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Repeler a las bacterias y atraer a los rayos de sol: los tejidos inteligentes que se idean en España

F. Marín-Camp

23 jul 2015 - 04:45

Ni olores, ni picores, ni hongos. Nada de esto existe en unos calcetines desarrollados en la Escuela de Ingeniería de Terrassa (EET, en sus siglas en catalán), fabricados a partir de un tejido antibacteriano en colaboración con el grupo Sutran i Mas. La prenda, que consigue eliminar en más de un 97% los microorganismos existentes en la ropa, es sólo uno de los ejemplos del uso que tiene en la vida diaria la investigación textil.

 

El desarrollo de hilos y tejidos inteligentes es una de las ramas del textil en la que más se ha avanzado en los últimos años, tal y como asegura Xavier Cañavate, director de la EET. “Las mejoras experimentadas en este campo hace tiempo que están en la calle, aunque la gente no las detecte –explica el director–; los colores, la caída y la transpiración son algunas de esas mejoras, aunque estas no llegan al consumidor como un avance técnico, sino como una mejora en comodidad y diseño”.

 

En ocasiones, la investigación textil conecta también con la biotecnología. A través de esta disciplina se consigue, por ejemplo, desgastar los vaqueros a partir de enzimas pseudobiológicas que se comen el colorante. La biotecnología permite nuevas propuestas estéticas y de diseño, pero también confiere propiedades a las fibras para hacerlas más resistentes o para incrementar su componente térmico.

 

 

Cañavate divide la investigación que se está llevando a cabo en el sector textil en distintas ramas. Además de los hilos y tejidos, uno de los campos históricamente más desarrollados es el que atañe al medio ambiente. “Esta rama tiene que ver con la producción y trata, desde la depuración de afluentes hasta el tratamiento de residuos, pasando por la investigación en parámetros toxicológicos”, detalla el directivo.

 

El desarrollo de nanopartículas y de nanofibras, de un diámetro inferior a quinientos nanómetros, es otro de los focos de investigación en la EET. Las primeras se introducen en los tejidos para otorgarles nuevas cualidades, como la protección a los rayos ultravioletas. Las segundas, por su parte, facilitan que un corte cicatrice más rápidamente permitiendo que las células germinen en su base. “Su aplicación tiene lugar en el campo de la cirugía, pero en el futuro lo veremos también en el textil”, asegura Cañavate.

 

La investigación textil ha tenido una primera conexión con la moda a través de las marcas deportivas técnicas, más interesadas en ofrecer un producto con valor añadido. “Una vez superada la primera ofensiva de los grupos de moda deportiva, la moda de calle está empezando a incorporar los avances realizados en la investigación textil”. Aun así, Cañavate destaca que ve más interés en los pequeños grupos de moda, muchos de los cuales convertidos en distribuidores de grandes firmas, que en los gigantes del sector”.

 

Los estudios de Ingeniería Textil han despertado de nuevo el interés de los alumnos, con sesenta estudiantes en el último curso en la Universitat Politècnica de Catalunya. “Cada vez hay más estudiantes que empiezan la carrera de Ingeniería con la intención de especializarse en el sector textil”, admite Cañavate. Hay algo que juega a su favor: “A pesar de que el interés por estos estudios hubiera bajado en las últimas décadas, la investigación no se detuvo nunca”, asegura.

 

Muestra del interés creciente que la Ingeniería Textil despierta en el sector es la primera edición del Premio a la Innovación que concede la Asociación Textil Algodonera. El galardón, que reconocerá la labor de empresas y jóvenes talentos, está abierto a candidaturas hasta el próximo 15 de septiembre.