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Cremalleras Rubí, nueva etapa: inyección de 650.000 euros para dar la vuelta al negocio

La compañía, que hace dos años pasó a manos de IRG Capital y Tenaci Partners, inicia una nueva andadura con miras a ganar velocidad y escala para regresar a la rentabilidad.

S. Riera

5 abr 2018 - 04:55

Cremalleras Rubí, inyección de 650.000 euros para ‘dar la vuelta’ al negocio

 

Cremalleras Rubí traza su nueva hoja de ruta. La compañía, en manos desde 2016 de IRG Capital y Tenaci Partners, ha dado una vuelta a su estructura para encarar una nueva fase en la que volver a la rentabilidad y asentar su sostenibilidad a largo plazo. La empresa, con una cifra de negocio de ocho millones de euros, lleva dos años mejorando procesos, acelerándolos y reorientándose al cliente. Para ello, sus nuevos propietarios llevan invertidos un total de 650.000 euros.

 

Con sede en Rubí (Barcelona) y una plantilla de 115 trabajadores, Rubí Industria de Cremalleras (antes Cremalleras Rubí) es una de las históricas del textil español. IRG Capital y Tenaci Partners rescataron a la compañía de los juzgados con una oferta de 5,53 millones de euros.

 

Entre sus clientes se encuentran desde estandartes del fast fashion, como Inditex, hasta retailers como Desigual o Benetton, y marcas con un posicionamiento más elevado, como Belstaff, Armani, Pinko o Max Mara, entre otras. La empresa también opera en el mercado de la ropa laboral.

 

 

 

 

El 40% de su negocio continúa siendo en España. En el extranjero, la compañía comercializa sus artículos en Italia, Francia, Alemania, Portugal, Marruecos, Túnez, Algeria y países del Este, como Rumanía y Bulgaria, y otros de Latinoamérica, como México.

 

“Hemos dado la vuelta a la empresa, hemos encarado una reconversión estratégica para enfocarla a los clientes”, ha explicado Miquel Nonell, consejero delegado de Rubí Industria de Cremalleras. “La empresa tenía un producto muy básico, pero contaba con un gran reconocimiento en el sector y le faltaba ser más proactivo en el mercado”, explica Nonell.

 

Según el directivo, la principal transformación estratégica que han acometido ha consistido en llevar al siglo XXI a una empresa que operaba como en el siglo XX, con la incorporación de nuevos procesos, el lanzamiento de nuevos productos de manera continuada o la comunicación directa con los diseñadores. “Se trata de ir más allá de vender cremalleras”, señala.

 

 

 

 

La empresa produce en la actualidad alrededor de cincuenta millones de cremalleras. Según Nonell, la compañía es competitiva en la cremallera metálica que, por peso, es más cara de importar y está avanzando a pasos agigantados para ganar protagonismo en el ámbito de la cremallera de latón y en el fast fashion, “que cada vez es más ultra fast fashion”, añade.

 

En la actualidad, Rubí Industria de Cremalleras es capaz de servir en un máximo de entre cinco y siete días, aunque está trabajando para reducir aún más los tiempos hasta situarlos en un máximo de dos o tres días. Nonell subraya que la empresa tiene una producción verticalizada, con maquinaria para producir los propios componentes de la cremallera.

 

 

Noventa años de trayectoria

Fundada en 1926, Cremalleras Rubí mantiene las oficinas y su única fábrica en la ciudad en la que nació: Rubí (Barcelona). En la década de los treinta, la compañía británica Imperial Metalurgic Industries (IMI) compró la empresa y, al no tener experiencia en el mercado de las cremalleras, se asoció con uno de los líderes europeos en el sector, el fabricante alemán Opti.

 

La compañía lideró el mercado europeo de las cremalleras hasta finales de los setenta, cuando irrumpió en el territorio el gigante japonés YKK. En 1981, el grupo presentó su primer concurso de acreedores. En aquel momento, la plantilla de la empresa, formada por 256 empleados, tomó el control convirtiéndola en una sociedad anónima laboral, bajo la que se ha mantenido hasta ahora. La compañía recuperó el nombre de Cremalleras Rubí en 1996.

 

 

 

 

En 2009, el grupo encaró su segundo concurso de acreedores por un fuerte descenso de las ventas y por el cierre del grifo crediticio de las entidades financieras, aunque pudo levantarlo dos años después. No obstante, la situación financiera de la empresa continuó siendo muy frágil por un fuerte endeudamiento consecuencia de un proceso de redimensionar la plantilla. A principios de 2015, Cremalleras Rubí regresó a los juzgados y encaró un proceso de liquidación ahogada por la deuda.

 

El nuevo propietario de Cremalleras Rubí, IRC Capital, es un grupo inversor que orienta sus operaciones a la producción textil, la automoción y la industria del papel; a empresas de aprovisionamiento y de logística, y de retail de moda. El fondo concentra su actividad en compañías de tamaño pequeño y mediano, con una facturación de un máximo de cincuenta millones de euros.

 

Detrás del fondo se encuentra Josep Maria Puig, presidente también de la consultora Ulled Asocaciados, junto a José Martín Rodríguez, también consejero delegado del grupo logístico especializado en moda Hansen&Cawley, y Xavier López Serra, ex directivo de este mismo operador.