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Zhili, el ‘pueblo’ chino que viste a los niños

De la ciudad salen dos tercios de toda la producción de ropa infantil del país, equivalentes a 3.000 prendas por minuto. Zhili, con una extensión de noventa kilómetros cuadrados, es un símbolo de la transformación económica y demográfica de China. 

Iria P. Gestal

18 oct 2021 - 04:53

Zhili, el ‘pueblo’ chino que viste a los niños

 

 

Dicen que Huzhou es el hogar de la seda, el pescado y el arroz. Sus tejidos conquistaron a Marco Polo, vistieron a la dinastía Tang y la convirtieron en una de las capitales de la Ruta de la Seda original. En esa misma prefectura se encuentra la ciudad de Zhili, que no viste ya a emperadores, pero sí a otros exigentes consumidores: los niños.


Esta localidad se ha convertido en el polo global más importante de producción de moda infantil tras atravesar una rápida y drástica transformación al más puro estilo chino. El sector en la ciudad se gestó a partir de pequeños vendedores ambulantes y productores que cosían a deshoras en sus máquinas de coser. Hoy, está dominado por grandes grupos con marca propia que venden sus productos en todo el mundo a través de redes sociales y plataformas de streaming.

 

 

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Moda infantil, un difícil juego de niños

 

 

Noventa kilómetros al norte de Hangzhou, en la pequeña localidad de Zhili, resuena noche y día el traqueteo de las máquinas de coser. De esta región en la prefectura de Huzhou, una de las cuatro capitales de la Ruta de la Seda, salen dos tercios de toda la producción de moda infantil de China, la gran fábrica del mundo.

 

Con una población de sólo 450.000 habitantes y una superficie de noventa kilómetros cuadrados, bañados por el delta del río Yangtze, Zhili es apenas un pequeño pueblo para los estándares chinos, pero también un símbolo de la transformación de todo el país.

 

Históricamente, las principales industrias de Zhili eran el bordado, la construcción naval y la impresión de libros. La rápida industrialización de los setenta arrasó con estos negocios e impuso industrias como la minería, con la construcción de una cantera de 30.0000 metros cuadrados en la localidad.

 

No fue hasta la década de los ochenta cuando el Gobierno local apostó por recuperar su tradición textil y convertir Zhili en un polo de confección de moda infantil a través de incentivos fiscales y financieros. La idea era explotar el incipiente negocio que había surgido espontáneamente en una calle de la ciudad, donde vendedores ambulantes vendían unas bandas para cargar a los niños sobre el vientre.


 

 

 

Hoy, Zhili alberga más de 14.000 compañías vinculadas al sector y más de 8.000 empresas de ecommerce que distribuyen los productos locales a través de sesiones de streaming en alguna de las múltiples plataformas de social commerce del país. El negocio en total de la moda infantil en la localidad asciende a 65.000 millones de yuanes (8.500 millones de euros), según People’s Daily, el diario oficial del Partido Comunista Chino.

 

El negocio infantil está completamente verticalizado, desde el diseño a la logística, y de la ciudad salen cada minuto 3.000 prendas para los más pequeños. La consolidación del modelo llegó en 1983, con la apertura de Zhili China Children’s Garment Town, un macrocomplejo de 700.000 metros cuadrados donde más de 3.500 expositores presentan sus colecciones a los mayoristas.

 

En sus primeros años, el formato no funcionó, por lo que el Gobierno local optó por prohibir el comercio al por mayor en la zona vieja de la ciudad y forzar así que toda la actividad se concentrase en el complejo, donde también se redujeron los precios de alquiler. El espacio incluye más de 40.000 tipos de artículos de ropa, juguetes y textil hogar, así como áreas de servicios para la investigación y el desarrollo o la asesoría. En 2013, la localidad dio un nuevo salto adelante con la construcción de un macrocentro de diseño, que supuso una inversión de veinte millones de yuanes (tres millones de euros) y que hoy alberga veinte equipos creativos y más de 240 diseñadores.


Ese mismo año, la ciudad llegó a un acuerdo con el gigante del comercio electrónico Alibaba para la apertura de una plataforma online de fabricantes de Zhili, la primera de estas características en el grupo chino. Antes de la pandemia, Zhili estaba también en negociaciones con la institución académica Hangzhou Vocational and Technical College of Technology para abrir una facultad especializada en moda infantil en la ciudad.

 

 

 

 

Muchos productores han desarrollado además marcas propias que desfilan en la cercana Shanghái, lo que ha motivado también el desarrollo de una amplia industria de modelaje infantil.

 

La mayor de las empresas locales es QiruiDeze, que cuenta con su marca propia con una red de 1.600 tiendas en China y un objetivo de alcanzar una facturación de 100.000 millones de yuanes (13.000 millones de euros) a medio plazo.

 

Aunque actualmente concentra en Zhili el grueso de su producción, la compañía contempla por primera vez trasladar parte de esta a Laos o Vietnam para competir la escalada de costes en su mercado local.

 

Pero no sólo de niños vive Zhili: el sector de la moda infantil convive con un creciente tejido de empresas tecnológicas como Zhejiang Tony Electronic, proveedor de Apple y una de las cuatro compañías cotizadas de la ciudad y cuyos orígenes industriales se encuentran en un negocio de producción de jerséis.

 

 

Un futuro prometedor


Aunque China es, como medio planeta, un país envejecido, los datos macroeconómicos apuntan a un futuro prometedor para el negocio de Zhili.


En 2020, el sector de la moda infantil en China generó 261.000 millones de yuanes (35.000 millones de euros) y creció un 9%, por encima del 6% que anotó la moda para mujer y hombre, según datos de la agencia Marketing to China. El impulso proviene en parte de una nueva generación de padres, los nacidos en la década de los noventa, con más poder adquisitivo, más gusto por la moda y que desembolsan más en sus hijos.

 

China introdujo la política del hijo único en 1976. En 2013, comenzó a relajar esta normativa, permitiendo tener dos hijos a aquellas parejas en las que al menos uno de los miembros a su vez fuera hijo único, y en 2016 amplió esa norma a todas las parejas casadas

Sin embargo, la expansión demográfica continuó siendo limitada debido a la subida del coste de la vida en las principales ciudades del país.

 

A principios de 2021, el Gobierno decidió permitir a las parejas casadas hasta tres hijos por matrimonio, una decisión que, aseguró el Ejecutivo, vendría acompañada por “otras medidas de apoyo”. La medida se tomó después de que, en 2020, China registrara el menor crecimiento de población desde la década de los ochenta, cuando se introdujo la política del hijo único.

 

Entre 2010 y 2020, el gigante asiático sumó 72 millones de personas, lo que supone un crecimiento medio anual del 0,53%, 0,04 puntos menos que en la década anterior. Sólo en 2020, nacieron doce millones de bebés en el país, frente a los 18 millones de nacimientos de 2016.

 

Mucha estructura, pero poco personal


Ante el rápido desarrollo de la industria de la confección de moda infantil en Zhili, pronto el problema fue encontrar mano de obra que quisiera trabajar (y vivir) en el parque industrial de la ciudad. Para solucionarlo, la localidad puso en marcha en 2018 un plan de renovación de los dormitorios en el complejo para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores.

 

En su conjunto, China copa un 35% de las exportaciones mundiales de moda infantil, seguida de cerca por Bangladesh e India, que ha más que triplicado sus ventas al exterior de esta categoría en los últimos diez años.