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Cristina García (Bureau Veritas): “Las certificaciones son una inversión en el intangible de la marca”

García es la directora de ventas de la división de productos de consumo Bureau Veritas España. La directiva asegura que en moda la legislación es más laxa que en otros sectores, pero las empresas apuestan cada vez más por los sellos como estrategia de comunicación.

I. P. Gestal

19 oct 2017 - 04:44

Cristina García (Bureau Veritas): “Las certificaciones son una inversión en el intangible de la marca”

 

 

Cristina García Gil está al frente de la división de productos de consumo de Bureau Veritas en España como directora comercial. La ejecutiva defiende que las certificaciones son una inversión en el intangible de la empresa y que en moda, si bien la legislación es más laxa, las empresas van por delante en materia de responsabilidad social corporativa. Entre los retos por delante se encuentra todavía la monitorización del uso de químicos en la cadena de valor para reducir el impacto medioambiental del sector.

 

Pregunta: ¿La moda es un sector especialmente regulado?

Respuesta: No lo es especialmente, de hecho va un poco por detrás de otros sectores. Dentro del área de consumo, hay categorías como los productos eléctricos o la puericultura, que son más restrictivos. Todo lo que tenga que ver con los niños es prioridad número uno, y en lo que se refiere a los aparatos eléctricos la seguridad juega un papel clave. No es lo mismo que a una camiseta le salga un agujero en el tercer lavado que una lavadora te electrocute. De hecho, tanto juguetería como aparatos eléctricos y electrónicos son dos de las categorías que necesitan obligatoriamente el marcado CE, que en el textil no es obligatorio.

 

P.: ¿Qué supone este marcado?

R.: Significa que cumples con todos los requisitos de la Unión Europea. Además, se necesita una declaración de conformidad diciendo que el producto es seguro. Cuando se introduce un artículo en la Unión Europea, el último responsable es el importador, no el fabricante. Poniendo este sello, el importador declara que se han realizado todos los controles previos para asegurar que el producto es seguro y que cuenta con los requisitos comunitarios. En moda, nos hemos encontrado con artículos que llegan directamente de China con ese marcado, lo cual es bastante sospechoso.

 

P.: Hay muchos certificados y sellos, ¿cómo reconocer los válidos?

R.: En el caso de las marcas obligatorias, es necesario acudir a un laboratorio que tenga capacidad para analizar eso en concreto. Si no es obligatorio, depende cómo se quiera posicionar la marca. Si se es una marca deportiva, por ejemplo, quizás se quiera demostrar que es resistente al frote, y eso requiere su propio estudio. Si se es una firma de lujo, se puede demostrar que a sus jerséis no les saldrán bolitas.

 

 

 

 

P.: ¿En una industria con una cadena de valor tan fragmentada y tan extensa es más complicado el control?

R.: Sí, pero también hay muchos puntos de control. Es más complicado porque cuando trabajas con proveedores lejanos pierdes visibilidad y control, es más difícil estar encima. Uno de los problemas principales es la subcontratación, una práctica que, en sí misma, no plantea un problema, pero si se hace sin control, sí puede incurrir en una serie de riesgos.

 

P.: ¿Cómo pueden abordarse esos riesgos?

R.: En Bureau Veritas trabajamos con las fábricas incluso antes de que la compañía empiece a trabajar con ellas, asegurándonos de que tienen la capacidad suficiente para hacer frente a los pedidos y los procesos que se le demandarán y anticipándonos a una posible subcontratación.

 

P.: Las empresas se quejan de que los sellos son muy caros, ¿es así?

R.: Sí que es difícil de asumir para las empresas pequeñas, pero muchas veces es necesario. Al final, es una inversión en intangible, aunque no sea tan visible como el márketing y no se pueda calcular el retorno de la inversión. Todos recordamos polémicas de marcas que tuvieron que retirar productos que no tenían la suficiente calidad y la crisis de comunicación que supuso.

 

 

 

 

P.: ¿Qué está haciendo bien el sector de la moda?

R.: En materia de responsabilidad social corporativa, la moda es un sector adelantado. También se ha avanzado en materia de transparencia y en iniciativas como las auditorías, una práctica que y a no está vinculada solamente a las grandes empresas.

 

P.: ¿Cuál es el siguiente paso?

R.: La siguiente frontera es el control de los químicos, que es quizás la parte donde hay más regulación. Hace unos años que nació el Reach, la normativa europea que regula precisamente el uso de los químicos y que abarca todos los sectores excepto el farmacéutico y la alimentación.

 

P.: ¿Qué sigue haciendo mal el sector?

R.: Todavía hay mucho camino que recorrer en el aspecto medioambiental y, por supuesto, en los salarios. Es necesario trabajar con los organismos de cada país para subir los salarios mínimos y mejorar las condiciones de trabajo.

 

P.: ¿Cómo ha cambiado las reglas del juego la presión de ONGs como Greenpeace?

R.: Han presionado para que nazcan proyectos nuevos como la Zero Discharge of Hazardous Chemicals (Zdhc), un programa en el que colaboran empresas como Inditex, Gap, H&M o Kering y que trabaja para eliminar el uso de determinados químicos en la industria.