Equipamiento

Pablo Isla marca la agenda del ‘sourcing’: la industria se adapta al ritmo de Inditex

Cerca de 1.500 proveedores y 6.600 factorías deberán alinearse con los compromisos en sostenibilidad que tomó el presidente de Inditex, Pablo Isla, en la última junta de accionistas.

S. Riera

23 sep 2019 - 04:54

Pablo Isla marca la agenda del ‘sourcing’: la industria se adapta al ritmo de Inditex

 

 

Cerca de 1.500 proveedores y 6.600 factorías están en un punto de inflexión: en cinco años deben ser sostenibles. Inditex ha marcado su agenda eco y ahora su ejército de intermediarios y factorías deben darle una respuesta inmediata. Esto va más allá de cambiar el tipo de algodón que se usa: la industria textil se enfrenta a una transformación sistémica, que conlleva reorientar la gestión, la planificación y el control de los costes a través de una mayor interconexión entre los actores de la cadena y de la tecnología. Esta nueva sacudida sobre la industria dejará fuera de juego a todos aquellos actores de la cadena que no estén ya inmersos en él.

 

El presidente del gigante gallego de la moda, Pablo Isla, puso una fecha sobre la mesa: 2025. Para este año, la totalidad de sus prendas se fabricarán con materiales sostenibles. Se trata de un reto de grandes dimensiones si se tiene en cuenta que en 2018 Inditex puso en el mercado cerca de 1.600 millones de prendas, un 70% más que el volumen que comercializó cinco años atrás.

 

En 2018, Inditex produjo un total de 136 millones de prendas bajo los estándares de su etiqueta Join Life, que implica el uso de materiales procedentes de fuentes sostenibles y una fabricación bajo sus normas medioambientales y laborales. A pesar de representar sólo el 8,5% del total de su producción, la cifra fue casi el doble de la de un año atrás y, en cinco años, deberá ser la totalidad.

 

 

 

 

Este reto traslada la presión hacia todo el ecosistema de proveedores, dando cierta ventaja a aquellos que ya llevan años preparándose para producir de manera sostenible y certificando su cadena de suministro. “Es un objetivo para Inditex, pero también para toda la industria, y ayudará a concienciar a una parte de la cadena que todavía no lo está”, explica Jordi Blasco, cofundador del interproveedor T2T.

 

Diego Ódena, al frente de Happy Punt, señala en la misma línea que, hasta ahora, este ha sido un cambio lento, pero que es más que probable que se acelerará a medida que grandes retailers como Inditex lo adopten. “Sólo ellos, y no otros integrantes de la cadena de suministro, pueden liderar este cambio”, señala Ódena. Según el propietario de Happy Punt, la industria, en general, no está preparada para actuar de manera sostenible, aunque subraya que hay excepciones.

 

 

La inversión crece, pero los precios no

“La conversión sostenible de la industria requiere de una inversión considerable y, hasta ahora, el retorno de esa inversión no ha estado nada claro”, sostiene el empresario, quien apunta que “lamentablemente, la sostenibilidad no ha ayudado a vender más ni con mejores márgenes”.

 

En este sentido, Ódena explica que la industria se ha volcado en la sostenibilidad cuando ha tenido conciencia y compromiso por ello para justificar el incremento del gasto e inversión que conlleva. “Y esta situación sólo se ha dado por ahora en una minoría”, apunta.

 

Por el momento, fabricar de manera sostenible es más caro que hacerlo de manera convencional, aunque los expertos señalan que la brecha va reduciéndose. En la actualidad, puede ser hasta un 7% más caro. Los tejidos elaborados con materiales procedentes de fuentes sostenibles todavía son más caros y hay que adaptar los procesos a criterios sostenibles.

 

La presión en precios y márgenes ha hecho a menudo difícil que los grandes retailers acepten estas pequeñas diferencias en precio, así que normalmente esta inversión en sostenibilidad es a costa de la propia competitividad de los fabricantes”, afirma Ódena.

 

 

Nuevas factorías y nuevos procesos

Según Blasco, de T2T, la transformación que implica la sostenibilidad es más profunda y va más allá de una elección de materiales. El empresario, con cerca de dos décadas de trayectoria en el sector, explica que cambia el propio modelo, pasando del fast fashion, de producir con rapidez volúmenes a precio, al flex fashion, de series más cortas para reducir stocks y buscar la venta a full price.

 

Blasco apunta que este nuevo paradigma requiere de un nivel técnico superior y evoluciona una producción basada en costes hacia otra de servicios. “Hay un cambio de sistema, porque la sostenibilidad se basa en la trazabilidad y esta implica interconexión y tecnología”, asegura. Según el empresario, la tecnología es clave en este nuevo sistema que es más caro que el tradicional y que obliga a ser más flexible.

 

Esta transformación sistémica conlleva nuevas maneras de gestionar, planificar y controlar costes, que otras industrias más tecnificadas, como la farmacéutica o la automoción, ya han incorporado, pero que hasta ahora se habían resistido al textil, un sector mucho más tradicional.

 

Se abre así una nueva fase industrial en el textil y la confección con un mayor equilibrio entre la proximidad y la lejanía, y con un mayor grado de automatización y robotización. Este cambio de paradigma, que además se produce en un entorno de precios bajos, también provocará una reordenación del sector y, en consecuencia, una mayor concentración, con menos fabricantes, pero más y mejor preparados.