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Organic Cotton Colours, cultivo e hilado de algodón orgánico a caballo entre Brasil y España

S. Riera

3 jun 2016 - 04:53

 

“Ahora lo orgánico explosiona porque por primera vez la gran distribución se interesa por ello”, afirma Santi Mallorquí, propietario de Organic Cotton Colours. Al calor de la fiebre eco, la empresa ha pasado de proveer tejidos y prendas para personas con problemas de piel a suministrar materia prima sostenible para todo el mundo. Sin embargo, los precios con los que trabaja todavía están lejos de encajar en los márgenes de los gigantes de la moda.

 

Mallorquí procede de una familia de empresarios y siempre ha estado al frente de compañías, aunque con Organic Cotton Colours es la primera vez que lidera un proyecto vinculado al textil. Hace seis años compró esta compañía a su fundador, Ángel Sánchez Egea, que falleció en 2014. La inversión del empresario en la compañía ha sido fuerte y, según subraya, en la actualidad cuenta con un capital social de más 700.000 euros.

 

Con sede en Santa Cristina de Aro (Girona), la compañía cuenta por ahora con una plantilla de seis personas, una de las cuales se encuentra en Brasil, para controlar las plantaciones de algodón, y otra en Portugal, para la producción textil. En 2015, la empresa concluyó con ventas de 300.000 euros, que espera elevar hasta el millón de euros en cuatro años.

 

 

Su impulsor y anterior propietario puso en marcha Organic Cotton Colours veinte años atrás.  Durante aquel periodo, la empresa tejió y confeccionó artículos bajo las marcas Fox Fiber y Colourfibre, que trabajaba bajo las fibras del mismo nombre, propiedad en aquel caso de la empresaria Sally Fox.

 

El nuevo dueño de la compañía no ha mantenido las enseñas en esta nueva etapa, pero sí su particularidad: procedía de plantas que daban algodón de color, una técnica ancestral, y también natural y ecológica, que permite hilarlo, tejerlo y confeccionarlo sin necesidad de tintados. Según explica Mallorquí, esta peculiaridad impide que puedan crearse grandes monocultivos bajo técnicas de producción intensivas y acabe siendo una fibra tres veces más cara que el algodón orgánico tradicional.

 

El empresario ha transformado en estos últimos años el concepto de negocio de la compañía para cambiar el enfoque y trasladarlo del producto final, tanto en tejido como en prenda, al inicio de la cadena. “Podría haber creado una marca de moda orgánica y abrir una tienda en Barcelona, pero prefiero central el negocio en el origen, en el cultivo y en el hilado de algodón”, asegura el empresario, que trabaja a partir de contratos directos con agricultores en Brasil y en Turquía.

 

 

Ahora, Organic Cotton Colours acaba de abrir su primera filial en Campina Grande (Brasil) para controlar mejor su producción en el país, donde tiene acuerdos con 450 familias de agricultores. Mallorquí trabaja con pequeños agricultores, propietarios como máximo de una hectárea y que combinen la plantación de algodón con la de otros productos. En Turquía, la empresa establece las mismas condiciones, pero sólo trabaja con plantas de algodón de color en Brasil. En cada país, la empresa produce dos toneladas de algodón, que pueden variar según las condiciones meteorológicas.

 

Organic Cotton Colours también desarrolla el resto de la cadena, teje y confecciona para su propia marca y para terceros. La empresa sólo controla de manera directa la producción de algodón, pero subcontrata los demás procesos industriales en Barcelona y en Portugal. La compañía trabaja con un hilador de Puig-reig (Barcelona), un tejedor de plana también en Barcelona y un tejedor en tricot en Igualada (Barcelona). El tejido de punto, lo produce en Portugal.