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Un inversor del ‘ladrillo’, un ex de La Caixa y la Generalitat: los nombres detrás de Nylstar

El fabricante de hilatura de Blanes (Girona) ha ejecutado una reducción de capital de 4,1 millones de euros.

S. Riera

28 oct 2016 - 04:57

 

Nylstar reactiva su actividad bajo mínimos. Pese a que la fábrica de hilatura de Blanes (Girona) reanuda la producción, las incógnitas sobre su viabilidad persisten a ojos de los sindicatos, que cuestionan el carácter industrial del grupo. ¿Quién está detrás de Nylstar? José Vilarasau Salat, el que fuera primer ejecutivo de La Caixa durante cerca de treinta años; Alfonso Cirera, un inversor especializado en el ámbito inmobiliario, y el Institut Català de Finances (ICF), una entidad crediticia de la Generalitat de Catalunya, son tres de los nombres que están detrás del grupo textil.

 

Vilarasau Salat, uno de los ejecutivos de mayor renombre entre el empresariado catalán, es consejero de Nylstar desde 2009, igual que Cirera. Ambos se incorporaron en la gestión de la compañía después de que el grupo inversor Praedium, propiedad de Cirera, rescatara a Nylstar de los juzgados. A fecha de hoy, Vilarasau Salat continúa figurando en el Registro Mercantil como consejero del grupo textil, si bien fuentes de la empresa apuntan que hace seis meses que se ha desvinculado de la compañía.

 

Cirera es el impulsor del grupo inversor Praedium, que en estos últimos años también ha comprado Lupo y Montefibre Hispania, y que cuenta con otras áreas de inversión en el ámbito inmobiliario, en el sector náutico o logístico. La compañía fundada por Cirera está especializada en la compra de activos en crisis y tiene intereses en el negocio del juego online. El empresario dio que hablar en 2010, cuando se hizo con las antiguas instalaciones de Sony en Castellar del Vallès (Barcelona), en las que la compañía japonesa había invertido 27 millones de euros.

 

 

El tercero de estos actores, el ICF, es una entidad pública especializada en otorgar créditos a empresas que operan en Cataluña. La institución ha realizado durante su trayectoria en los últimos años inversiones en varias empresas en crisis, como la textil Dogi, la inmobiliaria Habitat, la química Ercros o el fabricante de componentes para automoción Ficosa.

 

Según fuentes de la entidad, el ICF funciona como cualquier otra entidad financiera privada, pero concede también apoyo a compañías que tienen dificultades de financiación a través de otros canales. En este sentido, sus inversiones crediticias son a largo plazo.

 

 

El plan industrial de Nylstar

Tras hacerse con la compañía en los juzgados, Cirera fichó a Zigor Kortázar como consejero delegado para impulsar un plan industrial en 2011 después de comprar por dos millones de euros la marca Meryl y que había sido propiedad de Nylstar en el pasado. De hecho, de 2011 fecha también un préstamo de cuatro millones de euros que otorgó a la empresa el ICF para solventar los daños de unas fuertes lluvias que causaron desperfectos en la factoría. El préstamo es a devolver en un periodo de diez años.

 

Ubicada en unos terrenos de la localidad costera gerundense a pocos metros del mar, el nuevo propietario de Nylstar intentó reconvertir a un fabricante de hilo en una empresa de moda en un ambicioso plan, que empezó a hacer aguas a finales del año pasado y que aceleró su caída en 2016 con el cese de la actividad y la ejecución de un expediente de regulación temporal de empleo (Erte) sobre la totalidad de la plantilla. En este periodo, la compañía solicitó una recalificación de sus terrenos al Ayuntamiento de Blanes, que fue desestimado en el último pleno.

 

 

El fin de un proyecto

Este verano, la tensión en Nylstar estalló. La compañía encadenó el fin de aquel Erte con otro de extinción de empleo, que implicaba el cierre. El dueño de la factoría argumentó entonces falta de fondos para encarar su continuidad. Finalmente, el comité de empresa logró involucrar a la Generalitat de Cataluña para intermediar en la negociación del expediente y acordó reconvertirlo en otro Erte y abrir un preconcurso de acreedores. Pero el preconcurso nunca se llegó a presentar porque Nylstar todavía no había concluido el calendario de pagos del concurso de 2007.

 

Sin embargo, a finales de septiembre, la situación en la empresa dio un vuelco de 180 grados. Praedium aseguró haber logrado financiación para pagar los retrasos en las nóminas, los proveedores de suministros y para abordar el último tramo del proceso concursal de 2007. El dueño de la factoría ha puesto el contador a cero para retomar la actividad, que, si no hay ningún contratiempo, se iniciará la semana que viene, una vez finalicen las tareas de puesta a punto. No obstante, la compañía acumula una deuda de cerca de 24 millones de euros, según fuentes sindicales. Y todavía no se ha levantado el último Erte, que finaliza el próximo 31 de diciembre.

 

 

Nueva reestructuración de capital

Esta semana, la compañía ha vuelto a reestructurar su capital. Nylstar ha llevado a cabo una reducción de capital de 4,1 millones de euros, según consta en el Registro Mercantil del pasado martes 25 de octubre. Esta operación deja el capital suscrito de la sociedad en 1,02 millones de euros.

 

Esta reducción se produce tan solo cuatro meses después de la última, que ascendió a 21,5 millones de euros. Pese a estos movimientos en el capital de la empresa, Praedium ha asegurado que ha inyectado hasta siete millones de euros para la reactivación de la planta, aunque no ha aclarado la procedencia de este capital. El grupo inversor mantiene aún en su poder los terrenos de las antiguas instalaciones de Sony, sobre los que existe una hipoteca.

 

Al no proceder finalmente el preconcurso de acreedores, poner fin al proceso concursal de 2007 y reactivar la producción, Nylstar emprende una nueva etapa. La compañía intenta alejarse así de un segundo concurso de acreedores. En las últimas semanas, el grupo ha presentado también un nuevo proyecto industrial para producir hilos de mayor valor añadido que implica una producción menos intensiva en mano de obra.