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La francesa Noyon integra a la histórica Central Encajera 18 meses después de su compra

Valentino o Inditex son dos de los clientes de la compañía catalana, que el hólding galo del textil PBO rescató de la liquidación a finales de 2015 tras no haber superado el proceso concursal.

S. Riera

31 may 2017 - 04:44

 

Del lujo de Valentino al mass market de Inditex. La histórica Central Encajera, cuyos orígenes se remontan al siglo XIX, ha logrado mantener su actividad y su cartera de clientes 18 meses después de que la rescatara de los juzgados el hólding galo del textil PBO, dueño a su vez de Noyon y Darquer. A lo largo de este periodo, se liquidó la antigua sociedad Central Encajera y se derivó la actividad de la fábrica a Ibercolecciones, con sede en Barcelona.

 

“Desde el siglo XIX, la empresa nunca repartió dividendo, siempre se revertió todo en la fábrica y la familia la aguantó hasta el final”, explica Tomás Flaquer, miembro de la saga fundadora e implicado aún en la gestión diaria de la factoría, junto a su hermano Carlos. Flaquer recuerda que en 2007, en plena oleada deslocalizadora y a las puertas de la crisis financiera, la familia desestimó aún la última opción de compra, procedente entonces de un inversor chino.

 

Ocho años después, Central Encajera entró en concurso de acreedores en el juzgado de lo mercantil número 2 de Barcelona. Pocos meses después, el juez abrió el proceso de liquidación de la sociedad. En la subasta de los activos, el grupo francés PBO salvó la unidad productiva de la empresa quedándose con la fábrica, los equipos y la mano de obra. El plan de viabilidad que presentó la compañía gala incluía además mantener a los representantes de la familia fundadora.

 

 

El nuevo dueño de Central Encajera, que mantiene la marca, ha trasladado la gestión de la empresa a la sociedad Ibercolecciones, que creó en 2014 y en la que está al frente Olivier Jean Noyon, que consta como administrador único en el Registro Mercantil. La factoría catalana, con sede en Rubí, conserva también una gestión independiente.

 

El año pasado, Ibercolecciones modificó también su objeto social, que amplió en fabricación, transformación, confección, venta y compraventa de velos, mantillas, tules, encajes o blondas, entre otros. Aquel cambio del objeto social se acompañó de una ampliación de capital de 50.000 euros, fijando el capital social en 53.010 euros.

 

Con esta operación, el grupo francés amplió su gama de producto con la introducción en su cartera de mantillas tradicionales y velos para novias, dos de los segmentos en los que Central Encajera es más fuerte. El grupo francés, uno de los mayores en su país especializado en tules y encajes, quiso así reforzar los mercados del prêt-à-porter y de la alta costura ofreciendo todo el abanico de encajes para su marca Darquer.

 

 

La adquisición de Central Encajera coincidió con la caída de los gigantes franceses del encaje. La localidad de Calais, el principal clúster del sector en Europa, sufrió en pocos meses la entrada en los juzgados de compañías históricas y su consecuente cambio de manos: Deisselles fue comprada por el grupo chino Yong Sheng, mientras que Codentel fue comprada por parte de su competidor Sophie Hallette con el apoyo de Chanel.

 

Noyon, uno de los pilares del grupo PBO, tampoco escapó de este escenario y entró en concurso el pasado enero. Un mes después, la unidad productiva fue rescatada por parte de un consorcio formado por el propio PBO, empleados y cuatro empresas de íntimo: la belga Van de Velde, la italiana La Perla, la francesa Etam y MAS Holding, de Sri Lanka.