Opinión

Un nuevo ‘fast fashion’ sostenible

Gabriel Farías

5 jun 2017

Un nuevo ‘fast fashion’ sostenible

 

 

Continuando con el análisis del informe McKinsey sobre sustentabilidad en la industria textil, del artículo anterior de este mismo blog, podemos afirmar que al día de hoy las empresas textiles no han podido igualar el progresivo aumento de sus ventas con mejoras acordes en su performance social y ambiental. Por tal motivo están trabajando en ello desde diferentes frentes.

 

Diseño sustentable para la cadena de valor de la pronto moda

Mitigar el impacto sobre el medioambiente y la sociedad de las marcas de pronto moda seguramente requerirá de acciones en toda la industria. Algunas compañías textiles han formado coaliciones para enfrentar juntas los desafíos ambientales y sociales, lo cual ayuda a acelerar el cambio y mitigar los riesgos de trabajar en solitario ante estos importantes desafíos.

 

Por ejemplo, más de veinte marcas de indumentaria pertenecen a la coalición Zero Discharge of Hazardous Chemicals que tiene como objetivos mejorar y expandir el uso de químicos no tóxicos, sostenibles, en la cadena de abastecimiento textil y de calzado. Better Cotton Initiative incluye a más de cincuenta marcas y casi setecientos proveedores con la meta de establecer estándares de responsabilidad ambiental, social y económica en la producción de algodón.

 

Algunas empresas de indumentaria han empezado a enfrentar los desafíos de la sustentabilidad por sí mismas asociándose con I:CO con el fin de recolectar prendas y calzado para su reutilización y reciclado. I:CO provee canastos de recolección, clasifica los artículos entre aquellos que pueden reutilizarse sin modificaciones -reenviados directamente para su venta-, de los que deben ser reciclados –y son redirigidos hacia ese proceso.

 

Patagonia no solo recolecta ropa usada en sus tiendas y a través del correo, sino que también ofrece servicios de reparación para que sus clientes puedan extender la vida útil de sus prendas. Otra cadena internacional belga, reconociendo los efectos ambientales del cultivo de algodón, ha lanzado una campaña para comprar solo algodón orgánico a partir de 2020.

 

‘Fast Fashion’ sustentable y responsable

Además, vamos viendo otros pasos adicionales que las empresas pueden dar para eliminar parte de los riesgos sociales y ambientales que comúnmente son parte del modelo fast fashion:

 

Desarrollar estándares y prácticas para diseñar prendas que puedan ser fácilmente reutilizadas o recicladas. Sustainable Apparel Coalition ha creado un índice -The Higg Index- para medir el impacto total de la vida útil de los productos de indumentaria y calzado.

 

Invertir en el desarrollo de nuevas fibras que reduzcan los efectos ambientales de la producción y la fabricación de prendas. En 2016, la Fundación Walmart entregó subvenciones de casi tres millones de dólares a cinco universidades de los Estados Unidos con el objetivo de apoyar la investigación para la mejora de la sustentabilidad y la eficiencia de la industria textil.

 

Nuevas propuestas para una moda ética

Entre otras alternativas y objetivos también podemos destacar los siguientes:

 

Alentar a los consumidores a que cuiden sus prendas a través de métodos de bajo impacto ambiental. Lavar la ropa con agua caliente o tibia y secarla con calor o por un periodo más largo de lo necesario demanda un gasto excesivo de energía. Los fabricantes y vendedores de indumentaria pueden ayudar a orientar a los consumidores hacia prácticas de cuidado de las prendas que tengan menor impacto socio- ambiental.

 

Apoyar el desarrollo de tecnologías de reciclado mecánico y químico. Las fibras producidas por reciclado mecánico, por ejemplo, son más cortas y de menor calidad que las fibras vírgenes, y por ende, menos útiles para los fabricantes textiles. El reciclado químico podría mejorar el resultado final a medida que avanza la tecnología.

 

Establecer estándares laborales y ambientales más estrictos para los proveedores e instalar mecanismos para hacer más transparentes las cadenas de abastecimiento. Por ejemplo, la empresa de software Evrything y el fabricante de envases Avery Dennison han lanzado en conjunto una iniciativa para etiquetar las prendas de forma tal que los consumidores puedan rastrear cómo fue la producción de cada artículo a través de la cadena de abastecimiento. La empresa de inspecciones de calidad y RSC Inspectorio ha desarrollado un moderno software de control que permite la geolocalización de cada una de las fábricas haciendo imposible la subcontratación de unidades productivas no aprobadas o certificadas por la propia marca.

 

Brindar a los proveedores guías y recursos para cumplir con los nuevos estándares laborales y ambientales y hacerlos responsables ante fallas en el desempeño. Por ejemplo, Walmart ha firmado un compromiso público por el cual para el año 2017 el 70% de los productos que compra directamente de los proveedores vendrá de fábricas con planes de gestión de energía. La empresa ofrece a sus distribuidores herramientas informáticas con el fin de ayudarlos a encontrar oportunidades para utilizar la energía y otros recursos de manera más eficiente.

 

Conclusión: la sustentabilidad es rentable

La demanda global de indumentaria parece destinada a aumentar significativamente en la próxima década, a medida que millones de personas en los países en desarrollo ingresan a la clase media y gastan más en prendas de vestir. Aunque esto represente una oportunidad importante para las empresas de moda, puede ser riesgoso para las que elijan no enfrentar los problemas sociales y ambientales de los procesos de producción de bajo costo y que consumen muchos recursos.

 

Esos riesgos ejercerán más presión con el tiempo a medida que la generación de los millennials ganan poder adquisitivo y protagonismo en el mercado; sus altas expectativas de que los negocios operen de forma sostenible tendrán una gran influencia en las tendencias globales de compra. Los métodos de producción que son sustentables podrán ser más costosos, pero a mediano/largo plazo recompensan extraordinariamente a las organizaciones que los ponen en práctica. No solo estimulan enormemente la innovación, sino que protegen a las empresas y la reputación de sus marcas.

 

Con total convicción podemos afirmar que una cadena de abastecimiento textil ética y transparente generará una empresa más resilente y rentable; en suma, más exitosa.

Gabriel Farías

Gabriel Farías

Gabriel Farías Iribarren -www.gabrielfariasiribarren.comes un profesional de la industria de la moda con una importante experiencia internacional en aprovisionamiento, compra y producción de textiles y accesorios en Latinoamérica, Europa, Asia y África. Gestor creativo y resolutivo, con enfoque estratégico y orientado a resultados, ha liderado importantes procesos de crecimiento empresarial y reducciones de costes. Autodidacta, muy curioso e inquieto desde muy temprana edad, ha combinado sus dos pasiones: el mundo corporativo y la moda.