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Revista Modaes Especial número 50

Fibras ‘next gen’, el triple salto ¿mortal?

Desde mediados del año pasado, las empresas del sector de las fibras de nueva generación (next gen) en dificultades económicas se suceden. Renewcell, en quiebra, espera a un caballero blanco que la rescate.               

Fibras ‘next gen’,  el triple salto ¿mortal?
Fibras ‘next gen’,  el triple salto ¿mortal?
Tras la quiebra de Renewcell (en la imagen, uno de sus almacenes), los gigantes han comenzado a tomar posiciones.

Pilar Riaño

11 abr 2024 - 05:00

La industria de la moda está obligada a buscar sus nuevas materias primas pero, de momento, no invierte suficiente en ello. Desde mediados del año pasado, las empresas del sector de las fibras de nueva generación (conocidas como fibras next gen) en dificultades económicas se suceden. La crisis que ha supuesto el toque de atención definitivo para la industria ha sido la de Renewcell, a la espera de un caballero blanco que la rescate tras presentar quiebra en febrero. El que fuera mascarón de proa de la industria next gen (no por ser la única solución ni la más innovadora, pero sí la más avanzada en su llegada al mercado) corrió demasiado en saltar a Bolsa, no logró escalar su negocio y quedó lejos de lograr los acuerdos con grandes clientes que prometió a los inversores.

 

 

Revista Modaes

Especial número 50

 

 

 

El reciclaje textil no será nunca una realidad son algunas de las conclusiones rápidas del ajetreado periodo que ha vivido esta industria en el último trimestre. La quiebra de la compañía sueca Renewcell se ha convertido en la punta del iceberg de la realidad de un sector que, aunque clave para la sostenibilidad de la moda, no encuentra la llave de la rentabilidad del modelo de negocio. ¿Qué le ha pasado a Renewcell y qué puede significar para el resto de empresas en la carrera por encontrar la fibra del futuro?

 

Modelo, falta de madurez, precios, carencia de verticalidad y, en gran medida, presión del mercado por haber salido a Bolsa antes de lo necesario, son algunas de las razones que están detrás de la caída de Renewcell, una empresa cuya evolución ha sido seguida de cerca no por ser la única solución en reciclaje, ni la más innovadora, pero sí por ser la que estaba más avanzada en su llegada al mercado.

 

Renewcell nació a partir de la investigación de un grupo de científicos del Royal Institute of Technology de Estocolmo que buscaban una forma de producir bioetanol a través de la descomposición de celulosa. A medida que su investigación avanzaba, se dieron cuenta de que su método permitía descomponer la celulosa en algodón y viscosa, lo que podía ser clave en el reciclaje textil. En enero de 2012 fundaron Renewcell y a su material le llamaron Circulose.

 

 

 

 

La empresa, que su aprovechó el hype de la sostenibilidad e hizo márketing de ello, pronto captó el interés del sector. A finales de 2017, Renewcell incorporó a H&M como inversor minoritario. “La tecnología de Renewcell tiene el potencial de convertirse en una solución escalable y comercial para el sector y acelerar el viaje de una economía lineal a otra circular en la industria de la moda”, decía entonces H&M.

 

Tras la puesta en marcha de una planta de producción en Kristinehamn (Suecia) en 2018 con capacidad para producir 7.000 toneladas de su fibra reciclada, Renewcell consiguió los primeros grandes acuerdos. El primero fue con H&M, al que después se sumó Lenzing y en 2023, por fin, llegó Inditex, con una compra de 2.000 toneladas de fibra Circulose a través del fabricante chino de viscosa Tanshang Sanyou.

 

Pero antes de ello Renewcell ya había dado un importante paso que marcaría su futuro. El 26 de noviembre de 2020, las acciones de la empresa comenzaron a cotizar en el Nasdaq First North Growth Market, una división de Nasdaq Nordic y una alternativa para empresas más pequeñas en el continente europeo.

