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Nylstar, del rescate al ERE: seis años bajo la batuta de Praedium

S. Riera

24 feb 2016 - 04:53

 

Nylstar continúa reajustándose seis años después de salir de los juzgados. El grupo inversor Praedium, propiedad de Alfonso Cirera, acaba de presentar un expediente de regulación de empleo temporal sobre la práctica totalidad de la plantilla tras parar la producción de la planta de Blanes durante los próximos cuatro meses. Éste es el último paso tras seis años reestructurando a uno de los históricos del textil catalán, al que Praedium rescató de los juzgados y trata ahora de convertir en un hilador de lujo apoyándose en la popularidad de marca de nylon Meryl entre el sector.

 

Nike, Adidas, Oysho, Victoria Secret o Theory (Fast Retailing) son algunos de los clientes del fabricante gerundense de hilo que la compañía inversora rescató de los juzgados en 2009 y garantizó su viabilidad. Praedium mantuvo la actividad habitual de Nylstar hasta 2013 cuando puso en marcha un plan mucho más ambicioso, que consistió en convertir al fabricante de hilo en la punta de lanza de un grupo de moda, al que llamó Nylstar Fashion Group. Un año antes, el grupo inversor se hizo con la marca de bolsos Lupo y era propietario también la empresa confeccionista BMP de Mataró. Más adelante, la compañía sumó a su cartera de inversiones la burgalesa Montefibre, en concurso de acreedores.

 

Los planes de Praedium pasan por convertir Meryl en una marca ingrediente y ampliar su actividad al diseño, la confección y la tejeduría

 

Por otro lado, también en 2013, Praedium reforzó la cúpula directiva de Nylstar con el fichaje de Zigor Kortazar como director general y logró recuperar el control de la marca de nylon Meryl. La empresa compró por 1,5 millones de euros el derecho exclusivo para la distribución de nylon bajo la enseña en todo el mundo que hasta entonces tenía el fabricante francés Meryl Fiber, que quebró en 2012. Este paso dio mayor solidez a la estrategia de crecimiento de Nylstar, que exporta prácticamente la totalidad de su producción.

 

En estos últimos dos años, el nuevo dueño de esta fábrica histórica, cuyos orígenes se remontan a 1923, ha reenfocado el negocio con miras a mejorar los márgenes y tener capacidad para competir con los hiladores asiáticos. Proveedor de firmas como, la empresa ha transformado su actividad, ampliándola a toda la cadena de valor.

 

En este sentido, los planes de Praedium pasan por convertir Meryl en una marca ingrediente, similar a Lycra en el ámbito del elastómero o Swarovski, en el de los cristales, y ampliar su ámbito de actuación al diseño, la confección y la tejeduría. Para apuntalar este nuevo negocio, el grupo alcanzó un acuerdo de colaboración con el fabricante de tejido elástico Puntiblond, al que también rescató del concurso de acreedores, y reforzó su área de tejeduría con el fichaje del hasta entonces director de operaciones de Dogi, Raimon Pagés. Más adelante, la empresa volvió a fortalecer su área textil con un ex directivo de DB Apparel y apuntaló la de confección con una diseñadora con experiencia en Lacoste, Pepe Jeans o Armand Basi, entre otras.

 

Entre 2014 y 2015, Praedium puso en marcha la nueva estrategia para Nylstar y probó la gestión de la cadena de valor con una primera línea de prêt-à-porter para Lupo, además de colecciones de prendas deportivas para Desigual, Oysho o Adidas, entre otros. La empresa también engordó su plantilla con nuevas contrataciones en diferentes áreas como logística, ventas y márketing. A mediados del año pasado, con el propósito de impulsar su actividad exterior, Nylstar abrió una filial en Nueva York. Meses después, la empresa creó también estructura en Asia, con oficinas en Sri Lanka y un almacén en la región china de Yiwu, uno de los grandes polos mundiales de la producción de prendas de íntimo.

 

Las turbulencias en la planta de Blanes empezaron a finales de 2015, cuando Praedium acordó un expediente de regulación de empleo (ERE) temporal de dos años que afectó a 34 trabajadores de un total de 270. La dirección de Nylstar argumentó esta decisión por el poco volumen de trabajo y reorganizó también la jornada laboral a la plantilla para concentrar el trabajo en tres semanas seguidas y descansar la siguiente. En esta semana de descanso, Nylstar pararía también la producción.

 

No obstante, la plantilla se puso en alerta a principios de febrero con el retraso del pago de una parte de la nómina y un retraso en la paralización de la producción. A mediados de mes, Praedium presentó un nuevo expediente de regulación de empleo (ERE) temporal, esta vez de cuatro meses de duración y con afectación a prácticamente la totalidad de la plantilla por un parón de la producción que se alargará hasta julio.

 

Praedium ha insitido en que aprovechará este parón de la producción para realizar cambios en la planta y en la organización del trabajo, pero que no habrá despidos

 

La empresa asegura que este freno de la fabricación de hilo se debe a problemas con la caldera de gas y que aprovechará este periodo para realizar inversiones previstas en la planta. En este sentido, Praedium ha comunicado que si se realizarán modificaciones en la planta y la organización del trabajo, pero que no habrá despidos.

 

Con estas medidas, el grupo sigue intentando sentar las bases de su nuevo modelo de negocio, orientado al lujo. Los planes de la compañía inversora pasan por reducir la producción y centrar el trabajo en los procesos de estirado y acabado para dotar de valor al hilo. De hecho, en los dos últimos años, Nylstar ha pasado de producir 2.500 toneladas de hilo anuales a 400 toneladas. Praedium quiere reproducir el modelo de Nylstar en Montefibre.

 

Nylstar es uno de los pocos fabricantes de nylon para la industria de la moda que quedan en Europa. La compañía fue fundada por las familias Vilà i Gillet como Sociedad Anónima de Fibras Artificiales (SAFA) e inició su andadura como productor de rayón, una fibra sintética derivada de la celulosa y popularmente conocida como seda artificial.

 

La compañía ha vivido a lo largo de su trayectoria dos épocas doradas. La primera fue en la década de los setenta, con la explosión en el mercado del nylon y de otras fibras artificiales; y la segunda, en los noventa, cuando Nylstar llegó a tener once plantas de producción en todo el mundo, facturaba 670 millones de euros y empleaba a 4.500 personas.

 

Praedium tomó el control de la compañía cuando la crisis del textil había arrasado su estructura y tan solo se salvaba la planta de Blanes. Antes de que el grupo inversor comprara Nylstar, la compañía fue cambiando de manos desde que las familias fundadoras se desvincularon del negocio a mediados de los ochenta. El grupo francés Rhône Poulenc (Rhodia) se hizo con el 100% de la empresa en 1986. Ocho años después, la italiana Snia entró en el accionariado y situó la sede de la compañía en Italia.

 

A lo largo de noventa años, la empresa ha producido rayón, fibrana, nylon 6, nylon 6.6 y poliéster. En la actualidad, el grupo sólo produce nylon 6.6, que comercializa bajo la marca Meryl. Los principales mercados del nylon de Nylstar son el íntimo y el baño, que concentran el 28% y el 21% de las ventas, respectivamente. El 20% de los ingresos proceden de la calcetería; el 16%, del deporte, y el resto, del prêt-à-porter.