Opinión

Un aplauso para la MBFW Madrid

Paloma Díaz Soloaga

3 feb 2020

Un aplauso para la MBFW Madrid

 

 

Cuando acudo a los magníficos desfiles de diseñadores españoles con talento en la Mercedes Benz Fahion Week de Madrid, siempre me pregunto por qué no logramos una mayor repercusión internacional. Digo magníficos a conciencia, porque pienso que hay pocas pasarelas organizadas en el mundo, excluyendo claro está la francesa, la italiana, la neoyorkina y la londinense, en las que se den cita tantos diseñadores excepcionales con la misma procedencia.

 

Esta semana pude ver en directo, una vez más, las creaciones de Juan Vidal, Marcos Luengo, Teresa Helbig, The 2nd Skin CO, Pertegaz, Debota & Lomba, Pedro del Hierro, Ulises Mérida, Pilar Dalbat, Roberto Torretta, Roberto Diz, Miguel Marinero o Hannibal Laguna por citar algunos.

 

Magníficos porque por fin estamos consiguiendo que las pasarelas sean lo más parecido a lo que sucede en la calle. Mujeres y hombres que vienen y van: llegan del trabajo y salen de cena, regresan de viaje y comienzan una reunión, recogen a sus niños del colegio y celebran una boda. Es decir, viven la vida, vestidos para cada ocasión. Los desfiles deberían ser eso en primer lugar: una manera eficaz de dar a conocer las propuestas reales de los creadores para sus clientes. 

 

 

 

 

Quizá el problema sea la endogamia, no lo sé. Quizá sea bueno que haya más diseñadores internacionales. O quizá precisamente lo relevante es contar un mensaje propio, con identidad española, que hablé de manera coherente en un mismo idioma: el de la gramática del vestir.

 

España no arriesga en la pasarela y por eso es difícil que nos convirtamos en creadores de tendencias, pero eso no quita que hagamos propuestas inteligentes, equilibradas, que sientan bien, emocionan y embellecen. No arriesgamos porque el cliente español es más conservador que el del resto de las grandes capitales y porque no existe una cultura reciente de la moda que sustente un gasto relevante en diseño.

 

Cuando una adolescente de un país cualquiera no ahorra para comprarse un producto moda, quiere decir que ésta tampoco es aspiracional para un adulto del mismo país. La moda tiene que ver con el deseo, con la ilusión de poseer objetos singulares, diferentes, concretos. Para alcanzar eso, es necesaria la educación del gusto durante varias generaciones.

 

 

 

 

Lo que hemos visto en esta convocatoria de la MBFW Madrid ha sido un ejercicio de cordura, resultado entre otras cosas, del buen trabajo de un Comité de 12 expertos bajo la batuta de Nuria de Miguel, directora de la Fashion Week. Ellos están introduciendo en la selección oficial criterios comerciales, de sostenibilidad financiera y posibilidad de crecer en el ámbito internacional.

 

Lo que sí es cierto es que España es sinónimo de calidad en los materiales, en los acabados, en las presentaciones. Pero también es color, que es lo que hemos visto en esta temporada, asociado a textura y armonía. En los desfiles del otoño invierno 2020-21 he observado una fortísima influencia de los años ochenta del pasado siglo y si tuviera que elegir un elemento que identifique lo que viene para la próxima estación invernal, diría que es el volumen junto al brillo. Glitter, glam, sparkling son las tres palabras que me vienen a la cabeza tras haber visto 18 desfiles en seis días.

 

Eso, y volumen. Volumen en mangas, faldas, plisados asimétricos, hombreras, drapeados y acolchados. Pero también sastrería clásica, en tweed o estampado tartán, que pone en valor la gran atracción que España ha sentido siempre hacia el más riguroso estilo Scottish. Es decir, un revival de los años 80 en toda regla.

 

 

 

 

Me disgusta el postureo de los estilistas de algunos medios que desprecian la moda española, por pensar que es menos transgresora que la de otros países, así, sin más, por definición. Y más aún, el de los industriales de la moda que ningunean a los diseñadores porque tienen pocas tiendas y no son internacionales. Lo primero que les respondería es que lo fácil es vestir a la tropa, pero vestir al cuadro de mando, a los que tienen personalidad como para elegir algo diferente y duradero, entonces es cuando entra en juego el diseñador de marca.

 

A los estilistas, les diría (y les digo) que en España hay creaciones a la altura de diseñadores internacionales. Si sólo les emociona Iris Van Herpen, Vetements o Rick Owens, tenemos un problema para captar la belleza y no es recomendable que ética y estética estén reñidas durante mucho tiempo.  

 

Pienso que unos y otros, todos, deberíamos apoyar el talento, descubrir señales de mejora (que las hay) en el modo de hacer marca, a pesar de que todavía nos quede camino por recorrer.

 

Apoyar a los diseñadores es cubrir sus desfiles en prensa, usar sus propuestas en los editoriales de moda, explicar sus trayectorias y propuestas en televisiones, radios y periódicos digitales. Es para empezar ir a los desfiles y hacerse eco con crítica de la buena, que para eso los organizan. Apoyarles es valorar especialmente el talento, darles oportunidades si son jóvenes y aún no tienen recorrido.

 

 

 

 

Es cierto que muchos tienen una o dos tiendas o venden fundamentalmente a través de las redes, pero eso mismo sucede con cientos de marcas italianas, francesas, suecas o británicas. No hay que olvidar que algunas ciudades de España ya son un claro destino de moda y son bastantes las marcas que sustentan su negocio en los compradores internacionales. Este es sin duda, uno de los grandes objetivos de cara al futuro: apoyar más la visibilidad de nuestra pasarela en los medios internacionales para conseguir que los diseñadores españoles vendan en todo el mundo. 

 

Si bien es cierto que todavía estamos en la segunda división de las pasarelas internacionales, es más que probable que en un futuro lleguemos a jugar en la gran liga, si seguimos por el camino que estamos recorriendo. ¿Acaso no podría España tener un Calvin Klein, Michael Kors, Max Mara, Donna Karan o Armani de la moda? ¿Marcas hechas para ser vestidas por gente corriente, a la que le gusta una moda que dura, sin la rabiosa tendencia de cada temporada?. Posiblemente  tus hijos, lleguen a verlo.

Paloma Díaz Soloaga

Paloma Díaz Soloaga

Paloma Díaz Soloaga es profesora Titular de Intangibles y Moda en la Universidad Complutense de Madrid. Ha dirigido durante trece años el Diploma en Comunicación y Gestión de Moda de la Universidad Villanueva, del que ahora es Directora Honorífica. Ha publicado dos libros sobre gestión de marcas de moda y en 2019 un manual sobre cultura en las organizaciones. Además, la académica es profesora visitante de Harvard University, Fashion Institute of Technology en Nueva York, University of Illinois Urbana Champaign, Glasgow Caledonian University y UCSD. Durante su trayectoria, Díaz de Soloaga ha sido directora del Área Comunicación y Moda del ISEM Fashion Business School de la Universidad de Navarra (2007-2010) y coordinadora académica de Condé Nast College. Jurado de La Jolla Fashion Film Festival (California) y de Madrid Fashion Film Festival. Miembro del Consejo Editorial de las revistas Fashion Marketing and Management y Communication Theory.