Equipamiento

Tecnología 3D: imprimir y estrenar

Iria P. Gestal

20 ene 2016 - 04:43

 

Buscar una prenda en Internet, imprimirla y estrenarla. Este escenario de ciencia ficción podría estar cada vez más cerca gracias a la impresión 3D, una tecnología que promete acabar con los tiempos del envío, terminar de democratizar la moda y acelerar todavía más, si cabe, los ritmos del sector.

 

En los últimos años, desde grandes grupos de moda hasta diseñadores emergentes se han aventurado con esta tecnología que todavía no termina de llegar al gran público. Pero, aunque la impresión 3D esté ahora en su máximo apogeo, la tecnología no es nueva.

 

“La impresión 3D ya existía en los ochenta; cada empresa del sector, como HP, sacaba su tecnología, pero entonces eran máquinas enormes que podían valer cerca de 300.000 euros y su utilidad se limitaba a las ingenierías, para realizar prototipos”, explica Emili Sapena, gerente de BCN Dynamics.

 

La última empresa de moda en sumarse a la fiebre por la impresión en tres dimensiones ha sido New Balance, que ha creado la que es, según la compañía, la primera zapatilla deportiva fabricada con esta tecnología, que llegará a las tiendas el próximo abril. Según explicó la empresa, esta herramienta podría permitir ofrecer calzado mucho más personalizado, ya que podría estar diseñado a medida del contorno del pie de cada consumidor.

 

A finales de este año, Nike ha ido un paso más allá, patentando su propia tecnología de impresión 3D para crear calzado. Aun así, el gigante estadounidense aclaró que, si bien esta tecnología puede reducir la mano de obra en algunas partes del proceso, las piezas que conforman las zapatillas todavía tendrán que unirse entre ellas, ya que la impresora tan solo les da forma por separado.

 

Las zapatillas de New Balance están realizadas con un polvo elastómero pero, en lo que se refiere a la impresión textil, la línea entre la ciencia ficción y la realidad es todavía más fina. Por ahora, es posible imprimir partes de plástico para después confeccionar las prendas.

“Se están empezando a desarrollar impresoras de metal o fibra de carbono, pero es difícil”, dice Sapena. “Nosotros trabajamos con un plástico que se funde a 200 grados, pero si quieres trabajar con materiales que necesitan 1.000 grados para fundirse, la impresora también tiene que soportar esas temperaturas”, explica.

 

Se han desarrollado algunos plásticos flexibles, que son los que pueden tener uso en la industria textil, pero lo que no existe, al menos todavía, son filamentos textiles con los que confeccionar una prenda directamente con un tejido.