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Salvador Maluquer, una vida dedicada a la industria textil

Pieza clave en la industria textil en España, Salvador Maluquer ha vivido en primera persona la evolución del sector desde finales de los años setenta, siendo mano derecha de hasta doce presidentes diferentes en Aitpa y presenciando la formación y la disolución del Consejo Intertextil Español (CIE).

Christian De Angelis

23 abr 2021 - 04:49

Salvador Maluquer, una vida dedicada a la industria textil

 

 

Las últimas décadas de la historia de la industria textil en España no podrían entenderse sin el nombre de Salvador Maluquer Trepat (Barcelona, 1946). Vinculado desde 1978 a la Asociación Industrial Textil del Proceso Algodonero (Aitpa), Maluquer representó al sector textil español en Europa antes de la entrada de España en la Unión Europea, negoció con las diferentes ramas de esta industria antes de que se formara en el Consejo Intertextil Español (CIE) y vivió en primera persona la desunión de la gran patronal del textil en España, en 2013. Jubilado desde 2014, el dirigente patronal no se imaginaba en su época como estudiante que acabaría ligando su carrera profesional al textil.

 


 

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Maluquer estudió Pedagogía en la Universitat Autònoma de Barcelona y viajó a Ginebra, en Suiza, para cursar un máster centrado en administración de entidades formativas. “Quería dedicarme a la teoría de la enseñanza y eran unos estudios que por aquel entonces no se impartían en España”, explica. En algunos viajes a Suiza coincidió con su tío Joaquin Maluquer, cuando este acudía a la sede del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (Gatt, en sus siglas en inglés), el germen de la actual Organización Mundial del Comercio (OMC), en calidad de secretario general del Servicio de Comercio Exterior de la Industria Textil Algodonera (Secea), antecesora a su vez de Aitpa. “Esos encuentros fueron la primera semilla de mi vinculación con el sector textil”, recuerda Salvador Maluquer.

 

Tras un papel activo durante los primeros años de la transición, Manel Ortínez, entonces hombre fuerte de la industria textil, fue nombrado en 1979 conseller en la Generalitat de Josep Tarradellas y Joaquim Maluquer fue elegido director general de Interior. “A los algodoneros les quedó una vacante y se les ocurrió que provisionalmente podían contar conmigo; yo estaba como profesor adjunto en la Autònoma de Barcelona y me pidieron que no me desvinculara de la enseñanza... y que me pusiera corbata”.

 

Eran tiempos de cambio también en el mundo empresarial y, tras dieciocho años con el mismo presidente, los más jóvenes del sector exigían renovación. “Yo era del paquete de los antiguos y Lluis Viladomiu, el presidente entrante, me dijo claramente te necesitamos, pero no te queremos”, recuerda. En sólo unos meses se había ganado su confianza.

 

 

 

 

El sector textil era entonces uno de los más potentes de la economía catalana y española y Aitpa tenía, entre otras funciones, el pago de la asignación fiscal a la exportación, por lo que cada año hacía pagos del orden de 4.000 millones de pesetas a más de 3.000 empresas. También realizaba el control técnico del llamado bolsín, un derecho a importar algodón sin pagar aranceles. La sede histórica de la entidad, un edificio noble en el centro de Barcelona que actualmente alberga el hotel de cinco estrellas Cotton House, tenía ochenta trabajadores.

 

Al poco tiempo de entrar en Aitpa, Maluquer recibió el encargo de coordinar a las diferentes patronales catalanas en una visita de la Comisión Europea a Cataluña: “aquello fue un escaparate que marcó mucho mi futuro”. Poco después dejó la universidad y fue nombrado secretario general de Aitpa, iniciando una etapa en la que acompañó a doce presidentes diferentes. “La vida con los algodoneros fue un privilegio, siempre fueron grandes señores, aunque hubo momentos muy duros, incluso ingratos, en el CIE”, recuerda.

 

“Ojalá hubieran sido por razones políticas o por desacuerdos objetivos: como pasa muchas veces los problemas fueron por razones más rastreras, por envidias y personalismos”, lamenta. Con una amabilidad exquisita y un talante dialogante, Maluquer sigue hoy vinculado a Aitpa y su fundación, impulsando por ejemplo los premios que reconocen la innovación en el sector. En 2014, la patronal le concedió con su más alta distinción: la Flor del Algodón.