Back Stage

Josep Mª Benaul (UB): “Inditex hubiera existido igual sin industria textil en Cataluña”

El profesor ha centrado toda su trayectoria profesional al estudio de la industria textil en Cataluña.

S. Riera

3 nov 2016 - 04:45

 

Josep Mª Benaul es profesor titular en la facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Barcelona (UB). Benaul, que impartió una charla sobre los inicios de la industria textil en Sabadell en las instalaciones de la patronal local del sector, explica que la industria textil proliferó en Cataluña por su idiosincrasia económica, pero no llegó a ser lo suficientemente competitiva para encarar la apertura del mercado español a finales del siglo XX ni para sobrevivir a los procesos de deslocalización.

 

Pregunta: Empresas como Inditex o Mango, ¿hubieran existido de no haber este legado industrial en el país?

Respuesta: Inditex hubiera existido igual sin industria textil en Cataluña. Desde un punto de vista lógico, no cuadra, porque en Galicia no hubo textil. En España, se ha pasado de la industria del textil de cabecera a la distribución que controla la producción. Sin embargo, en sus inicios, Amancio Ortega sí venía a Cataluña a comprar tejido y en Galicia había mano de obra barata para la confección.

 

P.: ¿De dónde viene la tradición textil en España?

R.: La industria textil es una de las industrias tradicionales, existe desde hace siglos para cubrir la necesidad de vestirse. Sin embargo, otra cuestión es el inicio del proceso de industrialización y su papel en la economía. En Reino Unido, que es donde nace, y en el resto de países de Europa en los que se expande, fue la industria algodonera la que lideró el textil.

 

P.: ¿Por qué el algodón?

R.: Porque de todas las fibras naturales que se utilizaban para hacer prendas o ropa de hogar, el algodón era la más higiénica, la más fácil de lavar. Hasta entonces, las piezas de algodón estampadas procedían de la India y eran muy caras, pero al desarrollarse la industria aquí, se abarataron. También se aprendieron los procesos de estampación y se prohibieron las importaciones para ayudar al desarrollo de la industria en Europa.

 

 

P.: ¿Cómo llegó a España esta industria?

R.: Mientras fue un proceso manual y tradicional, el textil en España estaba disperso en el territorio, pero con la industrialización se concentró en los lugares en los que obtuvo más ventajas. Así, se vació el resto de España. En Galicia, por ejemplo, estaba el lino, pero eran procesos domésticos que no pudieron competir en precio con el algodón, que cada vez fue abaratándose más. Primero, la industria textil en el país recibía el algodón de Egipto procedente de Malta, pero más tarde, de las propias colonias españolas en América.

 

P.: ¿Por qué el textil se forjó en Cataluña y no en otro lugar de España?

R.: Por varios motivos de la propia idiosincrasia de la economía catalana, la industria textil en España empezó aquí y permaneció aquí. Cataluña tenía un sistema de relaciones comerciales hecho a raíz de una agricultura muy dinámica. Este comercio también contribuyó a la llegada de algodón. Por otro lado, el hecho de que la tierra solo tuviera un heredero, obligaba a los demás hermanos a buscarse la vida. Y esto también dinamizó la economía.

 

P.: ¿Cuándo inició su expansión?

R.: Inicialmente, el tejido se comercializaba en el mercado interior. La misma agricultura fue la que propició una sociedad con un cierto nivel adquisitivo capaz de gastar el dinero en vestirse. Y, en consecuencia, una economía más mercantilizada tiende a la especialización. Más adelante, el comercio se extendió al resto de España y al mercado colonial. Del mismo modo que ocurrió en otros ámbitos, en las colonias se les compraba el algodón, la materia prima, y se les vendía el tejido estampado.

 

P.: ¿Cuál fue su importancia para la economía española de la época?

R.: En el siglo XIX, en España, era la industria moderna que más aportaba al Producto Interior Bruto (PIB) del país. Sin duda, el peso de la agricultura era mayor, pero todavía era muy tradicional.

 

 

P.: Su desaparición a finales del siglo XX, ¿fue la crónica de una muerte anunciada?

R.: España, en general, siempre fue un mercado poco competitivo y atrasado, con poco poder adquisitivo y mucha mano de obra. Este escenario fue una de las causas por las que la industria textil española nunca fue competitiva en relación con la que desarrollaron otros países y se optó por una política proteccionista, que se mantuvo hasta la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE).

 

P.: ¿Cuáles fueron las empresas estandarte de aquella era dorada del textil en el país?

R.: La España Industrial, en Barcelona, era la mayor fábrica del país, o el Vapor Vell, en el barrio de Sants, también en la capital catalana, propiedad de Joan Güell. En la calle Urgell de la ciudad, las instalaciones de la Escuela Industrial son las de la antigua fábrica Batlló. Más tarde, las fábricas se desplazaron fuera de la ciudad en busca de mano de obra más barata y de la energía hidromecánica, instalándose en la cuenca del río Llobregat, donde todavía permanecen las colonias.

 

P.: ¿Por qué el textil fue una de las primeras industrias en deslocalizarse?

R.: La deslocalización fue un proceso natural. El textil es una industria intensiva en mano de obra y, tecnológicamente, poco complicado, en comparación con otros. De ahí que todos aquellos países que inician un proceso de industrialización, empiezan por este sector. Antes que al textil en España, le ocurrió al de Reino Unido y al de Francia, pero como aquí habíamos estado tan protegidos, el impacto fue más fuerte.

 

P.: Hace unos años, ha empezado a hablarse de relocalización. Desde el punto de vista de la historia, ¿es posible que el textil regrese?

R.: Continúa siendo un proceso natural. A medida que se encarece la mano de obra, se desarrolla una industria tecnológicamente más compleja. De hecho, la industria textil que permanece en Cataluña ya no es intensiva en mano de obra y está todo robotizado. La industria tradicional puede regresar siempre que en los demás países los costes de producción o de logística se encarezcan.