Clemente Cebrián: “No estábamos preparados para meter socios como LVMH”

Clemente Cebrián se sienta con Nude Project. El cofundador de El Ganso, que ha sido el último invitado en el podcast de la start up, ha recordado los problemas iniciales al empezar a operar con la firma en 2006 y ha repasado momentos clave como las negociaciones con LVMH y su posterior desvinculación de proyecto.

Clemente Cebrián y su hermano Álvaro Cebrián empezaron con El Ganso hace más de diez años. Cada uno con sus respectivos trabajos, los fundadores abandonaron sus carreras para dar inicio a su propio negocio. Según cuenta el entrevistado, los inicios de la compañía fueron duros, con poca repercusión y con problemas al arrancar. “Cerrábamos la caja del día y si habíamos vendido sólo 50 euros ya estaba bien”, ha señalado.

Durante los primeros años incluso eran ellos mismos los que llevaban los pedidos desde Madrid a otras ciudades, por falta de recursos para la distribución logística. Poco a poco, El Ganso fue ganando fans y escaló de Madrid a Barcelona, así como a otras ciudades nacionales. Años después, la empresa dio su salto al online. “Cuando la gente empezó a hacer los primeros pedidos llamábamos para ver si realmente había alguien detrás o era broma”, ha comentado en la entrevista.

“Cerrábamos la caja del día y si habíamos vendido sólo 50 euros ya estaba bien”

Diez años después de dar los primeros pasos, el conglomerado francés de lujo llamó a las puertas de la firma. “Estábamos en un momento donde se nos acercaron muchos inversores, pero cuando se acercó el brazo inversor de LVMH y vimos que no podíamos rechazarlo”, ha añadido Cebrián. En 2015, los propietarios vendieron el 49% del capital L Catterton (entonces L Capital), con el objetivo de expandir la firma alrededor del mundo. Sin embargo, en 2018, la familia fundadora recuperó el 100% de la firma.

“Teníamos muy pocas tiendas fuera y ellos nos plantearon un plan de expansión muy bonito; queríamos replicar el modelo que teníamos en España fuera”, ha señalado el fundador. Hasta 2015, la compañía registraba un crecimiento interanual del 30% y cuando entró el conglomerado de lujo la facturación del grupo ascendía a 50 millones de euros.

“Los que no estábamos preparados para meter socios de este calibro éramos nosotros”, ha destacado Cebrián al recordar la recuperación de la parte vendida al fondo. La empresa que llegó a tener una consejera delegada por encima de los fundadores, cogió un ritmo de una apertura por semana, lo que el fundador ha destacado en la entrevista que era “una locura imposible de asumir”.

“Te da la sensación de que todo el trabajo no merece la pena”

La compañía llegó a alcanzar una deuda de 30 millones de euros. “Te da la sensación de que todo el trabajo no merece la pena”, ha recordado Cebrián. La empresa estudió la posibilidad de presentar concurso, pero finalmente salió adelante.

El directivo llegó a hipotecar su propia casa, una decisión que ha tildado de “acierto” y que celebra años después gracias a la recuperación de la empresa. Además, la empresa se vio obligada a realizar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (Erte) con el objetivo de reducir costes. Con estas medidas, la empresa empezó a mejorar sus números y para 2023 ha apuntado a 70 millones de euros, tras crecer un 20% el último ejercicio.

Clemente y Álvaro Cebrián vieron un nicho entre marcas de moda con un posicionamiento elevado y el low cost. “Vimos el nicho de precios asequibles, sin ser baratos y que podíamos destacar por ahí”, ha recordado en la entrevista. La compañía empezó con un crédito de 20.000 euros y abrió su primera tienda en Fuencarral (Madrid). Actualmente, la compañía cuenta con más de 159 tiendas en todo el mundo.