Cataluña impulsa un proyecto de I+D para generar menos residuos en la industria de la piel

Un consorcio catalán, liderado por el grupo de investigación A3 Leather Innovation Center de la Universitat de Lleida, ha invertido 2,2 millones de euros en un proyecto de I+D para hacer más sostenible y circular el proceso de tratamiento de la piel. En el proyecto, denominado Innpell, se han introducido mejoras en el proceso de fabricación que han permitido reducir hasta un 65% el uso de productos químicos sustituibles y un 40% el consumo de agua, según ha adelantado el Govern de Catalunya.

El proyecto lo ha desarrollado el consorcio ‘Comunitat Ris3cat per a la especialització intel·ligent de les indústries de la moda i de l'hàbitat a Catalunya’, impulsado por el Govern a través de Acció, la agencia por la competitividad de la empresa del Departamento de Empresa Trabajo l'agència, que ha financiado parte del proyecto. Además de los líderes del proyecto, en la iniciativa también han participado las empresas Leather Química, Curtidos Badia, la Compañía Arrendataria de Industrial Igualadina, Combalia, Miret, Curtits Aqualata e Igualadina de Depuración y Recuperación. Todas ellas miembros del Clúster del Cuero.

El objetivo global de Innpell ha sido “emprender una nueva estrategia para integrar la economía circular al sector de la piel”, explica la directora del A3 Leather Innovation Center, Anna Bacardit Dalmases, que destaca que “los resultados obtenidos permiten reducir los productos químicos utilizados en cada etapa en comparación con el proceso convencional”. “En este sentido, la experta recuerda que "el proceso de tratamiento tradicional que transforma la piel en piel acabada para diferentes aplicaciones, desde la marroquinería a la confección o el calzado, se ha ido transformando a lo largo de los años para hacerse más sostenible, pero aún se basa en el uso de sustancias químicas en grandes cantidades”, añade.

El consorcio ha trabajado durante tres años para reducir al 98% la concentración de cloruros y disminuir las aguas residuales

En el proyecto se han conseguido eliminar del proceso los productos químicos considerados más tóxicos y que acaban en las aguas residuales (como los sulfuros, disolventes o aldehídos, entre otros), que se han “sustituido por alternativas más respetuosas con el medio ambiente y la salud”.

El proceso “tradicional” implica un elevado “consumo de sal, que se utiliza habitualmente para conservar la piel fresca desde su origen hasta el inicio del proceso de tratamiento. Esta sal resulta difícil de eliminar de las aguas residuales y por eso tiene un impacto en la salinidad del agua de los ríos”, destaca la responsable del A3 Leather Innovation Center. Por cada piel procesada se necesitan aproximadamente 6 kg de cloruro sódico.

A lo largo de los tres años de duración del proyecto, el consorcio catalán ha investigado la introducción de mejoras en las diferentes fases del proceso de fabricación de la piel, y ha comprobado su eficiencia tanto a escala de laboratorio como en pruebas piloto por parte de las empresas participantes. El nuevo proceso de conservación de la piel emplea menos productos químicos y está libre de sal, ya que “utiliza una alternativa sintética más sostenible que permite reducir un 98% de la concentración de cloruros y, como consecuencia, también disminuye su impacto en las aguas residuales”.

Además, la nueva metodología permite también que el proceso de producción sea más rápido, con una reducción de un 15% del tiempo total empleado en todo el proceso de tratamiento. En un futuro próximo, el consorcio espera poder acabar de validar los prototipos de productos siguiendo este nuevo proceso más sostenible, de manera que la metodología se pueda introducir a escala industrial en el sector del adobe catalán.