Entorno

Un Mundo en Transformación: España, de ‘gran excepción’ política a económica en la Unión Europea

Fue uno de los PIGs, protagonizó después una recuperación que los expertos tildaron de sorprendente y hoy es la economía que más crece de la eurozona.

Iria P. Gestal

23 abr 2019 - 04:54

Un Mundo en Transformación: España, de ‘gran excepción’ política a económica en la Unión Europea

 

 

 

El tablero de juego del negocio de la moda ha dado un vuelco. La herencia de una crisis, la inestabilidad, el auge de movimientos populistas, los intentos de dar marcha atrás a la globalización y la amenaza de ralentización de la economía global han hecho fracasar uno a uno casi todos los pronósticos. El mundo está en transformación, y la moda, como actor global, debe adaptarse y transformarse con él. Modaes.es recorrerá, a lo largo de una serie de reportajes, las claves del nuevo orden en los principales mercados para el sector y cómo este puede afectar a uno de los negocios más globalizados del planeta.

 

 


 

De ser uno de los PIGs a capear la desaceleración de la economía mundial. De que la prima de riesgo copara todos los debates, de los bares a la televisión, a que Cataluña arrebatara todas la primeras planas. En los últimos años, España, la quinta mayor economía de la Unión Europea (cuarta, tras la salida de Reino Unido) ha dado un vuelco de 180 grados.

 

Mientras Europa vive constantemente amenazada por la sombra de una recesión, el país sorprende a los analistas con unas tasas de crecimiento que baten las del resto de socios comunitarios. En su última actualización de previsiones, el Fondo Monetario Internacional (FMI) sólo revisó una décima a la baja sus perspectivas de crecimiento para la economía española, frente a la rebaja de hasta 0,5 puntos porcentuales de Italia, por ejemplo.

 

El país mantendrá un crecimiento muy por encima de la media de la eurozona, aunque también desacelerará, con subidas del 2,1% en 2019 y del 1,9% en 2020, frente al alza del 2,5% registrada en 2018. Esta expansión contrasta con la prevista para la zona euro (del 1,3% y del 1,5%, respectivamente) y de otras potencias como Alemania, para la que se pronostican avances del 0,8% y del 1,4%.

 

 

 

 

Organismos como la Ocde o Goldman Sachs comparten el optimismo para la economía española. El banco estadounidense, por ejemplo, anticipa un alza del 2,3% para este año y ve “improbable” que cualquier Gobierno represente un “impacto mayor” para la economía. Con todo, la entidad alerta de que el consumo doméstico no será suficiente para compensar si se llegara a agravar la ralentización económica a escala mundial.    

 

El paro, la gran resaca que permanece todavía desde la crisis, continúa a la baja. El país cerró 2018 con la mayor creación de empleo en doce años, y el desempleo cayó hasta el 14,45%, su menor cuota desde 2008, según datos de la Encuesta de Población Activa, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Con todo, el FMI insiste en cada uno de sus informes en la necesidad de acometer una reforma laboral para “reducir la dualidad” entre empleados temporales e indefinidos y reducir el empleo precario.

 

Según el organismo, la tasa de paro apenas descenderá en los próximos años y no bajará del 14% en 2020 y 2021, mientras que el Gobierno anticipaba un mayor avance, hasta el 12% y el 10,7%, respectivamente.

 

 

 

 

La otra gran preocupación del FMI es el déficit. Según la institución, el déficit público del país rebasará en 12.000 millones el objetivo del 1,3% fijado para 2019, situándose en el 2,3%, y comenzará a escalar de nuevo en los próximos años hasta acabar en el 2,8% en 2024.

 

De hecho, el FMI señaló particularmente a España la necesidad de una mayor disciplina fiscal, pese a tratarse de un informe de previsiones globales. “En algunos países (Francia, Italia, España), deberían reconstruirse gradualmente colchones fiscales para evitar espirales adversas que se retroalimenten por el riesgo soberano y el bancario y para asegurar la estabilidad financiera”, apuntó la institución.

 

 

 

 

La política por encima de todo

Pero desde el mismo momento en que la economía comenzó a consolidar su recuperación, en 2015, los conflictos políticos tomaron el relevo. Manifestaciones masivas en Cataluña pidiendo un referéndum sobre la independencia derivaron primero en una consulta y terminaron desencadenando en una proclamación de la república, suspendida unos minutos después.

 

El denominado procés se precipitó en 2017, culminando en una votación ilegal el 1 de octubre bajo el mandato del entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que hoy reside en Bélgica para evitar ser procesado por la justicia española. Otros miembros del gobierno y de organizaciones civiles clave en el proceso, como la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural, están en prisión preventiva acusados de rebelión, sedición y malversación, entre otros cargos, por la organización de esa votación.

 

En este contexto de tensión se produjo la primera moción de censura de la historia de la democracia española, y la primera que prosperó. Fue registrada por el Grupo Socialista después de que la Audiencia Nacional sentenciara que el Partido Popular, entonces en el poder, se había beneficiado del esquema de sobornos ilegales para contratos del caso Gürtel.

 

 

 

 

Tras la aprobación de la moción, Pedro Sánchez, secretario general del Psoe, fue elegido presidente, el primero que no es diputado desde que se restableció la democracia. Con sólo 84 diputados de las 350 sillas del Congreso, Sánchez se ponía así al frente del Gobierno más débil de la democracia española.

