

El coronavirus ha disparado el consumo online de moda y las empresas aceleran la transformación de sus redes de tiendas con duros ajustes. El punto de venta cambia de uso para convertirse en una extensión del canal digital.
La pandemia ha acelerado tendencias como el auge de la sostenibilidad, pero también ha vuelto a recortar la renta disponible de los consumidores. La ropa, como siempre, es la peor parada en el bolsillo.
A diferencia de en la anterior crisis, la moda ha contado en esta ocasión con el apoyo de los bancos, pero también ha comenzado a buscar nuevas fuentes de financiación.
La posibilidad de reaccionar a un imprevisto como el del Covid-19 ha demostrado que el aprovisionamiento en series cortas y en cercanía es la mejor estrategia. Pese a ello, la industria sigue apostando por los ‘hubs’ tradicionales.
Pasados seis meses del peor momento del estado de alarma, el sector de la moda afronta la necesidad de tomar decisiones estructurales y readaptar su modelo sin perder de vista su propuesta de valor.

