Cosa de hombres
16 may 2017
Desde el primer día que comencé a frecuentar las reuniones de profesionales y afines me llamó la atención la utilización del traje oscuro y la corbata como atuendo oficial. En mi inocencia, pensaba que con el paso del tiempo la cosa cambiaría, pero en un cuarto de siglo que llevo en estas batallitas no veo nada que me aporte la mínima esperanza. En este país vamos de divertidos y estamos dirigidos por una clase que solo se pone de acuerdo para escoger el uniforme del cole. Y pasa lo mismo en la administración, en las clases políticas y en cualquier institución similar de la vieja (y ahora entiendo el adjetivo) Europa.
Seremos los reyes de la barbacoa o paella dominical, del after y del chiringuito playero, del concurso de imitar a Chiquito de la Calzada y de organizar festejos de todo tipo, pero a la hora de la imagen somos los tipos más aburridos del mundo. Y los que de una u otra forma representamos a la moda somos más bien un desastre en lo tocante a dar ejemplo. Salvo que a uno le queden los trajes como a don Cristóbal Balenciaga y, créanme, es imposible que a usted le quede un traje como le quedaba a mi paisano, no entiendo esa obsesión de llenar los aviones con ejecutivos clonados, máxime cuando se supone que uno tiene que predicar con el ejemplo.
Resulta que si usted vende redes sociales puede ir todo el año con jeans y camiseta, pero si vende ilusión, fantasía y glamour tiene que embutirse en la tristeza encorbatada de lunes a viernes y parecer un tipo serio en las entrevistas, no vayan a pensar, por ejemplo, que viste justo como pide a los demás que lo hagan. En fin, que será cosa de la edad, pero esperaba que a estas alturas pudiéramos llenar de colores las reuniones de patronales, parlamentos y administraciones de cualquier rango, pero empiezo a darme por vencido y llego a la conclusión de que el mismo hábito vale para vender pólizas de seguros que faldas estampadas.
Y disculpen, me voy despidiendo, que tengo que preparar la maleta para asistir a un congreso sobre el textil español y todavía no he elegido el traje y la corbata que voy a llevar.
Manu Díaz
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