Compañeros de viaje
22 feb 2015
“¿A usted qué le gustaría ser, un tendero amo y señor de su pequeño negocio o tener el 1% de El Corte Inglés?”. Esta pregunta, formulada mil veces en escuelas de negocios o tertulias de café, ha tenido siempre una respuesta clara en España: mejor cabeza de ratón que cola de león.
De forma consciente o accidental, lo cierto es que las empresas españolas, en moda y en todos los sectores, forman un ecosistema compuesto, principalmente, por pequeños átomos dispersos en el espacio. Julio Babecki, socio de L Capital, lo indicó en la edición de 2014 de Barcelona Fashion Summit: en el mercado español existen 6.842 compañías de moda, de las que 6.776 empresas tienen una facturación por debajo de los 25 millones de euros al año, una proporción mayor de pymes a la de Francia, Alemania o Reino Unido.
Expertos, intermediarios e inversores nos lo dicen una y otra vez: en la moda española falta dimensión para atraer al capital y, aunque lo hiciera, muchas empresas son reacias a dar la bienvenida a compañeros de viaje. A veces, los empresarios que han fundado una empresa y sus descendientes funcionan muy bien así, solos, arriesgando su propio dinero, reinvirtiendo los beneficios y haciendo crecer, paso a paso, su empresa. Pero en otras ocasiones negarse a la entrada de un socio en el capital puede ser catastrófico para una empresa que decide o ser familiar o no ser.
¿Todas las empresas españolas son así, todos se niegan a contemplar a un compañero de viaje en sus juntas de accionistas? Desde luego que no. Sin ir más lejos, está Inditex que, pese a tener a su fundador, Amancio Ortega, como accionista de control, es una empresa que decidió salir a bolsa para financiar su desarrollo.
También está Cortefiel, que tras pasar por la bolsa pasó a manos de tres grandes grupos de capital riesgo (CVC, Pai y Permira), o Pepe Jeans, que representa una verdadera historia de éxito del private equity en la moda española. Desigual cumplirá pronto un año con el grupo francés de inversión Eurazeo como compañero de viaje, con una participación del 10%, mientras Blanco se transforma tras la compra por parte de Alhokair, una operación sin la que habría agotado sus opciones de futuro. Hay muchos otros ejemplos.
En los últimos meses, se aprecian en la moda española otras deserciones al carácter tradicional del empresario español. Forecast, empresa extremeña embarcada en una efervescente expansión, ha decidido abrir el capital para dar el salto a los mercados internacionales, mientras Piel de Toro mira al Mercado Alternativo Bursátil (MAB), donde quiere debutar en el plazo de un año.
Por su parte, Shana, uno de los fenómenos del sector español de la moda en los últimos años, estrecha su alianza con el grupo chino Yueda, y busca, en paralelo, un socio para Double Agent. Y Tous perfila su futuro con la cesión de una participación minoritaria en el capital (proceso en manos de Morgan Stanley) como una de las opciones abiertas. Grupos como Bimba y Lola o Custo Barcelona, entre muchos otros, también se han mostrado abiertas a universo a compañeros de viaje que ayuden en su desarrollo.
Nadie puede asegurar que estas uniones, actuales y futuras, vayan a ser duraderas, ni que necesariamente vayan a dar como resultado una retahíla de grandes éxitos empresariales. En un sector tan competitivo como la moda, en una batalla tan dura como esta, nadie puede asegurar prácticamente nada.
Pero sí se puede decir una cosa segura tras echar una mirada a la galaxia empresarial fuera de nuestras fronteras: cuando en un sector económico como la moda las compañías familiares están abiertas a caminar con nuevos compañeros de viaje, las probabilidades de que en conjunto salgan fortalecidas son muy altas.
Modaes
Si Modaes es información rigurosa e independiente, On the record es opinión. Modaes expresa a través de este blog su posicionamiento sobre los asuntos más candentes del negocio de la moda y plantea debates sobre las polémicas que se declaran en el sector.
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