Back Stage

Afterwork: Javier Lapeña, creatividad con método

El directivo cuenta con una extensa trayectoria en Dolores Promesas. Lapeña trabaja hoy de consultor estratégico y está involucrado además en varios proyectos. 

Afterwork: Javier Lapeña, creatividad con método
Afterwork: Javier Lapeña, creatividad con método
Lapeña cree que hoy en el sector falta reflexión y luces largas, y de su experiencia lamenta no haber pensado que todo tiene solución. “

I. P. G.

19 jul 2023 - 05:00

Quién

Javier Lapeña

 

Cargo y especialidad

Cofundador de Dolores Promesas y consultor

 

Dónde

Restaurante de Cristina Oria, en Madrid.

 

Cuándo

11:00 h.

 

Fin de su jornada laboral habitual

“No tengo horario fijo, pero rara vez estoy más de una hora con lo mismo y a las 18h procuro terminar”

 

 

Lee la Revista Modaes 47 

Sólo disponible para suscriptores premium

 

 

Dice Javier Lapeña que crear marca es como escribir una novela: un proceso creativo en el que hay mucho método detrás. Y como muchos escritores con sus libros, Lapeña continúa hablando de Dolores Promesas como si fuera una hija que alumbró. El ejecutivo, que hoy ejerce de consultor, comenzó a trabajar a los 17 años y empezó su carrera en la moda en 1995 en HD Lee, donde llegó a ser director de márketing y comercial sin haber cumplido la treintena.

 

La empresa operaba en España como una joint venture entre la multinacional VF Corporation, propietaria de la marca, y la familia Narvaiza, fundadores de los vaqueros Rok. Con apenas 26 años empezó a dirigir, recuerda Lapeña, un equipo “de tiburones”. “Hay que ser duro, pero complaciente; tener confianza y saber delegar”, dice el ejecutivo.

 

En 2006, de la mano de las fundadoras de la agencia Gallery, pasó de directivo a empresario y puso en marcha Dolores Promesas. La marca empezó a vender en 2006 y ese año facturó 200.000 euros. Un año después, los ingresos superaban el millón de euros. “Estuvimos a punto de morir de éxito; nacer sin mucha inversión fue lo que hizo que cayéramos, porque estábamos siempre ahogados”, recuerda.

 

 

 

 

Tras acogerse al preconcurso de acreedores en 2019, la empresa emprendió una reestructuración que se vio truncada por el estallido de la pandemia, y terminó en liquidación. La marca está hoy en manos de Niza. “Lo que hicimos muy bien fue la marca: hay mucha metodología detrás”, dice Lapeña.

 

“Aunque la gente asocia esa palabra al dato y al Excel, no es sólo eso: se trata de tener un para qué, tener valores de verdad, sinceros y honestos, y construir un storytelling muy alineado y bonito”, repasa. “No todo es inspiración”, asegura. “Yo era obsesivo con eso, hasta los asientos contables tienen que estar acordes con la misión”, dice Lapeña.

 

Para liderar un equipo, la clave del ejecutivo pasa por la confianza. “Hay que saber delegar, sobre todo cuando el equipo se equivoca; hay que dejar que tropiecen, porque ahí es cuando se aprende”, apunta Lapeña. “Cuando algo falla, la inercia es siempre llegar al despacho, solucionar marrones y sentirte bien, pero es que el directivo no está para eso: la tarea del C-level debería ser sobre todo pensar en la estrategia”, defiende.

 

 

 

 

Esa confianza nace, de nuevo, de una alineación con los valores y la misión de la compañía: “no se trata de obedecer al jefe, sino de pensar en la misma dirección”, dice el ejecutivo, y añade: “muchas veces no estarán de acuerdo, y de ellas, muchas tendrán razón”.

 

Lapeña cree que hoy en el sector falta reflexión y luces largas, y de su experiencia lamenta no haber pensado que todo tiene solución. “Impera un pensamiento único, cuando deberíamos cuestionarlo todo”, dice el directivo. “Cuando piensas ‘esta persona es insustituible’, ‘no se puede cerrar esta tienda’ o ‘si no avalo personalmente no me dan el crédito’, piensa otra vez”, ejemplifica. 

 

 

Javier Lapeña trabaja hoy de consultor estratégico y está involucrado además en varios proyectos, incluida la consultora Connecting Visions y en una fábrica de confección en Jaén.