Empresa

Liasa, de fabricar medias a cordones: cien años de adaptación

Los orígenes de La Industrial Algodonera (Liasa) se remontan a finales del siglo XIX de la mano de una mujer, Amparo Cogul, bisabuela de los actuales propietarios. En la actualidad, la empresa factura cinco millones de euros.

Silvia Riera

25 jun 2019 - 04:51

Liasa, de fabricar medias a cordones: cien años de adaptación

 

 

Jaime Cabré estaba entre los pequeños de un total de seis hermanos. Por su lugar en la familia, debía buscarse empleo fuera del negocio familiar, reservado sólo a los mayores. Se formó en las universidades de Montpellier y Oxford y arrancó su andadura profesional como bróker de seguros en una multinacional estadounidense. Sin embargo, el destino movió ficha y lo colocó al frente de un negocio familiar textil con una mochila de cien años de historia.

 

Los orígenes de La Industrial Algodonera (Liasa) se remontan a finales del siglo XIX de la mano de una mujer, Amparo Cogul, bisabuela de los actuales propietarios. Recuerda Cabré que Cogul perteneció a una generación de mujeres cuya formación giró en torno a las labores del hogar, pero sostiene que debió de ser su visión de negocio, sus aptitudes para la gestión y su tenacidad las que convencieron a su marido y a otros socios para convertir lo que empezó siendo una actividad doméstica en un negocio industrial. “Sabemos que antes de 1900 la familia ya trabajaba la fabricación de géneros de punto por encargo, como medias, calcetines y corbatas”, explica Cabré.

 

A lo largo de un siglo de historia, Liasa ha sobrevivido a una guerra, a tres transiciones familiares y a las sucesivas crisis que ha sufrido el textil. “En la familia siempre hemos afrontado las épocas difíciles con pasión y sacrificio, son conceptos clave del éxito en las empresas familiares porque no se viven tan intensamente en aquellas empresas que no lo son”, subraya el empresario. En la actualidad, la compañía, con sede en La Selva del Camp (Tarragona), factura cinco millones de euros y emplea a setenta trabajadores.

 

 

 

 

La cuarta generación de la saga familiar pilota el negocio de fabricación de cordones, cordones elásticos, cintas e hilo de polipropileno. La adaptación al mercado ha sido una de las máximas de la compañía, que empezó fabricando género de punto para dedicarse, más tarde, al hilo de coser, mechas para yesqueros, cordones para zapatos y, más adelante, cintas para cortinas, cordones para la confección o para el packaging.

 

“Abrimos dos artículos nuevos cada semana y tenemos un millón de referencias”, explica Cabré. “Nuestra especialización ha terminado siendo la personalización”, sostiene el empresario, quien señala que las producciones ahora han ganado velocidad y precisión para trabajar sin stocks y en tiempos muy cortos de entrega.

 

La última vuelta de tuerca que Liasa ha dado al negocio familiar ha sido entrar de lleno en el negocio B2C y enfocar su actividad por primera vez en cien años al consumidor final. La compañía ha lanzado la marca Liaflex, de cordones que no se atan, orientada al público infantil y adolescente, que ha empezado a comercializar a través de su propia plataforma de venta online.

 

Por otro lado, el próximo septiembre la compañía pondrá en marcha otro ecommerce, Cordonshop, esta vez de accesorios coordinados, donde distribuye cordones pero también cinturones, tirantes, gemelos, pulseras, corbatas e incluso pañuelos y pendientes.