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Hong Kong cambia de piel: de ‘hub’ del aprovisionamiento a lanzadera del diseño local

Iria P. Gestal. Hong Kong

22 ene 2016 - 04:53

Hong Kong Fashion Week

 

 

Renovarse o morir. A medida que el papel de Hong Kong como polo de aprovisionamiento pierde peso, la región, y su salón de moda, Hong Fashion Week, ha asumido que debe mutar de modelo. El evento, que cerró ayer su 47 edición, busca posicionarse como catalizador del diseño del Sudeste Asiático, inclinando cada vez más la balanza hacia los desfiles, frente a los expositores tradicionales.

 

Las políticas arancelarias y su situación estratégica convirtieron a Hong Kong en un polo de aprovisionamiento clave en la región. China, con una industria manufacturera barata y en alza, se convirtió tras su entrada en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en la mano de obra de la moda occidental, pero el país todavía estaba en pañales.

 

Hong Kong, en cambio, había sido colonia británica y sabía cómo gestionar los negocios con Europa y Estados Unidos. El inglés estaba mucho más extendido y los controles de calidad y el control gubernamental estaban más implantados en la región administrativa especial que en el continente.

 

A esto se sumaron unas medidas arancelarias muy flexibles perfectas para convertirla en el hub asiático del aprovisionamiento. Con la implantación del Mainland and Hong Kong Closer Economic Partnership Arrangement (CEPA) en 2006 las exportaciones de Hong Kong a China dejaron de estar gravadas con aranceles, favoreciendo que muchas compañías occidentales establecieran en Hong Kong su centro para aprovisionarse en la región.

 

Sin embargo, la apertura de China y el encarecimiento del país frente a otras regiones del sudeste asiático están cambiando este escenario. Las compañías europeas ya no temen negociar con proveedores chinos directamente. “Antes a las empresas occidentales les daba mucho miedo ir a China: hacías un pedido y no sabías lo que te ibas a encontrar cuando te llegara la mercancía”, dice Shlomi Hersckovitz, responsable de Zhenjian Tianpai Knitting, un proveedor chino que fabrica para compañías como Victoria’s Secret, Marks&Spencer y Calvin Klein.

 

En paralelo, los costes de producir en China se han elevado en los últimos años, trasladando parte de la producción a otras regiones como Bangladesh, Vietnam, Myanmar o Camboya. “El problema es que Hong Kong no quiere reducir su margen; con el encarecimiento de China, si los interproveedores de Hong Kong moderaran sus precios podrían compensarlo, pero no están dispuestos”; añade Herschovitz.

 

Según los últimos datos disponibles, las exportaciones y re-exportaciones de moda de Hong Kong se moderaron un 10% en los primeros cinco meses de 2015, lastradas por las exportaciones domésticas, que se redujeron un 31%. Por su parte, las ventas de ropa a Estados Unidos y la Unión Europa cayeron un 7% y un 15%, respectivamente.

 

 

Hong Kong Fashion Week

 

 

De los 50.800 millones de dólares hongkoneses en moda que exportó Hong Kong en este periodo, 50.400 millones de dólares correspondieron a re-exportaciones y, de ellas, 45.400 millones a re-exportaciones desde China continental, un 10% menos que entre enero y mayo de 2014.

 

“Está claro que Hong Kong, y también la feria, tiene que adaptarse”, explica Benjamin Chau, director ejecutivo de HKTDC, el organizador de Hong Kong Fashion Week. “Hong Kong sigue teniendo políticas muy favorables para que se establezcan aquí las empresas, y podría centrarse más en las fases de valor añadido, como el diseño o el márketing”, sugiere Chau. “La feria existe desde hace más de cuatro décadas; tenemos muy asumido que hay que ser flexible y adaptarse a los nuevos tiempos y escenarios”, sostiene.

 

El salón da cada vez más importancia a los desfiles en su programa, aspirando a convertirse en una lanzadera para el diseño de la región. Mediante la plataforma Fashionally, Hong Kong Fashion Week ha acogido las colecciones de cerca de dos decenas de creativos de Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur, Malasia o India, entre otros.

 

Además, la feria organiza el concurso de Jóvenes Diseñadores de Hong Kong y, en esta edición, ha acogido la presentación de la firma de moda masculina japonesa Fortuna y ha albergado el lanzamiento de la primera línea de ropa de la cantante Taylor Swift, pensada para el público asiático.

 

“Durante la gira asiática, la acogida de Taylor fue impresionante, y pensamos que sería el mercado ideal para lanzar una colección de ropa”, dice Kate Liegey, directora creativa de la firma. “Además, en China apenas hay competencia en este estilo de ropa: los chinos pueden hacer cualquier cosa, pero no pueden diseñar”, afirma Liegey. Durante el primer día de la feria, la compañía entabló relaciones con medio centenar de compradores.

 

El salón también ha decidido suprimir World Boutique, la feria dedicada a las marcas que organizaba en paralelo a su convocatoria de enero, para lanzar Centrestage, un nuevo salón para la promoción de marcas y diseñadores locales e internacionales en el mercado asiático.

 

El nuevo evento se estrenará este año y tendrá lugar entre el 7 al 11 de septiembre con el objetivo de reforzar el papel de Hong Kong como plataforma de acceso al mercado asiático y servir de enlace, como lo fue antes en el aprovisionamiento, para la distribución entre las marcas y el comercio minorista.

 

Hong Kong Fashion Week también está dejando entrar la sostenibilidad en su programa. “Queremos ser un catalizador de la sostenibilidad en la industria china y hongkonesa”, asegura Chau. “Algunos proveedores lo tienen más asumido que otros, pero ya están comenzando a darse cuenta de que cada vez es más importante para los compradores europeos y estadounidenses”, asegura. En esta ocasión, la feria ha introducido una certificación, Green Solutions Suppliers, que acredita a los expositores que operan de manera sostenible o que utilizan materiales ecológicos.

 

Además, el salón también acogió la mesa redonda ¿Son los modelos de negocio circulares una solución viable para los residuos textiles de la industria de la moda?, coordinada por Christina Dean, fundadora de Redress; Hanna Hallin, responsable de sostenibilidad de H&M para Asia, Shan Shan, cofundadora de Yeechoo, un ecommerce de alquiler de moda, y Jong Lee, fundadora de la una plataforma que fomenta la recuperación de la sastrería tradicional hongkonesa.

 

En su última edición, la feria acogió 1.500 expositores y 18.000 compradores de 93 países y regiones, en su mayoría asiáticos. Benjamin Chau, director ejecutivo del organizador de la feria, HKTDC, apuntó que la industria de la moda ha de enfrentarse a los retos de una economía europea que todavía está recuperándose, la ralentización de China continental y unas ventas “insatisfactorias” en retail. Como resultado, la feria está centrando su atención en los compradores de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Durante esta edición, el salón registró un aumento de compradores de India, Malasia, Filipinas, Tailandia y Vietnam.