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Susan Joho: “El reto más difícil para el sector con la nueva normativa es ser rentable”

La economista del banco Julius Baer y autora del último informe sobre el sector textil y ESG subraya la necesidad de educar al cliente en otra forma de consumir más allá del fast fashion.

Susan Joho: “El reto más difícil para el sector con la nueva normativa es ser rentable”
Susan Joho: “El reto más difícil para el sector con la nueva normativa es ser rentable”
Susan Joho, economista de Julius Baer y autora del último informe sobre el sector textil y ESG, sostiene que el gran desafío para el sector con la normativa que viene de Europa será la rentabilidad.

Cristina Sanchis

5 oct 2023 - 05:00

 

El mayo reto de la transición de la moda hacia la sostenibilidad está en la cuenta de resultados. Susan Joho, economista de Julius Baer y autora del último informe sobre el sector textil y ESG, sostiene que el gran desafío para el sector con la normativa que viene de Europa será la rentabilidad, y que subir precios será el único modo de seguir creciendo. La autora del informe destaca la necesidad de transmitir al consumidor la necesidad de consumir menos y, que, en caso de hacerlo, sea ropa reciclada y con materiales de bajo impacto. Además, la economista aventura que la nueva normativa no será exclusivamente para Europa y que países como China o Estados Unidos podrían replicar el modelo años después.

 

Pregunta: Aunque no deja crecer, el informe sobre textil y ESG muestra una estabilización del consumo global de kilos per cápita ¿Por qué?

 

Respuesta: La desaceleración se debe a que durante los primeros años la gente todavía se estaba costumbrando al fast fashion y las ventas estaban completamente disparadas, ahora la moda rápida es un modelo completamente implementado y ya no despierta las mismas sensaciones. Sin embargo, no lo desestimaría, me parece un crecimiento importante. Se espera que en 2030 el consumo sea de hasta 18 kilos por persona, ¡eso es tan sólo siete años!. Claramente, esta previsión se cumplirá si el sistema se mantiene tal y como ahora, veremos cómo evoluciona.  

 

 

P.: China ha anotado recientemente un crecimiento del consumo anual de kilos por persona, ¿llegará en los próximos años a los niveles de EEUU?

 

R.: Esperemos que no. Desgraciadamente, hay posibilidades de que pase, pero quiero pensar que probablemente en un futuro China también tenga que aplicar medidas de contención y de reducción de residuos. Incluso quiero pensar que la tendencia puede llegar a Estados Unidos y que en 2023 las empresas del país inviertan en sostenibilidad, aunque realmente son predicciones muy difíciles de acertar.

 

 

P.: ¿La nueva normativa en materia de residuos de la Unión Europea frenará el consumo de kilos en Europa?

 

R.:  Es complicado aventurarlo porque todo dependerá de los estándares en la calidad en la ropa y de las empresas europeas de fast fashion. Son ellos los que tienen que transformar gran parte de su modelo de producción y posconsumo para poder aplicar todos los requisitos de la Unión Europea. Además, va a ser una gran transformación también para la mayoría de retailers, un sector donde la nueva normativa será difícil de aplicar.

 

 

 

 

P.: La industria de la moda sigue siendo una de las más contaminantes, ¿cambiará la situación con la nueva legislación?

 

R.: Aunque siga siendo contaminante, claro que puede cambiar la situación. Actualmente, la mayoría de las prendas que se producen en el sector no se reciclan, pero con la nueva legislación se espera hacer todo lo contrario, lo que supondría disminuir el porcentaje de residuos y, por tanto, de contaminación. Sin embargo, este cambio requiere mucho tiempo y la industria no dejará de ser la menos contaminante de la noche a la mañana, pero hay que tener en cuenta que el cambio sí es posible.

 

 

P.: ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta el sector europeo con la nueva normativa?

 

R.: Básicamente construir un sistema de reciclaje común en el textil. Habrá partes más fáciles, pero investigar cómo reciclar las fibras y evitar que las prendas vuelvan a los países en vías de desarrollo será complicado, así como conseguir que todo el reciclaje se mantenga en Europa. Sin duda lo más difícil será ser rentable. Aunque todavía no hay nada claro, se intuye que la Unión Europea probablemente garantice alguna ayuda económica al principio y con esto las empresas podrían empezar, pero después es necesario alcanzar la rentabilidad. De todas formas, el sector está muy concienciado con lo que viene y creo que se están preparando bien para el cambio.

 

 

 

 

P.: ¿Qué rol tiene el consumidor?

 

R.: El sector tiene que mandar un mensaje: ¡ey el fast fashion no es sostenible! En ese momento, el consumidor esperemos que elija las opciones más sostenibles. Tendrá información de la que ahora carece, como el país de procedencia, la fabricación… por lo que sólo queda esperar que el cliente tome las mejores decisiones.

 

 

P.: ¿La única manera de que el sector sea sostenible es reducir el consumo?

 

R.: Sí, llevamos más de veinte años consumiendo de manera masiva, es muy difícil para el sector cambiarlo. Es muy complicado también para el consumidor transformar su modo de compra y no existen los incentivos para acabar con el fast fashion. Igual ahora es tendencia reducir el consumo de carne porque se ha demostrado que es una industria muy contaminante y ahora está de moda ser vegetariano o comer de manera más saludable, los consumidores ya se están dando cuenta que es muy importante reducir el consumo de ropa.

 

 

P.: ¿Se puede desacoplar el consumo de ropa del consumo de recursos? ¿podemos seguir creciendo a este ritmo si consumir tantos recursos naturales?

 

R.: Por una parte diría que no, porque todo el mundo necesita ropa y es imposible que el proceso de creación tenga cero emisiones, básicamente porque se necesitan recursos como la electricidad, por ejemplo. Sin embargo, por otra parte diría que sí, porque podemos tener otros modelos de producción, hacer el esfuerzo de utilizar los recursos que tenemos, pero optimizándolos e intentando generar el menor impacto medioambiental.

 

 

P.: Si el consumo tiende a estabilizarse, ¿cómo pueden las empresas seguir creciendo? ¿La única manera es subiendo precios?

 

R.: Sí, la única manera es subir precios. La gente necesitará ropa igual y comprarán aunque este sea más elevado. Puede que haya una regulación global del sector en cuanto a precios, pero de momento es la única solución.

 

 

P.: ¿Puede la ropa reducir su impacto manteniendo el mapa actual, con producción en Asia y el grueso del consumo en Europa y EEUU?

 

R.: Es difícil, aunque supongo que si se aproxima todo, algunas compañías no podrían soportarlo. De todas formas, la moda siempre ha sido un sector muy adaptable y estoy segura de que estos países se pueden adaptar e incorporar tendencias nuevas de sostenibilidad