Entorno

Del convenio al Scrap: los retos de la moda en el nuevo curso

La moda emprende un curso lleno de desafíos, con la vista puesta a la vez dentro, con la negociación del nuevo convenio y la inminente legislación sostenible, y fuera, en el consumo y la geopolítica.

Del convenio al Scrap: los retos de la moda en el nuevo curso
Del convenio al Scrap: los retos de la moda en el nuevo curso
La legislación, especialmente en materia de sostenibilidad, la geopolítica, el entorno macroeconómico en todos sus grandes mercados y las cuestiones laborales son algunos de los retos del sector.

Iria P. Gestal

5 sep 2023 - 05:00

La moda enfrenta un nuevo curso con una batería de desafíos dentro y fuera de casa. La legislación, especialmente en materia de sostenibilidad, la geopolítica, el entorno macroeconómico en todos sus grandes mercados y las cuestiones laborales, con la negociación del primer convenio estatal del comercio textil en España, volverán a marcar la agenda de un sector acostumbrado ya a vivir en la incertidumbre.

 

 

 

El primer gran reto para la moda este año es el riesgo de una mayor ralentización de la economía mundial. Después de un 2023 mejor de lo previsto hasta el momento, los economistas esperan ahora una moderación del crecimiento en 2024, lastrado por las persistentes tasas altas de interés.

 

Los expertos rescatan la previsión de una recesión en Estados Unidos, aunque más tarde de lo esperado, y vuelven a encender las alarmas en China, donde el Gobierno está optando por una estrategia defensiva de mitigar riesgos antes que lanzar nuevas medidas de estímulos, según destacaba ayer Financial Times.

 

 

 

 

La moda suele ser el canario en la mina, porque, como bien discrecional, es de los primeros en sufrir el recorte del gasto. En Estados Unidos, las consecuencias se están ya notando: la práctica totalidad de las compañías cotizadas anotaron descensos de ventas en el país en el segundo trimestre.

 

En China, en cambio, es difícil medir el pulso del consumo de moda en las cuentas de las empresas, ya que la comparativa está adulterada por los efectos de las restricciones por la pandemia.

 

 

 

Durante el curso que empieza también continuará teniendo un papel protagonista la geopolítica, que ha cobrado especial importancia en las mesas de decisión de las compañías de moda.

 

El desarrollo de la guerra en Ucrania – y sus consecuencias indirectas sobre el mercado ruso, históricamente uno de los mayores para muchas compañías españolas- volverá a ser la gran incertidumbre en la agenda macro.

 

El entorno está marcado también por las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024 y el desarrollo de la guerra comercial con China, que escribió un nuevo capítulo el pasado agosto después de que la Organización Mundial del Comercio (OMC) considerara nulo los aranceles adicionales impuestos en 2018 por China a las importaciones de Estados Unidos.

 

En este contexto se enmarca también el Uigur Act, que limita las importaciones a Estados Unidos de productos procedentes de la región china de Xinjiang, donde la minoría uigur es sometida a condiciones de trabajos forzados. En los últimos meses, Washington ha estrechado el cerco a compañías chinas como Temu y Shein, que emplean vacíos legales para esquivar el veto a Xinjiang.

 

 

 

La otra gran incertidumbre es cuál será la evolución de la economía española, tras confirmarse el pasado verano el debilitamiento de la europea. “Los indicadores de actividad son relativamente mixtos y no es fácil concluir si la economía está yendo mejor o peor, y mucho menos, cuál será su devenir tendencialmente en el corto, medio y largo plazo”, reconocía Arcano Research en su último informe.

 

En el primer trimestre, el consumo privado se contrajo lastrado por la pérdida de poder adquisitivo de las familias por el episodio inflacionista del último año, sumado al endurecimiento de las condiciones de financiación bancaria.

 

Sin embargo, a principios de verano el Banco de España se mostraba optimista: “diversos factores apuntan a un mayor dinamismo del consumo de las familias respecto al trimestre precedente, si bien mantendría una cierta atonía”.

 

 

 

 

Entre esos factores destacan la fortaleza del empleo, la mejora gradual que han registrado los indicadores de confianza y las perspectivas de una relajación progresiva de las presiones inflacionistas.

 

“En cualquier caso, en los próximos trimestres el ritmo de expansión del gasto de las familias seguiría viéndose limitado por unas condiciones financieras más restrictivas y por unos precios todavía elevados”, señala el regulador. “Además, el aumento de los tipos de interés y del coste de la deuda podría incentivar a los hogares a destinar una mayor parte de su renta y del ahorro acumulado durante la pandemia a la amortización de préstamos”, añade.