 

El salto de empresa privada a empresa cotizada es una de las razones que están detrás de la situación actual de Renewcell, a la espera de un caballero blanco que le salve de la quiebra que presentó el pasado febrero. La compañía saltó al parqué antes de haber encontrado la clave de la rentabilidad y sin haber logrado escalar su modelo, con la promesa a los inversores de los futuros acuerdos con marcas. Pero el mercado es impaciente y los compromisos tardaron en llegar y Renewcell, simplemente, se quedó sin fondos para sufragar su actividad.

 

¿Por qué no logró Renewcell mantener su negocio? En primer lugar, según diversos expertos, por su tecnología: el reciclaje químico de poliéster admite más impureza y es más fácil de reciclar que la fibra celulósica en que se basa Renewcell. Además, la producción se realiza en Suecia (con costes más elevados) y la empresa no cuenta con estructura vertical, lo que complica su operativa. Estos dos últimos factores, sumados a la falta de volumen, han hecho que los costes se eleven, llevando a precios de venta más altos. Con precios elevados, las marcas no invierten y si las marcas no invierten, no hay volumen. El pez que se muerde la cola.

 

Y, además, la legislación. Otro de los problemas de Renewcell ha sido, según fuentes del sector, que la legislación supuso un obstáculo a la de exportar su producto: pulpa reciclada, el paso previo a la fibra, considerada residuo en lugar de materia prima. Este hecho dificultó la exportación de la pulpa para, posteriormente, ser comercializada entre productores de fibras e hilos.

 

 

 

Para los gigantes de la industria, la quiebra de Renewcell, mascarón de proa de las fibras next gen, ha sido un toque de atención y en las primeras semanas de marzo comenzaron a verse ya movimientos. Inditex, por ejemplo, anunció la toma de una participación del 11% en Infinited Fiber, especializada también en reciclaje de fibra de celulosa, en el marco de una ronda de 40 millones de euros en la que también participó TTY Management, el vehículo de inversión de Tadashi Yanai, presidente de Fast Retailing.

 

H&M, por su parte, se ha aliado con el fondo de inversión Vargas Holding para crear Syre, una nueva empresa especializada en reciclaje de productos textiles. La operación, que supondrá una inversión de 600 millones de dólares durante siete años por parte de H&M, tiene el objetivo de asegurar el uso de materiales reciclados de la compañía y comienza con la puesta en marcha de una planta en el mercado estadounidense especializada en la creación de un hilo de poliéster reciclado.

 

Tras la quiebra de Renewcell, los gigantes han comenzado a tomar posiciones. “La sostenibilidad no es posible sin innovación. Y la innovación en sostenibilidad sólo es posible con la implicación de todos los operadores de la industria”, decía Óscar García Maceiras, consejero delegado de Inditex, en la última presentación de resultados. En 2023, el grupo gallego se comprometió a que en 2030 un 25% de las fibras que utilice sean materiales de nueva generación, “que hoy por hoy no cuentan con la escala industrial necesaria”, según señaló Maceiras.

 

El sector de las fibras next gen recibió en 2023 una inversión total de 500 millones de dólares. Esta cifra, calculada anualmente por Material Innovation Initiative, supuso un incremento del 8,6% respecto a 2022, pero se situó todavía muy lejos del récord de 2021, cuando la inversión total de situó en 1.100 millones de dólares. “Vamos a vivir algunos baches e incluso algunos accidentes. Pero no son señales del fin del momento de los next gen, sino de la madurez de la industria”, opinan desde Material Innovation Initiative.

 

Estas inversiones no son, sin embargo, suficiente. Pese a haber logrado el respaldo de Inditex, la propia Infinited Fiber ha tenido que ajustar su estructura y otras compañías como Spinnova también atraviesan dificultades. Con una carta de intenciones con el gigante brasileño Suzano para construir una planta de producción, Spinnova ha dado a conocer que sus previsiones para 2024 pasan por reducir su tamaño, tras haber finalizado 2023 con una caída de la facturación del 56%, hasta apenas 10,6 millones de euros.

 

En julio del año pasado, la compañía estadounidense Bolt Threads anunció que dejaba de producir su cuero vegano a base de hongos Mylo tras no encontrar el suficiente capital para escalar la producción. Entre sus clientes estaban empresas como Stella McCartney, Kering o Adidas. Bolt Threads tenía más de nueve años y una plantilla de más de cien trabajadores.