 

Los independentistas catalanes, que habían sido clave para auparle a la presidencia, fueron también quienes le dieron el toque de gracia con su rechazo a los Presupuestos Generales. La negativa del Gobierno a no traspasar la línea roja de la autodeterminación rompió el diálogo con la Generalitat, y el PDeCAT y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) decidieron no apoyar las cuentas. Entonces, y tras una manifestación en la plaza Colón de Madrid por “la unidad de España”, Pedro Sánchez convocó nuevas elecciones generales para el 28 de abril, apenas ocho meses y medio después de llegar a la Moncloa.

 

 

 

 

En las elecciones, los debates sobre nacionalismos volvieron a copar gran parte del discurso político y mediático, en detrimento de las propuestas económicas concretas. Un nuevo actor en el mapa político, Vox, capitalizó parte de este interés con un discurso basado en la unidad de España y en recuperar “los valores tradicionales” del país.

 

La formación había dado la campanada unos meses antes, en las elecciones andaluzas, en las que España dejó de ser la gran excepción europea. Vox irrumpió en el parlamento de la comunidad más poblada de España con doces escaños, sólo cinco menos que los de la coalición de izquierdas Adelante Andalucía.

 

El viejo mapa bipartidista español ha quedado definitivamente enterrado. Psoe y PP concurren a las elecciones sabiendo que la mayoría absoluta es una quimera y que formar gobierno casi misión imposible. Los otros dos partidos con mayor representación en el hemiciclo, por su parte, van tomando posiciones: Ciudadanos ha descartado pactar con los socialistas, pero su alternativa es una alianza con la ultraderecha, como ya hizo en Andalucía; y Unidas Podemos ya negó su apoyo a Sánchez una vez.

 

 

 

 

El segundo país más envejecido del mundo

España es uno de los países más envejecidos de Europa. La natalidad está en descenso y la esperanza de vida es una de las más altas del mundo, mientras el saldo migratorio, motor del crecimiento demográfico durante los años previos a la crisis, ha perdido empuje, aunque continúa salvando, por los pelos, el aumento poblacional.

 

Según el Avance de la Estadística del Padrón Continuo del INE, que recoge datos a 1 de enero de 2019, la población residente en España ha superado, por primera vez desde 2013, los 47 millones de personas.  La cifra ha aumentado por tercer año consecutivo, con un alza del 0,6%, gracias al saldo migratorio, de 290.573 personas. En cambio, la población española retrocedió en 6.186 habitantes.

 

Entre la población migrante, los tres primeros puestos los continúan ocupando marroquíes, rumanos y británicos, mientras que los venezolanos escalaron hasta la séptima posición en plena crisis humanitaria en el país.

 

 

 

 

Casi uno de cada cinco habitantes de España, el 19,3%, tiene más de 65 años, y la edad media se sitúa en 43,4 años.  España será junto con Japón el país más envejecido del mundo en 2050, según proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde).

 

La población española mayor de 65 años representará el 26% del total de habitantes en 2031, frente al 19% actual y el 8,2% que copaba en 1960. No obstante, en algunas comunidades autónomas como Asturias el ratio de mayores de 65 años ya se sitúa en el 25%, mientras que el de menores de quince años es del 11,7%.

 

 

Moda: hogar del gigante

España es la cuna del mayor distribuidor de moda del mundo, Inditex, y el quinto mayor mercado de consumo para el sector en Europa. Pese a que no forma parte del circuito tradicional del sector, Zara ha colocado al país en el mapa global de la moda, que ven en España un mercado complejo, con dura competencia y precios bajos.

 

De los 32 estados europeos, España es el sexto país más barato para comprar ropa y calzado, frente a la decimocuarta posición que ocupaba en 2003. El país es un 12% más barato que la media europea, según datos de la agencia estadística europea Eurostat.

 

La deflación en el sector, motivada también por la irrupción en España de gigantes del low cost como Primark y la constante guerra de precios que mantienen las compañías de distribución desde la crisis, han contribuido a que el sector haya perdido progresivamente posiciones en los presupuestos familiares de los españoles.

 

 

 

 

Cada familia destina, de media, 1.514,8 euros a la compra de prendas de vestir y calzado, según los últimos datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares correspondientes a 2017. El dato supone un alza del 4,4% a precios corrientes, su mayor ascenso de la última década.

Pese a los avances, el gasto continúa lejos de los niveles alcanzados antes de la crisis. En 2007, el gasto medio por hogar en ropa y calzado ascendía a 2.075,5 euros. Sin embargo, el año siguiente comenzó una racha de descensos que no se rompió hasta 2014.

 

Por persona, el gasto en ropa y calzado se situó en 2017 en 608,6 euros, un 4,53% más que el año anterior. Se trata de la primera vez desde 2010 que el desembolso supera los 600 euros, pero, de nuevo, está aún por debajo de los niveles precrisis, cuando cada español gastaba más de 750 euros en moda al año.

 

Pero mientras pierde peso como mercado de consumo, España continúa reivindicando su lugar en el mapa global del sector. En 2017, el país se coló por primera vez en el top 10 de los principales exportadores mundiales de prendas de vestir, gracias al impulso de la internacionalización de grupos como Inditex, Mango, Tendam o Desigual.

 

 

 

 

Según los últimos datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el mercado español vendió al extranjero prendas de vestir por valor de 14.344,8 millones de dólares en 2017, lo que supuso un crecimiento del 11,8% respecto al ejercicio anterior. Sólo diez años antes, en 2008, España era sólo el duodécimo mayor exportador de prendas de vestir del mundo, superado entonces por países como Bélgica o Francia. El crecimiento de las exportaciones españolas de prendas de vestir se ha situado desde entonces en el 103,5%, es decir, más del doble.

 

Actualmente, España exporta más prendas de vestir (en valor) que potencias económicas occidentales como Francia, Reino Unido o Estados Unidos, y que economías emergentes como Indonesia, Camboya o Pakistán.