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El boom de los tocados en España: de la influencia inglesa al handmade nacional

Agustina Chirio

19 dic 2013 - 04:50

 

Famoso por ser uno de los accesorios más elegantes y simbólicos del ajuar de novia, el tocado es una pieza con significado e historia que se ha revalorizado en los últimos años. De la mano de actrices, modelos y miembros de la nobleza, los arreglos para la cabeza para bodas y todo tipo de eventos de día y de noche se han vuelto tendencia. En los últimos años se ha producido en España un boom de los tocados y se ha desarrollado un mercado fragmentado con una oferta variada, que se enfrenta a retos como la estacionalidad de las ventas, el precio o la competencia de grandes compañías.

 

El boom de los tocados llegó a España en los últimos años tras un proceso de internacionalización inspirado principalmente en Inglaterra y la moda de la realeza. Inicialmente la región pionera en esta moda fue Andalucía, y luego se expandió al resto del país con pinceladas de estilo propias de cada provincia.

 

El sector de tocados en España está plagado de pequeñas marcas que elaboran productos artesanales y que, por no contar con recursos suficientes para abrir las puertas de un espacio físico, optan por el canal de venta online y fabrican bajo pedido. Algunos ejemplos son Tousette, Lucía Be y NoNaLy, tres enseñas con un modelo de negocio basado en el ecommerce. Las grandes compañías distribuidores de tocados no abundan en el país y las destacadas son OnTop, Pronovias y Rosa Clará (estas dos últimas líderes en moda nupcial), que ya cuentan con presencia internacional.

 

España exportó en 2012 un total de 58,2 millones de euros en sombrerería (categoría en la que se incluyen los tocados), y 43,5 millones en los primeros nueve meses de 2013. En lo referido a importaciones, la cifra de 2012 supera los 116 millones de euros, y de enero a septiembre de 2013 ya alcanzó los 80,8 millones, según datos del Icex.

 

La compañía más importante en el sector de la moda nupcial es Pronovias, que tiene más de 200 tiendas y 3.800 puntos de venta en España y en el resto del mundo. El precio de los tocados  oscila entre los 100 y los 150 euros, dependiendo de la cantidad de apliques y la elaboración de la pieza, aunque también se pueden encontrar algunos de 75 y 90 euros. No obstante, ni Pronovias ni Rosa Clará (la segunda compañía española en el sector de la moda nupcial) fabrican productos artesanales o bajo pedido, actividad que sí realizan los pequeños productores que producen diseños personalizados y exclusivos.

 

OnTop Barcelona es una cadena  especializada en complementos para la cabeza fundada de la mano de Marta Martínez y Christian Meyer (hermano del fundador de Desigual, Thomas Meyer) en 2011. La directora general de la compañía, Marta Martínez, asegura que el boom de los tocados ha disparado las ventas y la misión de la empresa es revolucionar la decoración de la cabeza en los eventos.

 

En el segmento más alto del mercado, un referente internacional en el sector es Philip Treacy, cuyos tocados han vestido las cabezas de celebridades, artistas y miembros de la realeza europea. Dos enseñas relevantes en España son Mabel Sanz y Pablo y Mayaya (elaboran los tocados de la princesa Letizia). Muchos de sus productos son elegidos por personalidades locales, lo que ha generado un efecto contagio en la población, provocando que cada vez más mujeres se animen a decorar sus cabezas.

 

Entre las marcas más pequeñas con oferta de tocados destacan NoNaLy, con sistema de ecommerce y precios de 60 a 150 euros, y Chocolate y Aguamarina, con tienda en Barcelona que distribuye accesorios a partir de 45 euros. En Madrid, la marca Beny Sanz ofrece la posibilidad de comprar o alquilar tocados para novia e invitadas, que oscilan entre los 60 y los 120 euros. Charo Agruña es otra tienda madrileña de tocados y flores, y distribuye accesorios simples desde 40 euros hasta tocados de seda que llegan a 500 y 800 euros.

 

En Internet también está Derett.com, un almacén virtual de complementos en el que se pueden encontrar tocados y sombreros de todo tipo y tamaño para eventos y bodas, de fabricación española y en precios que oscilan entre 100 y 250 euros. A esta última se suma Hawker, una tienda online con oficina comercial en Madrid que ofrece tocados de todo tipo, incluso para niños, y elabora complementos por encargo. Algunos de los desafíos del sector son la estacionalidad y los elevados precios, producto de altos costes de fabricación.

 

Para José Puerta, director de Tousette, una firma de tocados artesanales nacida en 2010, el período que va de noviembre a enero es una época en la que el negocio se paraliza, ya que si bien hay sombreros de invierno, en España no se llevan tanto por falta de costumbre. Además, aunque existan productos más económicos, hay quienes prefieren no gastar el dinero en un complemento para la cabeza, muchas veces por desconocimiento de la naturaleza handmade y de fabricación nacional del producto.

 

La historia de los tocados

En el Antiguo Egipto ya se usaba el decorado en la cabeza, y no sólo las mujeres sino también los hombres, sin importar su clase social. Los faraones lucían costosas tiaras y los estratos más bajos de la sociedad se adornaban con flores y arreglos sencillos. En la Edad Media también se llevaba tocado pero con un carácter religioso, asociado a un símbolo de pudor.

 

A principios del siglo XX, la primera guerra mundial forzó a la austeridad y la indumentaria se redujo sólo a lo imprescindible. Entre los años veinte y treinta resurgió con fuerza la moda y el rol de la mujer en la sociedad, y con ellos los nuevos tocados para el cabello, muchos de la mano de Coco Chanel, que inició su trayectoria como sombrerera.

 

La moda de los tocados se vio enaltecida gracias a celebridades y grupos aristocráticos que impusieron la tendencia de llevar sombreros y arreglos en el pelo, como Jackie Kennedy con el sombrero pill-box. Las siguientes décadas dieron lugar a la experimentación y la innovación en el campo de los tocados, llegando hasta la actualidad con combinaciones infinitas para el pelo.

 

Actualmente, estos complementos se usan para eventos de día y noche (variando en tamaño), y lo mismo ocurre con las bodas, en las que lo pueden llevar tanto la novia como las invitadas. Pueden utilizarse con vestidos cortos o largos y la selección depende del momento del día y la estación de año. Llevan piedras o lentejuelas, por ejemplo, en una boda nocturna, y flores, rafia o encaje en una boda de día, mientras que en invierno pueden llevar terciopelo. Los hay con diademas en la frente, estilo vintage, y con mantillas y apliques de cristal.