que llegamos a una nueva ciudad, las reacciones son de que no tienen tradición de ropa usada, lo que intentamos es que la oferta sea homologable con su entorno, que no haya problemas de luz, olor… Es la única forma de que las personas con riesgo de exclusión adquieran los hábitos para ser contratadas por la empresa privada posteriormente. Cuando se pasa este primer filtro, se crea un proceso de fidelización y los clientes saben que la ropa se va a renovar cada semana por lo que les llegan nuevas oportunidades de compra asequible. En ese periodo de adaptación se sabe que las prendas siempre serán únicas. Si hay donaciones de marca, sí que puede haber repeticiones de modelo en diferentes tallas, pero el 90% de las prendas son únicas.

 

 

 

 

 

 

P.: ¿Como es la calidad de la ropa que recogen?

 

R.: Lo separamos en tres categorías. La reutilizable que copa un 50%. Hay que tener en cuenta que el textil es el tejido con más capacidad de reutilización que existe, por eso es importante que la recogida se haga bajo una entidad especializada para su posterior calificación. En la segunda categoría se encuentra la ropa reciclable, que copa entre el 30% y el 40%. Es ropa que tiene un desgaste excesivo o incluso está rota. La tercera categoría es la ropa contaminada, que puede contaminar también. Es preparada para ser convertida en energía. Con el reciclaje hay un cambio de paradigma: hasta hace un par de año, el 98% de la ropa clasificada se exportaba al sudeste de Asia para hacer productos de bajo valor añadido como aislamiento acústico o térmico de automoción. Gracias a un sistema de identificación de fibras que hemos implementado: hemos entrado en el reciclaje de alta calidad. De ese 98%, ya queda un 10% en España y Europa. Sin embargo, entre un 30-40% sí que se continuará destinado a productos de bajo valor añadido.

 

 

P.: Cada vez más empresas están aplicando principios de diseño circular. ¿Se nota en las prendas que se recogen?

 

R.: Estamos trabajando con grupos de ecodiseños para ver el proceso y los tipos de fibras. Sin embargo, este impacto de ecodiseño tardará años en llegar a la planta de reciclaje. En un escenario de dos o tres años es difícil que llegue, pero sí que es cierto que están trabajando en ello.

 

 

P.: ¿Cómo ve el sector de aquí a cinco años?

 

R.: Creo que habrá un cambio radical. La inquietud de la circularidad será una realidad, es un paso innegociable por la legislación y por la propia industria. En ese escenario sí que el ecodiseño puede haber empezado a tenerse en cuenta, pensando en la segunda vida del producto. Si no pudiera ser reusado, que sea reciclable. La legislación va a exigir cada vez más que parte de la producción no sea solo de materias primas vírgenes, sino que incluyan un porcentaje de producto reciclado en el textil. Que sea un reciclado para el preconsumo y posconsumo.