Moda de vértigo
23 ene 2017
El cliente lo quiere, el cliente lo tiene
La capacidad y la experiencia que una marca de moda tenga para identificar la prenda o el accesorio que el cliente quiere o incluso predecir el que deseará, crearlo, producirlo y enviarlo a sus tiendas en “tiempo récord”, ha creado un sistema que rige gran parte del sector de la moda actual y cuyo éxito a esta altura es incuestionable, al menos para una gran mayoría de los profesionales del sector.
El sistema que todos quieren replicar
Este proceso perfecto de retroalimentación de la información -desde las tiendas globales a la sede central-, de creación, producción, distribución y venta en el menor tiempo posible es el que han analizado y buscan integrar a la organización la mayoría de las empresas textiles de gran distribución y el retail en la actualidad. Por lo tanto, existen, entre estos protagonistas globales, un hipotético o real creador del sistema, otros pocos que han logrado replicarlo en sus organizaciones con cierto éxito y el resto que lo sigue intentando denodadamente día tras día.
La moda rápida ha cambiado la esencia de la industria textil actual y ha propiciado que las marcas que la han creado o integrado con éxito se hayan transformado en los mayores minoristas globales.
El objetivo actual del resto de las empresas es entender y transmitir a la organización la capacidad de responder rápido a la demanda de los consumidores en función de crear el mismo proceso y obtener los excelentes resultados que las marcas pioneras han obtenido.
¿Pero, dónde están las diferencias entre una y otras empresas? ¿Por qué algunas marcas no logran replicar con éxito el mismo sistema?
Obviamente no lo vamos a develar al completo en este espacio; no es esa la intención. Sólo remarcaremos en éste y en el próximo articulo algunas diferencias observadas, que parecen significativas y podrían resultar esclarecedoras de la situación que se ha generado en el sector textil global.
La logística, un eje fundamental
Si empezamos por el final, para luego enfocarnos en las ideas centrales del sistema, podemos decir que estas marcas han ido desarrollando un sistema de distribución centralizado por el cual, una vez producida, la prenda llega a cada una de las tiendas que hicieron el pedido. Otro sistema es el que envía los modelos al centro de distribución, desde donde luego se distribuyen a los locales comerciales. En cierto modo, esto aumenta las probabilidades de que el artículo que no se venda quede “rehén de un destino inapropiado”. Las bodegas de los centros logísticos cada vez se utilizan menos y en un futuro cercano tan solo se utilizarán para almacenar los modelos que se vendan online.
Centralidad y velocidad en la toma de decisiones
Como todos sabemos, un aspecto fundamental y de vital importancia para responder con extrema rapidez a las demandas y deseos de los consumidores es que la información de las cientos de tiendas globales llegue a una oficina central donde se desarrolle el proceso en forma inmediata y sin pausa. Absolutamente todas las decisiones de creación, diseño, compra, fabricación y distribución están centralizadas en un mismo lugar, incluso en un mismo edificio. Esto implica que los protagonistas de la toma de decisiones -diseñadores, patronistas, compradores, comerciales y técnicos- lo puedan hacer mancomunadamente, con extrema inmediatez y fluidez.
Esta es la esencia del proceso. Si ello constituye parte del ADN de la empresa, seguramente esta compañía pueda estar entre las más rápidas del mundo a la hora de pensar, crear y poner a la venta un diseño en sus tiendas globales.
Mucho de los competidores, que están tratando denodadamente de emular el sistema, se enfocan particular y erróneamente solo en los tiempos de producción. Presionan a sus propios colaboradores y a los proveedores para que los acorten a límites imposibles y no se enfocan en optimizar sus procesos internos.
¿De qué sirve acordar con el proveedor reducir en cinco días la producción de un determinado modelo si luego la fábrica no recibe la Proforma Invoice firmada a tiempo? ¿Cuál es la utilidad de tener en la mano un modelo de última tendencia -con certeza de éxito en ventas- si a la hora de la definición el comprador decide no comprarlo porque “su presupuesto ya está cerrado”? ¿Qué ventaja competitiva se puede obtener de estilos que han sido producidos en tiempo récord, desde su concepción hasta su envío internacional, pero que luego “duermen” en el propio centro de distribución de la marca por más de 96 horas? ¿Qué imagen genera una compañía que se empeña en producir fast fashion y el propio proceso de alta de un nuevo proveedor puede implicar más de tres semanas de enmarañada burocracia?
Les dejo estas preguntas planteadas y nos volvemos a encontrar en el próximo artículo de nuestro blog donde analizaremos otros interrogantes que inevitablemente aparecen a la hora de implementar un sistema de moda rápida en las empresas del sector para las cuales, en repetidas ocasiones, no se encuentra la respuesta adecuada.
¡Nos vemos en el próximo post!
Gabriel Farías
Gabriel Farías Iribarren -www.gabrielfariasiribarren.com- es un profesional de la industria de la moda con una importante experiencia internacional en aprovisionamiento, compra y producción de textiles y accesorios en Latinoamérica, Europa, Asia y África. Gestor creativo y resolutivo, con enfoque estratégico y orientado a resultados, ha liderado importantes procesos de crecimiento empresarial y reducciones de costes. Autodidacta, muy curioso e inquieto desde muy temprana edad, ha combinado sus dos pasiones: el mundo corporativo y la moda.
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