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La Quinta Avenida se vacía: el 20% de la meca del retail cuelga el cartel de ‘se alquila’

Una oleada de marcas ha abandonado sus flagship stores en la que fue la calle más cara del mundo para abrir un local comercial, presionando a la baja las rentas.  

I. P. Gestal / P. Riaño

18 mar 2019 - 04:52

La Quinta Avenida se vacía: el 20% de la meca del retail cuelga el cartel de ‘se alquila’

La caída de la demanda está forzando a la baja los precios. / P. Díaz Soloaga

 

 

Si Audrey Hepburn volviera hoy a desayunar con diamantes, probablemente lo haría entre carteles de “se alquila”. La Quinta Avenida, imbatible durante años en el número uno mundial del retail, ha dejado de brillar: Lord&Taylor, Ralph Lauren y Gap, tres emblemas de la moda estadounidense, han echado el cierre a sus tiendas bandera, y la tasa de locales en comercialización roza el 20%. ¿Es el fin de una era?

 

La gran pregunta es cuántos locales hay vacíos en los casi diez kilómetros de avenida. El pasado septiembre, el New York Times publicó en un artículo que la tasa se encontraba en el 20%, pero aunque el dato se reprodujo en muchos medios estadounidenses la fuente terminó retractándose y matizando la información.

 

Esa cota llegó a utilizarse para defender la propuesta del denominado Small Business Jobs Survivel Act, que pretendía blindar las rentas durante diez años para defender al pequeño comercio. Según expertos del sector citados por el diario Commercial Observer, en cambio, el dato se situaría por debajo del 10%. Otro artículo de Bloomberg aseguraba que, en todo Manhattan, había 143 locales vacíos a cierre de 2017, presionando a la baja las rentas.

 

 

 

 

Lo que sí está registrado es la tasa de disponibilidad, que incluye todos los locales en comercialización, estén o no ocupados, y excluye los nuevos desarrollos como Hudson Yards. Según un informe de Cushman&Wakefield, la tasa de disponibilidad se encuentra en torno al 20% en todos los tramos de la Quinta Avenida.

 

Entre las calles 42 y 49, la tasa de disponibilidad se situó a cierre del cuarto trimestre en el 23,3%. Este fue también el tramo donde más se redujeron los precios, con una caída del 12,5%, hasta 996 dólares por pie cuadrado al año.

 

Entre la 49 y la 60, la disponibilidad se dispara hasta el 27,5%, y los precios se encuentran en 2.668 dólares por pie cuadrado, un 10,5% menos que el año anterior. Por último, en el tramo más premium, entre la 49 y la 60, un 14,5% de la superficie está en el mercado.

 

 

 

 

En 2018, los alquileres de este tramo cayeron un 26,6%, pasando de 28.262 euros en 2017 a 20.733 euros por metro cuadrado al año, según el último informe Main Streets Across the World 2018, publicado por la consultora inmobiliaria Cushman&Wakefield.

 

Se trata del dato más bajo desde 2011, cuando las rentas se situaban en 16.704 euros por metro cuadrado al año, y están un 63% por debajo del máximo de más de 33.000 euros registrado en 2016.

 

El descenso le valió además perder el oro en el ránking de las calles más caras del mundo para abrir un local comercial, que recayó de nuevo en el barrio hongkonés de Causeway Bay, con 24.606 euros por metro cuadrado.  

 

 

 

 

Oleada de cierres

Se dice que quien logra tener éxito en Nueva York puede conseguirlo en cualquier sitio. En retail, subir la persiana en la Quinta Avenida era, como mínimo, una gran declaración de intenciones. Allí empieza y termina gran parte de la iconografía de la capital simbólica de occidente: el Rockefeller Center, el Empire State, el Metropolitan, el flagship de Tiffany, los grandes almacenes Saks Fifth Avenue.

 

Iconos que, al menos en retail, comienzan ya a formar parte de un mundo antiguo. En el inmueble que ocupó durante más de un siglo Lord&Taylor, icono de la distribución en el país, se instalará ahora el gigante del coworking WeWork, que compró en 2017 todo el edificio. Henri Bendel, Gap, Ralph Lauren y Versace también han bajado la persiana. El Tiffany en el que desayunaba Hepburn también está cerrado, aunque en su caso para encarar una macrorreforma de 250 millones de dólares.

 

 

 

 

Aunque coincide en tiempo, las razones de los cierres no son las mismas que el Apocalipsis Retail. Este fenómeno se justifica por la elevada densidad comercial de Estados Unidos, la transformación de la distribución y la elevada deuda que acumulaban los grandes grupos de comercio, especialmente los grandes almacenes. 

 

En Nueva York, en cambio, las tiendas tenían un objetivo más de márketing que de venta, pero ha sido la continuada subida de las rentas lo que ha terminado expulsando a los inquilinos. Las cuentas, especialmente en un sector en desaceleración como la moda, ya no salen: estar en el mayor escaparate del mundo a cualquier precio ha dejado de compensar.

 

Esta transformación se produce, sin embargo, en un contexto que no es, a priori desfavorable. El turismo, uno de los principales vectores de crecimiento del comercio en Nueva York y de los transeúntes de la Quinta Avenida, volvió a batir récords en 2018, con 65,1 millones de visitantes. Las ventas minoristas, por su parte, crecieron un 6,3% en Manhattan el año pasado y desacelerarán hasta el 4,3% este ejercicio, según Moody’s.

 

No es momento, todavía, de hacer sonar las trompetas del Apocalipsis (ni siquiera del retail) en la gran manzana, pero sus persianas bajadas y sus locales vacías son, al menos, el síntoma del fin de una era. La era en la que los flagship stores eran el epítome del comercio y la Quinta Avenida era la mejor cara de la ciudad que sentaba todas las modas. Hoy, el ecommerce avanza por la derecha, la moda ya no es El Dorado del retail y Nueva York ve como Oriente le arrebata cada vez más su papel hegemónico en el mundo.