Entorno

Los hándicaps de España para seducir a la ‘neo relocalización’

Esta semana se celebra en Igualada (Barcelona) la feria Bstim, la única que existe hoy en España dedicada al aprovisionamiento de moda en el país. El tamaño, la inversión o la dificultad por atraer talento frenan la expansión de este sector.

S. Riera

4 mar 2019 - 04:49

Los hándicaps de España para seducir la ‘neorelocalización’

 

 

A España le cuesta atraer la neo relocalización. Turquía, Marruecos y Pakistán están capitalizando con el retorno de la producción en proximidad, mientras la industria española del textil y de la confección parece quedar fuera de este nuevo mapa del sourcing. El tamaño o la dificultad por atraer talento, junto con los costes laborales o la falta de inversión, frenan la expansión de este sector.

 

La Unión Europea ha frenado sus importaciones de China. Pese a ser aún de lejos el principal proveedor europeo de artículos textiles y prendas de vestir, el gigante asiático ha elevado sólo un 7,8% sus ventas al Viejo Continente entre 2014 y 2018. En los tres últimos años, además, las ha disminuido, con caídas del 5,2% en 2016, del 1,1% en 2017 y del 0,1% en 2018, según datos del Instituto Nacional de Estadística.

 

Bangladesh ha tomado en gran parte el relevo a la industria china. En el último quinquenio, las compras europeas a este país del Sudeste Asiático se han disparado un 67,8%. Sin embargo, donde también se han incrementado las compras ha sido en proximidad, sobre todo en Turquía, Pakistán y Marruecos.

 

 

 

 

La Unión Europea ha incrementado las compras al país euroasiático un 13% entre 2014 y 2018; un 63,8% a Pakistán y un 29% a Marruecos. Por el contrario, en este periodo, las ha contraído a otros dos de los polos productivos en cercanía, como Portugal y Rumanía, con retrocesos del 7,2% y del 10,2%, respectivamente.

 

En el caso de España, esta estadística queda tergiversada por el volumen de reexportaciones de los grupos de distribución, que marca un fuerte ritmo exportador del 42,3% en los últimos cinco años, a pesar de que el sector industrial no ha ganado cuerpo suficiente para acometer este crecimiento. De hecho, la evolución ha sido más bien la contraria.

 

Sin embargo, la industria española del sector intenta sacar pecho y reivindicarse como polo productivo de series cortas y rápidas para los grupos de distribución nacionales de moda, pero también para otros europeos. Esta semana, vuelve a convocarse en Igualada una nueva edición de Bstim, la única feria que existe en la actualidad en España dedicada al aprovisionamiento de prendas de vestir.

 

 

 

 

Uno de los principales hándicaps del sector manufacturero en España es el tamaño de sus empresas: las compañías de entre uno y 49 asalariados del textil, la confección y también de la piel y del calzado representa casi el 55% del tejido empresarial del sector, según los últimos datos del Directorio Central de Empresas (Dirce).

 

En la industria de la confección, cerca de 4.500 compañías tiene menos de 50 trabajadores asalariados; en el textil son 3.663 empresas, y en la piel y el calzado, 2.958 sociedades. Aquellas que no tienen asalariados suman 8.853 compañías. Sólo cuatro empresas del sector en España tienen más de un millar de empleados: tres de ellas en la confección y un en el calzado.

 

Por otro lado, además de atomizado, el sector está desmembrado, con clústers textiles de influencia local, lo que dificulta la creación de economías de escala para atraer producciones mayores. No sólo la colaboración interempresarial empieza a abrirse paso en el sector aunque de manera muy discreta, si no que, en ocasiones, no hay conexión entre los propios núcleos productivos del país.

 

 

 

 

La  neo relocalización implica sobre todo inversión en tecnología, en primer lugar, para contrarrestar los elevados costes laborales y, en segundo lugar, para ganar eficiencia en las series cortas y rápidas. Y es que el coste bruto por trabajador en el textil en España se situó en 2017 en 27.207,3 euros; en la confección, en 21.174,2 euros y, en el calzado, en 16.998 euros.

 

Según datos de Eurostat, la diferencia de España con otros países de la Unión Europea es abismal. Los costes laborales medios son un 18% más baratos que la media europea en Rumanía, un 42% en Portugal y un 95% en España.

 

A pesar de que los costes laborales están por encima de los de otros hubs productivos europeos, los salarios no son lo suficientemente atractivos en muchos casos para seducir a nuevas generaciones de trabajadores. El relevo generacional continúa siendo un reto importante para muchas empresas del sector en el país, que han ido solventando la cuestión con formación interna.