Entorno

Brasil, entre la extrema derecha y la izquierda: máxima polarización en el mayor mercado de la moda de Sudamérica

El país, que es la cuna de Santista o Riachuelo, se encuentra polarizado entre dos candidatos, según los últimos sondeos. Cualquiera de las dos opciones deja un espacio a la incertidumbre en torno a la cuestión de los aranceles, que es uno de los temas que más preocupa a las empresas internacionales.

Jaime Cevallos

5 oct 2018 - 04:42

Brasil, entre la extrema derecha y la izquierda: máxima polarización en el mayor mercado de la moda de Sudamérica

 

 

Las urnas partirán en dos al mercado de mayor consumo en Latinoamérica. El ultraderechista Jair Bolsonaro y el izquierdista Fernando Haddad pasarán a la segunda vuelta electoral en los comicios que se desarrollarán este domingo en Brasil, según los últimos sondeos. El resultado certificará la polarización en el principal mercado de la moda en Sudamérica, que tiene 208 millones de habitantes y es uno de los principales hubs productivos del textil de la región.

 

Brasil se encuentra inmerso en dificultades económicas desde 2013, cuando su producto interior bruto (PIB) descendió un 3,7%. En 2017, el PIB per cápita del país fue de 8.649 dólares.  A todo esto, hay que añadir los casos de corrupción de los últimos ejecutivos del país.

 

No obstante, las expectativas para el textil son buenas. El sector de la moda en Brasil moverá 5.016 millones de dólares en 2018 y se espera que la cifra siga creciendo a un ritmo de un 4,2% anual, hasta llegar a los 5.918 millones de dólares en 2022, según datos de Statista.

 

 

 

 

Los datos reflejan la recuperación del consumo de moda en el país, que se resintió en los últimos años debido a la crisis. De hecho, Brasil se encuentra inmerso en dificultades económicas desde 2013, cuando su Producto Interior Bruto (PIB) descendió un 3,7%, hasta situarse en 1.858,5 millones de euros. En 2017, el PIB del país fue de 1.819,4 millones de euros.  A todo esto, hay que añadir los casos de corrupción. El ex presidente Lula da Silva está en prisión cumpliendo una condena por corrupción y blanqueo de dinero.

 

Si el domingo se cumplen los pronósticos, los brasileños volverán a las urnas el 28 de octubre para decidir entre dos candidatos que son como el agua y el aceite, ya que se sitúan en los extremos de la derecha y la izquierda. Tanto el uno como el otro generan incertidumbre entre los inversionistas extranjeros, porque ninguno se ha pronunciado sobre las políticas arancelarias, que tanto inquietan a las empresas extranjeras que quieren operar en el país.

 

Jair Bolsonaro, un ex capitán del ejército 63 años de edad y afiliado Partido Social Liberal (PSL), acapara el 31% de la intención del voto. El candidato debe parte de su fama a su discurso de corte machista, racista y homófobo, así como a su reconocida admiración por la dictadura que gobernó el país entre 1964 y 1985.

 

 

 

 

El gran rival de Bolsonaro es Fernando Haddad, sucesor de Lula da Silva en el Partido de los Trabajadores. El candidato, de 55 años de edad, cuenta con el beneplácito del 21% de los votantes, según los sondeos. Haddad, que es hijo de inmigrantes libaneses, tiene una amplia trayectoria en la función pública, ya que ha sido ministro de educación durante el mandato de Lula da Silva y alcalde de Sao Paulo.

 

 

Un mercado impenetrable


Brasil, con sus 208 millones de habitantes, se ha convertido en la asignatura pendiente de la moda internacional. Sin embargo, no sólo se trata de un problema relacionado con las barreras arancelarias, sino que también hay que tener en cuenta la fortaleza de operadores locales como como Riachuelo, Hering o Renner, que han hecho de este país un mercado difícil para la expansión de empresas de moda extranjeras.

 

Por ejemplo, la española Inditex sólo opera en Brasil con dos de sus cadenas, Zara y Zara Home, sumando una red de setenta establecimientos a pesar de la dimensión del mercado brasileño. En México, por ejemplo, el gigante español cuenta con más de trescientos puntos de venta.

 

Las españolas Mango y Desigual intentaron conquistar el mercado brasileño y fracasaron en el intento. Uno de los últimos casos conocido es el de la británica Lush, que salió del país el pasado junio.