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Parker Lane, el ‘mago’ de los stocks aupado al calor del coronavirus

La empresa que dirige Raffy Kassardjian, fundada en 2010, está especializada en la gestión del stock sobrante, un negocio al alza tras meses con el comercio cerrado en todo el mundo.

I. P. G.

15 jun 2020 - 04:51

Parker Lane, el ‘mago’ de los stocks aupado al calor del coronavirus

 

 

Cuando Raffy Kassardjian puso en marcha Parker Lane, en 2010, Zara acababa de lanzar su ecommerce y en el sector de la moda apenas comenzaba a hablarse del enorme impacto en la rentabilidad que tenían los aluviones de devoluciones. Fue ahí donde decidió focalizarse Kassardjian: cómo monetizar el sobrestock de las marcas de moda. “Los retailers están centrados en sacar el producto, pero una vez ha terminado la temporada o ese producto viene de vuelta, es un negocio distinto”, explica el empresario.

 

Hoy, el problema de las devoluciones parece ya lejano: el stock está caducando sin siquiera haberse mostrado en las tiendas después de más de dos meses con los comercios cerrados en todo el planeta.

 

Parker Lane, con sede en Londres, trabaja con empresas españolas como Tendam y Canada House, e internacionales como Kiabi o Tesco. La compañía opera en más de cincuenta países y trabaja con más de 1.500 puntos de venta para dar salida al stock, que las marcas le ceden en depósito.

 

 

 

 

La empresa recibe el producto en sus almacenes de Reino Unido y Polonia y realiza un control de calidad para determinar dónde puede liquidarse ese inventario. ¿Prendas de tendencia y en tallas pequeñas? Quizás tengan salida en Rumanía. ¿Stock la temporada anterior? Al hemisferio sur.

 

Además, la compañía tiene sus propias instalaciones en Túnez para reciclar aquello que no puede revenderse. Su próximo paso es lanzar su propio marketplace para vender directamente al consumidor final y recuperar así parte del margen que hoy se quedan los distribuidores de todo el mundo.

 

Desde que empezó, explica Kassardjian, muchas cosas han cambiado en el negocio de la moda. “Muchos operadores de moda solían estar centrados en los ingresos, se pensaba en el inventario, pero en términos de comprar mejor para reducirlo”, dice el empresario.

 

 

 

 

El sueño del fast fashion y la industria 4.0 de generar un stock prácticamente sin inventario no es posible, en opinión de Kassardjian: “incluso los mejores tienen sobrestock, pero si eres rentable no te preocupas demasiado -opina-; el stock es mucho más que un ejercicio de contabilidad, necesitas tener una estrategia”.

 

“Con el comercio online, empezó a aumentar el stock que volvía a las marcas y que se acumulaba en los almacenes, y hoy todavía mucho más por el coronavirus”, explica. “El expertise de las compañías es vender ropa, no aplica a stock que está parado”, añade.

 

Además de mejorar la rentabilidad y sacar más partido del stock, la gestión el inventario es también clave para el gran desafío del negocio de la moda: la sostenibilidad. Países como Francia ya han prohibido destruir las prendas no vendidas y otros como Reino Unido trabajan para penar al menos la incineración.

 

Para Kassardjian, habrá un cambio antes y después del coronavirus: “hay muchas marcas que hasta ahora simplemente sobrevivían, no creo que sea así en el mundo el mundo post Covid-19”.