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José Manuel Martínez, un timonel paciente para virar un Titanic

El directivo se incorporó a Esprit hace seis años con el reto de dar un giro de 180 grados a la compañía alemana. Ayer, el grupo anunció su salida y el nombramiento de Anders Kristiansen como nuevo consejero delegado.

Iria P. Gestal

22 mar 2018 - 04:58

José Manuel Martínez, un timonel paciente para virar el Titanic

 

 

José Manuel Martínez Gutiérrez llegó a Esprit consciente del reto que tenía por delante. Se va, poco más de cinco años después, dejando la que fuera una de las diez mayores empresas del mundo más saneada, pero todavía en pérdidas, y con el reto pendiente de volver a crecer.

 

Licenciado en Administración de Empresas por la Universidad Autónoma de Madrid y máster en la J.L. Kellog Business School, Martínez comenzó su trayectoria profesional la consultora McKinsey&Company, de donde dio el salto a Inditex en 2005.

 

Desde su primer trabajo, con catorce años, nunca ha pasado más de un año en el mismo sitio: Madrid, Londres, Buenos Aires, Lisboa, Andorra, Copenhague… Hasta que el titán gallego le reclamó en su sede, y pasó seis años en A Coruña.

 

 

 

 

En 2016, decía en una entrevista a Modaes.es que Düsseldorf, donde tiene su sede Esprit, le parecía una parada más. Esprit le había fichado cuatro años antes, con el desafío de dar un viraje de 180 grados al grupo, que encaraba una dura crisis desde 2007 y que afrontaba, con él al frente, su cuarto cambio de rumbo.

 

Con un discurso locuaz y lleno de metáforas navales herencia, decía él mismo, de su etapa en la ciudad gallega, Martínez explicaba entonces que su intención pasaba por hacer Esprit más rápida, más eficiente, más enfocada a producto, y con una organización integrada verticalmente. Convertir Esprit en el Inditex germano.

 

Para hacerlo, se rodeó de un equipo de viejos conocidos: un dream team de ex Inditex para producto, aprovisionamiento y operaciones con los que seguir también hablando español en una sede con más de cuarenta nacionalidades distintas. Poco después de su llegada se sumó también como consejero José María Castellano, ex número uno del titán gallego.

 

Consciente de que el camino era largo, Martínez encaró la transformación de Esprit paso a paso y con la mente fría: “es una estrategia basada en el realismo, la estrategia por descarte sería irse, pero en mi opinión los problemas no se evitan, se afrontan, y en ello estamos”, decía en la misma entrevista. Los resultados empezaron a responder, pero China continúa siendo la piedra en el zapato del grupo.

 

El 1 de junio será su último día en la empresa. Hoy Esprit es un 40% más pequeña que cuando él entró y se encuentra en pérdidas, pero su posición financiera es saludable y la tendencia parece haber comenzado a revertirse.

 

“Tengo la misma sensación que un transatlántico que, para atracar en A Coruña, para los motores en Lisboa y llega por inercia”, comentaba el ejecutivo. Ayer, Martínez dejó el barco en tierras portuguesas y cedió el timón al danés Anders Kristiansen para llevarlo a puerto.