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Industria 4.0: nuevo talento para una nueva fábrica

Para encarar la digitalización, sostenibilidad y robotización de las factorías, el perfil de los trabajadores también se transforma haciéndose cada vez más evidente la aparición de nuevas tareas y nuevos perfiles.

Modaes

17 jun 2019 - 04:51

La industria de la moda, un sector que apenas ha evolucionado en miles de años, encara ahora una profunda transformación. Los nuevos hábitos de consumo, el nuevo escenario socioeconómico y geopolítico, los cambios demográficos y la irrupción de la tecnología en todos los quehaceres diarios también tienen un impacto en la cadena de valor del sector. La digitalización y la sostenibilidad abren una nueva era en todos sus eslabones, que implica la incorporación de nuevos sistemas en las fábricas. Itma, la mayor feria de maquinaria textil, dará las claves de lo que será la industria de la moda del futuro en su próxima edición, que se celebrará del 20 al 26 de junio en Fira de Barcelona. Acudirán 1.600 expositores y se espera superar los 125.000 visitantes.

 

 

Industria 4.0: nuevo talento para una nueva fábrica


 

La irrupción de la era digital impacta en las plantillas. El perfil de los trabajadores se transforma al tiempo que aparecen nuevas tareas en las empresas industriales. Del mismo modo que ocurre en el resto de los sectores económicos, la digitalización supone un desafío en las organizaciones cuya resolución pasa sí o sí por la formación. La industria no escapa tampoco al análisis de datos, la gestión del canal online, el control del tráfico digital, las aplicaciones móviles o la creación de contenido.

 

La transformación hacia la digitalización va más allá de cambiar batas azules por batas blancas. En el textil de cabecera, el más avanzado tecnológicamente de la cadena de valor, la automatización de procesos e incluso la robotización es una realidad. El reto ahora es la gestión de los datos y la capacidad de compartirlos con el resto de los actores. De ahí que, incluso en fábrica empiece a no ser descabellado dar con chief data officers y chief information officers, data analysts o chief experience officers, entre otros.

 

Los procesos de hilatura, tejeduría, tintura y acabados en la Unión Europea hace tiempo que tecnificaron sus procesos. Durante las décadas de crisis, las compañías que apostaron por mantener el negocio en el territorio supeditaron su supervivencia a la inversión tecnológica como única salida para reducir costes, avanzar en el desarrollo de nuevos productos y reducir al mínimo el impacto en el medio ambiente ante el endurecimiento de la legislación europea al respecto.

 

 

 

 

A pesar de la automatización, el textil de cabecera ha sido quien ha tirado del empleo del conjunto de la industria de la moda en los últimos años. Entre enero de 2014 y enero de 2019, los afiliados a la Seguridad Social en esta categoría han crecido un 14,3%, hasta un total de 46.853 trabajadores, según datos del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social.

 

En el caso de la confección, tradicionalmente mucho más intensiva en mano de obra, el avance en el empleo en este mismo periodo ha sido del 3,2%, hasta 48.954 trabajadores. La distancia entre los afiliados en el textil y la confección se ha acortado drásticamente. De este modo, si bien enero de 2014 la industria de la confección de prendas contaba con alrededor de 7.000 trabajadores más que el textil; cinco años después suma sólo un millar más.

 

De la misma manera que la automatización ha contribuido a que la industria textil genere empleo, y además de mayor calidad, se espera que la digitalización avance en el mismo sentido. En la próxima edición de la feria Itma, de maquinaria textil, todos los productos que se expongan cuentan con sensores para extraer datos, que deberán ser analizados, interpretados y utilizados, tanto para la gestión interna de la factoría como para intercambiarlos con otros actores.

 

Los fabricantes de maquinaria textil han enriquecido sus plantillas en la última década con ingenieros informáticos para desarrollar los nuevos softwares que ayudarán a esta lectura. La capacidad de fabricación de las máquinas se da hoy por hecha, porque el valor está en todos los datos que puedan generar y la capacidad para sacarles partido.

 

 

 

 

La confección, un paso por detrás

Del conjunto de la cadena de valor, la confección es el único eslabón aún intensivo aún en mano de obra. La automatización de la costura llegó a la par que la de la hilatura o la tejeduría, en el último tercio del siglo pasado, pero la irrupción de nuevos polos productivos en Asia con costes muy bajos desalentó la inversión en la tecnificación de las fábricas de confección en Europa y Estados Unidos. Pero esta fórmula de aprovisionamiento no tiene recorrido.

 

En Etiopía, la última meca de la producción low cost, las nuevas factorías destinadas a la confección de prenda empiezan a incorporar los primeros sistemas automatizados de costura. En China, la inversión en nuevas fábricas compuestas sólo por robots de costura crece a pasos agigantados. Por el momento, tan sólo se concentran en la producción de monoproducto, como camisetas blancas.

 

Según expertos del sector, no hay vuelta atrás en la automatización de la confección ni en el impacto social que pueda provocar en algunas de las economías más frágiles del planeta. Para contener el impacto social, se espera que países como Bangladesh, Vietnam, Camboya o incluso Myanmar o Etiopía empiecen a diversificar su estructura industrial con sectores de mayor valor añadido, tal y como hizo China hace una década.

 

A la espera de la automatización de la confección, la digitalización también ha ido introduciéndose en su proceso. La unión entre retailers y confeccionistas se ha reforzado a medida que han ido interconectando datos. Los primeros tanteos de la personalización en la distribución han supuesto un salto hacia delante en este sentido con miras a ganar velocidad y eficiencia. Y en esta ecuación, la proximidad a los mercados de consumo volverá a jugar un papel determinante.

 

 

 

 

Nuevos perfiles

El Consejo Empresarial para la Competitividad señalaba en el informe España 2018 los puestos que tendrán una mayor demanda en el desarrollo de la economía digital, no sólo en la industria sino en todas las compañías. El mayor reto de las empresas de la cadena de valor de la moda no está en saber cómo funciona una impresora digital, una 3D o incluso un brazo robótico para coser camisetas, sino en gestionar el alud de datos que llegan con la nueva era.

 

De este modo, el principal será el de chief digital officer, responsable de la transformación digital de la empresa, con una visión completa del negocio digital. Le seguirá el chief information officer, responsable de tecnologías de la información; el director de innovación digital, capaz de hibridar las tareas tradicionales con las que comporta la digitalización; el científico de datos, conocedor de la arquitectura tecnológica del negocio; el director de ciberseguridad; el responsable de smart factory, o el director de talento digital, entre otros.