Entorno

Tailandia, una ‘rara avis’ del ‘sourcing’ en el Sudeste Asiático que vira hacia el consumo

El país presenta un Producto Interior Bruto (PIB) muy superior al de sus vecinos del sudeste asiático y una economía volcada en industria y servicios. El auge del turismo dibuja nuevas oportunidades para la expansión de los operadores de moda en el mercado tailandés.

L. Molina

8 may 2018 - 04:49

Tailandia, un ‘rara avis’ del ‘sourcing’ en el Sudeste Asiático que vira hacia el consumo

 

 

Tailandia, una rara avis del Sudeste Asiático. El país, uno de los lugares con el salario mínimo más alto de la región, cuenta con una economía muy diversificada, en la que las exportaciones textiles tienen un peso muy bajo en el comercio exterior. No obstante, y pese a presentar un escenario menos atractivo, grupos como Lenzing, Pandora, Kering y Ecoalf han invertido en los últimos años para apuntalar su producción en territorio tailandés. En paralelo, un Producto Interior Bruto (PIB) per cápita muy superior al de sus vecinos y el auge del turismo internacional en el país perfilan un mercado de consumo cada vez más atractivo para los grandes operadores de moda.

 

Prayut Chan-o-cha, oficial del ejército tailandés, es el primer ministro de Tailandia desde agosto de 2014, tras liderar un golpe de estado que derrocó el Gobierno provisional instaurado tras la salida de Yingluck Shinawatra. La ex dirigente del país que dejó el cargo por orden del Tribunal Constitucional tailandés tras ser acusada de abuso de poder por la destitución de un alto funcionario.

 

Chan-o-cha anunció el año pasado la celebración de elecciones en noviembre de 2018, aunque los comicios podrían retrasarse hasta febrero de 2019. Por otro lado, Maha Vajiralongkorn es el rey de Tailandia desde diciembre de 2016, cuando asumió el trono tras el fallecimiento de su padre, Phumiphon Adunyadet.

 

 

 

 

Con un PIB per cápita de 17.800 dólares (14.877 euros) en 2017, la riqueza por habitante de Tailandia está muy por encima a la de Bangladesh, con 4.200 dólares (3.510,4 euros); Vietnam, con 6.900 dólares (5.767 euros); e India, cuyo PIB per cápita se situó en 7.200 dólares (6.017,8 euros) el año pasado.

 

El 90% de la economía tailandesa es generada por la industria y los servicios, mientras que el 10% restante corresponde a la agricultura. No obstante, el sector primario emplea a un tercio de la población activa del país. En los últimos años, el país ha acelerado su crecimiento económico, aunque las tasas son más modestas que en otros estados asiáticos. En 2017, el PIB se elevó un 3,7%, frente al alza del 3,2% registrada en 2016.

 

La sociedad tailandesa, por su parte, también contrasta con la de titanes asiáticos, dado que presenta una pirámide poblacional más envejecida. El 46% de su población, que asciende a más de 68 millones de habitantes, tiene entre 25 y 54 años edad, según datos de Cia Factbook, y la esperanza de vida es de 74,9 años.

 

 

 

 

Durante las últimas décadas, la pobreza en Tailandia se ha reducido sustancialmente, con el 7% de su población por debajo el umbral de la pobreza en la actualidad. En 2013, el Gobierno del país, entonces liderado por Shinawatra, aprobó una ley nacional que fijaba en 300 baht (7,86 euros, a tipos de cambio actual) el salario mínimo por día. En Bangladesh, el salario mínimo se sitúa en 5.300 takas (51,86 euros) al mes.

 

El pasado enero, el Comité Central de Salarios de Tailandia recomendó una subida del salario mínimo del 7%, hasta 330 bahts (8,65 euros) en las dos provincias más industrializadas del país, Chonburi y Rayong. Para Bangkok, la capital tailandesa, y seis provincias limítrofes, el organismo estipuló que las retribuciones mínimas deberían situarse en 325 baht (8,52 euros), un 4,8%.