 

Por el momento, el comercio de moda está aguantando bien el ejercicio: el sector acumula una subida de ventas del 4,3% en lo que va de año, con sólo un mes en rojo, mayo, que se vio impactado por la meteorología.

 

 

 

En el ámbito concreto del negocio de la moda, uno de los hitos en el horizonte es la entrada en vigor de la responsabilidad ampliada del productor (RAP), que obligará a las marcas a asumir la recogida, separación y gestión de los residuos antes de 2025. En tres mercados miembro, ya hay una política de RAP en vigor, incluyendo Francia, el mayor destino internacional de la moda española. Los otros dos son Suecia y Países Bajos, donde se aprobó el pasado julio.

 

Siete empresas españolas (Inditex, Mango, Tendam, H&M, Decathlon, Kiabi e Ikea) han constituido ya un sistema de responsabilidad ampliada del productor (Scrap), que cuenta con el asesoramiento de Andersen. La consultora colaborará con Enclave Ambiental para la parte técnica y con Pronet ISE en el ámbito de las TIC.

 

 

 

 

También el calzado cuenta con su propio Scrap, respaldado por Pikolinos, Pabloski, Mascaró, Gioseppo, Unisa, Wonders, Mustang, Zahonero y Pons Quintana.

 

El reto que afronta el sector es titánico y queda todavía mucho por hacer. Un informe de McKinsey encargado por la patronal europea Euratex estima entre 6.000 millones y 7.000 millones de euros la inversión necesaria para desarrollar la infraestructura de recogida, clasificación y reciclaje necesaria en todo el continente hasta 2030.

 

 

 

La moda no sólo tendrá que ponerse al día con la normativa de responsabilidad ampliada del productor. En el pipeline de la Comisión Europea están también otras como la de ecodiseño (Espr, en sus siglas en inglés) o la de declaraciones verdes.

 

Bruselas presentó el borrador para la primera el pasado junio, que incluye la prohibición de la destrucción de productos no vendidos, el desarrollo de un pasaporte digital de producto para mejorar la trazabilidad y un mínimo obligatorio de uso de fibras recicladas en la producción.

 

Por su parte, la normativa de declaraciones verdes (Green Claims Directive), que aspira a poner coto al greenwashing y que se encuentra también en revisión, prohibirá las etiquetas autocertificadas y establece que las marcas que realicen declaraciones vinculadas a la sostenibilidad de sus productos deben probarlo científicamente.

 

A esta lista se suman otras iniciativas como la directiva contra la esclavitud moderna o la de debida diligencia. Esta última será de aplicación a todas las empresas europeas y a las constituidas en un tercer estado siempre que facturen más de 150 millones de euros en el mercado común.

 

 

 

Los asuntos laborales volverán a ser un eje central en la agenda de la industria de la moda en el curso que arranca. Después de un año marcado por las protestas y la renovación al alza de algunos convenios, la Asociación Retail Textil España (Arte), impulsada por Inditex, emprendió en julio la negociación del primer convenio estatal del comercio textil.

 

La negociación empezó ya con polémica: el pasado julio, Fetico demandó a los sindicatos y Arte por quedar excluido de la mesa de negociación, formada por CCOO (con ocho asientos), UGT (con cinco), CIG y ELA (con uno cada uno).

 

Arte, por su parte, ya ha armado su equipo para encarar la negociación y ha confirmado el fichaje (efectivo desde octubre) de Ana López-Casero Beltrán, con amplia experiencia en organizaciones empresariales del sector farmacéutico, como presidenta.

 

El convenio estatal será de aplicación para las cadenas del sector (incluyendo textil y calzado, prendas de vestir, otros elementos accesorios y productos para el hogar) con una superficie de venta física total de al menos 3.500 metros cuadrados a escala nacional, tiendas físicas en al menos tres comunidades autónomas o más de 400 empleados.

 

 

 

Fuera de las fronteras españolas, las miradas estarán puestas en Shein, que ha retomado sus planes de salir a bolsa en Nueva York. Una posible oferta pública de venta (OPV) forzará a la compañía china, la más opaca de los gigantes del sector, a dar un salto adelante en transparencia.

 

Además, se espera que en los próximos meses se cierren algunas de las grandes operaciones corporativas anunciadas durante este año, como la compra de Capri por parte de Tapestry o la adquisición del 30% de Valentino por parte de Kering.