La industria española de la moda reduce sus emisiones al mínimo histórico

La moda española mejora su impacto medioambiental. La legislación aprieta, y el sector ha reaccionado: en 2022, el textil, la confección y el calzado en España registraron su mínimo histórico de emisiones de sustancias contaminantes a la atmósfera, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

El año pasado, la industria textil redujo sus emisiones un 13,4%, hasta 923,3 millones de toneladas, respecto a los 1.057 millones de toneladas registradas en 2021. Esta cifra ha ido disminuyendo año tras año, en parte, gracias a las nuevas legislaciones para la industria, aunque también depende del propio volumen de actividad. En 2019, el sector de la moda alcanzó 1.157 millones de toneladas en emisiones contaminantes en España, siendo este el peor año de la década.

Por sustancias contaminantes, el dióxido de carbono es la que concentra el grueso de las emisiones del sector, con 438,6 millones de toneladas. En 2016, alcanzó la cifra de 615,2 millones de toneladas, una cifra que ha ido reduciendo año tras año.

Le sigue el metano, con 431,3 toneladas este año. Este tipo de emisiones registraron el peor dato 2013, hasta 654,9 toneladas. Por su parte, las emisiones de óxido de nitroso se han reducido hasta 100.000 toneladas, la mitad que el año anterior. 

Por otro lado, el hidrofluorocarbono ha superado la cifra de 2021 y ha alcanzado 43,5 millones de toneladas en emisiones contaminantes. La peor cifra se registró en 2013, con 206,1 millones de tonleadas.

Sin embargo, el hexafluoruro de azufre se ha mantenido en línea con un 0% de emisiones contaminantes en España a lo largo de esta década. Este año, el INE no ofrece datos de algunas de las sustancias contaminantes como el amoníaco, los óxidos de azufre o el monóxido de carbono, entre otros contaminantes.

Del total de gases de efecto invernadero que la moda emite a la atmósfera, el 20% viene del uso de los consumidores, otro 3% corresponde al transporte de mercancías, mientras que un 3% a las actividades de comercialización y otro 3% corresponde a la vida final de las prendas, según apunta el informe Fashion on climate, elaborado por Mckinsey.

Se prevé una progresiva reducción de las emisiones gracias a los programas de descarbonización, la mejora de la eficiencia en procesos como el hilado y tejido, y el procesado en seco de las prendas. La reducción también depende, dice el mismo informe, de que se avance hacia modelos con una producción más ajustada, con menos residuos y la aplicación de modelos circulares.