 

 

El textil, un actor secundario en el comercio exterior

Las exportaciones textiles de Tailandia alcanzaron 8.550 millones de dólares (224,2 millones de euros) en 2016, frente a los 7.800 millones de dólares (204,5 millones de euros) de 2015, según datos del Observatory of Economic Complexity. El peso del sector en el comercio exterior está muy por debajo al de otras industrias como la de los componentes de ordenador y la del automóvil, gracias a que varios fabricantes japoneses de automóviles tienen sus plantas productivas en el país.

 

Entre los grupos internacionales del sector que cuentan con tejido industrial en el mercado tailandés está Lenzing. El fabricante austríaco de hilatura anunció a mediados de 2017 la construcción de una nueva fábrica en el país para producir fibra lyocell (viscosa más sofisticada), con una capacidad de producción de 100.000 toneladas al año. En paralelo, la compañía también constituyó una filial propia en el país.

 

 

 

 

A principios del año pasado, Kering también reforzó su estructura en Tailandia para blindarse ante la presión de los grupos en defensa de los animales. El conglomerado, propietario de firmas de lujo como Gucci, Balenciaga o Yves Saint Laurent, empezó el desarrollo de una granja de serpientes de pitón, cuya puesta en marcha está prevista este año.

 

Uno de los movimientos más recientes fue el de Pandora, que produce la mayoría de sus joyas en Tailandia y ayer anunció una inversión de 240 millones de euros hasta 2023 para contar con un mayor músculo productivo en el país. El grupo danés, que fabricó 117 millones de piezas en sus instalaciones de Bangkok, prevé aumentar su capacidad productivo entre el 7% y el 10% anual, hasta alcanzar los 200 millones de piezas al año. Desde diciembre, Pandora cuenta con un centro de innovación junto a una de sus fábricas, donde se trabaja en la mejora de los procesos de fabricación.

 

En 2018, la española Ecoalf, controlada por el fondo Manor Group, también ha puesto un pie en Tailandia, donde comenzó a elaborar tejido mediante el reciclaje de residuos procedentes de sus costas. El objetivo era reducir los costes de fabricación de la empresa y ganar volumen, dado que el mayor lastre económico continúa residiendo en el proceso de transformación de la basura en hilo.

 

 

Un mercado de consumo al alza aupado por el turismo

El cada vez mayor número de turistas internacionales que visita Tailandia, unido al aumento de los salarios entre la clase obrera del país, está favoreciendo que los principales retailers españoles de moda hayan tomado posiciones con tiendas en el territorio.

 

En 2016, Tailandia recibió a 32,6 millones de visitantes extranjeros, la mayoría procedente de China. El turismo, que representa cerca del 12% de la economía tailandesa, creció un 7,8% en 2017, hasta superar los 35 millones de turistas, según datos divulgados por el Ministerio de Turismo y Deportes del país.

 

Tras China, las nacionalidad más comunes son malasios y surcoreanos. Según previsiones del think tank Kasikorn, en 2018 las llegadas se elevaron un 6,5%, hasta rozar los 38 millones de visitantes.

 

 

 

 

Inditex contaba con veintidós tiendas de seis de sus cadenas en Tailandia a cierre de 2017, la mayoría pertenecientes a Zara, mientras que Mango finalizó 2016 (último ejercicio cerrado de la empresa) con 23 establecimientos en el país, todos ellos franquiciados. Tendam (antes Grupo Cortefiel) operaba con 8 tiendas en el mercado tailandés: cinco de Springfield y tres de Women’secret.

 

A escala internacional, El grupo H&M tiene previsto su desembarco en el país asiático en 2018 mediante la apertura de una primera tienda de Cos. La firma homónima de la compañía sueca está presente en el país con franquicias. En 2015, el titán galo del deporte Decathlon abrió su primera tienda en el mercado tailandés, situada en Bangkok. La empresa proyectaba la apertura de hasta cinco puntos de venta en los próximos años, todas ellas en la capital del país.