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Joan Santamaria, un SOS desde la industria

Es miembro de la tercera y última generación de la familia fundadora de Hilaturas Aranu, una compañía de Sadabell que nació especializada en hilatura de lana. A falta de un relevo generacional, “porque no he animado a mis hijos”, Joan Santamaria repasa su trayectoria en la compañía, que ahora se dedica a fibras para tejidos técnicos.

Joan Santamaria, un SOS desde la industria
Joan Santamaria, un SOS desde la industria
Hilaturas Aranu focalizó su producción en la fabricación de hilatura para textiles técnicos.

C. J.

27 jul 2023 - 05:00

Joan Santamaria Arnau, miembro de la tercera generación de la familia fundadora de Hilaturas Arnau, divide su trayectoria en la empresa por diferentes hitos. El primero, cuando empezó en 1989 después de licenciarse en Ciencias Empresariales.

 

 

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Santamaria reconoce que, desde pequeño, cuando su abuelo le llevaba a la fábrica, ya sabía que iba a trabajar en la industria textil. “Él no me hubiera permitido no probarlo, y claro, una vez que estás dentro, te quedas”, asegura. La empresa, con sede en Sabadell (Barcelona), dio sus primeros pasos de la mano de Francisco Arnau, que alquiló unas máquinas de hilatura de lana y luego montó su propia fábrica.

 

Fue precisamente en el ámbito de la maquinaria donde Joan Santamaria comenzó su carrera, “estuve unos años aprendiendo sobre el sector”, rememora. Los conocimientos que aprendió entonces Santamaria los aplicó en 1994, que él reconoce como otro punto de inflexión en la empresa.

 

“Había que cambiar toda la maquinaria y compramos una fábrica del sur de Francia que había cerrado, lo desmontamos todo y lo trajimos aquí”, explica el directivo. Con este movimiento, Hilaturas Arnau automatizó todos los procesos. En sus inicios, la empresa trabajaba como una hilatura de lana, la mayoría cashmere o angora, para prendas de género de punto.

 

 

 

 

Durante varios años, la empresa trabajó para grandes grupos como Burberry o Lacoste, y a principios del siglo XXI con compañías españolas como Inditex o Mango realizando lana reciclada de los desperdicios preconsumo. Pero llegó la deslocalización de la producción y hubo otro punto de inflexión en la compañía.

 

“Llegó un punto en el que la situación era insostenible”, sostiene Santamaria. La supervivencia de la empresa vino de la mano de una empresa francesa que quería hacer hilo reciclado de las fibras de los chalecos antibalas. “Como estábamos a punto de cerrar, nos agarramos a esta oportunidad como un clavo ardiendo”, recuerda el ejecutivo. Pero en un primer momento la cosa no fue bien, ya que la maquinaria de Hilaturas Arnau no estaba preparada para este tipo de fibra.

 

“Era un viernes por la tarde, y les dije a los técnicos que teníamos dos opciones: irnos a casa todos y cobrar el paro o pensar en qué mecanismos había que cambiar para poder hilar esta fibra -rememora Santamaria-; el lunes vinieron con los deberes hechos, los socios nos dieron luz verde a la inversión y en tres semanas ya estábamos cambiando las máquinas”.

 

 

 

 

Desde entonces, Hilaturas Aranu focalizó su producción en la fabricación de hilatura para textiles técnicos, reduciendo su dependencia de la moda. “Si no estuviéramos haciendo esto estaríamos en la UVI”, sostiene Santamaria. Ahora, con la nueva legislación sostenible, algunas empresas del sector vuelven a acercarse tímidamente a la compañía.

 

Con todo, Santamaria es prudente en lo que respecta a la transformación que le aguarda al sector: “es ilógico que estemos hablando de economía circular cuando muchas empresas se están muriendo, los grandes grupos ya no cuentan con Europa, la relocalización no existe, y todo depende del dinero, lo demás, es greenwashing”, sentencia el ejecutivo.

 

Sobre si la cuarta generación de los Arnau tomará algún día el relevo, Santamaria tiene una respuesta rotunda: “no”. El objetivo del directivo es encontrar un sustituto que tome su relevo cuando llegue el momento de su jubilación, aunque no tiene prisa: “todavía me quedan unos años y creo que tenemos tiempo de encontrar a alguien y no tengamos que cerrar la empresa”, confiesa.