Equipamiento

Jevaso amplía su planta de Barcelona y prevé alcanzar 40 millones de euros en 2015

Iria P. Gestal

9 jun 2015 - 04:53

jevaso

 

La nave de Jevaso, con una señal discreta, pasa desapercibida entre las decenas que conforman el Polígono de Sabón, en Arteixo (A Coruña). Pero este inmueble, situado a pocas calles del gigante Inditex, cuenta con más de 50.000 metros cuadrados, a los que se suman otros 75.000 repartidos por toda la península, en los que se plancha, corta, confecciona, distribuye y hasta se gestiona el canal de ecommerce de empresas como Inditex, Mango, Bimba y Lola, Sita Murt o El Armario de Lulú. La compañía, que mueve alrededor de 60 millones de prendas al año, facturó en 2014 cerca de 30 millones de euros, y prevé alcanzar 40 millones de euros en 2015. “El secreto -afirma Suso Vázquez, fundador y director general de Jevaso- es detectar necesidades y ofrecer un servicio a medida que abarca todas las fases del proceso”.

 

La historia de Jevaso se remonta a 1983. Suso Vázquez, cuya familia también se dedicaba al textil, comenzó a trabajar con 18 años en Samlor, una de las primeras compañías de Amancio Ortega y, al volver del servicio militar, decidió establecerse por su cuenta. Al principio, Jevaso era una empresa de confección al servicio de las grandes empresas gallegas, que en la década de los ochenta vivían sus años de esplendor. Las compañías cortaban, Jevaso se encargaba de la confección y luego las prendas volvían al cliente para la plancha y el etiquetado. “Aquello era un absurdo, además de una pérdida de tiempo y de dinero”, dice Vázquez. “Así que empezamos a proponer a las empresas encargarnos nosotros de la plancha, y un tiempo después, también del corte”.

 

El modelo funcionó, y la compañía empezó a crecer. Pero con el inminente boom de la deslocalización, los talleres de confección comenzaron a cerrar, y también Jevaso parecía abocado el fracaso. Entonces, la empresa dio una vuelta de tuerca a su actividad, integrando también la logística. Los clientes pueden elegir qué parte del proceso mantienen in house y qué parte encargan a la compañía: “hay clientes que vienen aquí sólo a hacer los muestrarios, y el resto lo fabrican fuera”, dice Vázquez.

 

Hoy, la empresa suma 130.000 metros cuadrados repartidos entre cinco naves por toda la península. La mayor continúa siendo la de A Coruña, con una superficie de 55.000 metros cuadrados. En Parets del Vallés (Barcelona) cuenta con una planta de 30.000 metros cuadrados, a los que este año sumarán otros 18.000 metros cuadrados. Les siguen Zaragoza (19.000 metros cuadrados), Madrid (4.000 metros cuadrados) y Braga (Portugal) (3.000 metros cuadrados).

 

Vázquez y su mujer crearon la sociedad en 1991, y cuando nacieron sus tres hijos les dieron a cada uno un 3% del capital. Hoy opera a través de tres sociedades: Jevaso, Apyl Textil para la planta de Zaragoza y Bretos para Portugal.

 

Con el cambio de siglo, el desarrollo del ecommerce supuso un nuevo reto para el negocio. Jevaso comenzó a integrar también la gestión de la división de ecommerce de muchos de sus clientes, para la que la compañía dispone de casi una planta entera de su nave de A Coruña, y su propio sistema informático de gestión, que comercializa a empresas externas.

 

Cada año, la compañía gestiona 60 millones de prendas y, al día, 4.500 kilos de plástico; En sus naves suma 150 mesas de plancha, siete túneles de planchado y 17 embolsadoras polypack, que pueden llegar a embolsar 1.200 prendas por hora. En su cartera de clientes se encuentran desde gigantes como Inditex y Mango, a empresas más pequeñas como El Armario de Lulú, pasando por firmas como Bimba y Lola o Sita Murt.

 

En la nave de A Coruña ahora se trabaja simultáneamente con tres colecciones y prendas de decenas de clientes perfectamente clasificadas. Para mantener este engranaje en marcha, la compañía cuenta con dos talleres en dos pequeñas naves auxiliares, donde se arreglan los cientos de palés que utiliza cada mes y se desarrollan nuevos modelos de percheros y mesas, que también comercializa, que permiten optimizar el espacio disponible.

 

También los 1.000 empleados que la compañía tiene en la península se adaptan según el área que tenga mayor carga de trabajo durante el año. “Aquí no hay puestos fijos, todos los empleados son polivalentes para cambiar de una sección a otra según el mes”, apunta Vázquez.

 

Después de la plancha, la actividad que genera el grueso de su facturación es la gestión de stocks. Vázquez explica que las devoluciones son muy difíciles de gestionar, porque suponen mucha manipulación y es un proceso caro. “Empresas como Privalia o Vente-Privée nacieron precisamente porque que nadie gestionaba bien sus stocks y nosotros vimos en eso una nueva necesidad de los clientes a la que podíamos responder”, apunta. “Con algunas de las más grandes me quedé asustado. Tenían almacenes llenos de ropa que habían ido acumulando sin pararse a pensar que aquello era dinero que estaban guardando en un almacén”, explica Vázquez.