Look

Pierre Cardin y el imperio misterioso

11 may 2011 - 00:00

Modaes.- El diseñador francés Pierre Cardin ha puesto precio a su imperio. Mil millones y un puesto fijo en la compañía es lo que pide el modisto para dejar en manos de otra persona la empresa que fundó en 1950. Mucho se ha hablado durante esta última semana sobre si el precio que ha fijado Cardin por su compañía es apropiado, ya que los bancos han tasado la empresa por doscientos millones de euros.

Pierre Cardin nació el 2 de julio de 1922 en San Biagio di Callalta, en Italia. Al trasladarse a París, Cardin estudió, como muchos otros modistas, arquitectura, para terminar trabajando como responsable en el atelier de Christian Dior. Seis años después, el diseñador se inició en la alta costura bajo una firma con su propio nombre: Pierre Cardin empezó a operar en el sector de la moda.

 

Su estilo vanguardista y futurista eran demasiado innovadores para la época, algo que le costó su expulsión, con posterior readmisión, de la Chambre Syndicale. Cardin se distingue por ser el primer diseñador en exportar su visión por la moda a otros países. En su currículo figura Japón como el primer país al que el creador exportó su alta costura, así como su prêt-à-porter.

 

Uno de los hitos de la carrera profesional de Pierre Cardín es la creación del Espace Cardin, lugar que el costurero utilizo durante su carrera para presentar sus colecciones, así como foro para talentos artísticos emergentes, grupos de teatro y músicos.

 

Pierre Cardin, en 1979, viajó a China para adentrarse en el mundo de la venta de licencias de su firma a grandes grupos de distribución. En la actualidad, Cardin cuenta con un total de 600 licencias en el mercado, además de seguir en activo dentro de este negocio, ya que en 2009 Cardin vendió 32 licencias textiles y de accesorios a empresas chinas.

 

En un momento en que la moda francesa se encuentra en venta, Cardin continúa siendo una compañía muy admirada por diversos grupos inversores. No se sabe aún quien acabará comprando la firma, y mucho menos si se pagará la cifra que el modisto ha fijado. Lo único que está claro es que el imperio misterioso está en venta, y sólo podrá hacerse con él el mejor postor.