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Hilaturas Ferre, salir del armario al son del ‘close the loop’

La compañía alicantina, especializada en la fabricación de hilo reciclado, está viviendo una nueva época dorada gracias a la mayor apuesta de la gran distribución por la economía circular.

Silvia Riera

19 ene 2018 - 04:44

Hilaturas Ferre, salir del armario al son del ‘close the loop’

Alfredo Ferre en las instalaciones de Hilaturas Ferre.

 

 

Hilaturas Ferre se sube a la ola del close the loop para sacar pecho del negocio del reciclaje textil. Inditex, H&M o El Corte Inglés son algunos de los clientes de este hilador histórico de Banyeres de Mariola (Alicante), que está viviendo una de sus épocas doradas un siglo después de su fundación.

 

La apuesta de la gran distribución de moda por la economía circular ha devuelto a este fabricante de hilo reciclado a la primera línea del sector.

Tras más de cien años de historia, Hilaturas Ferre ha pasado de producir la materia prima para fregonas o trapos de cocina a ser el aliado estratégico de las mayores empresas de moda del mundo.

 

Heredera de la empresa Hijos de Antonia Ferre, fundada en 1914, el actual grupo se puso en marcha en 1947 con la producción de hilo reciclado. “Nos especializamos en un producto que con el devenir de los tiempos ha pasado de ser competitivo en precio a ser atractivo de por sí”, explica Alfredo Ferre, representante de la tercera generación de la familia fundadora y actual consejero delegado, quien afirma con rotundidad que ahora han salido del armario.

 

 

 

 

“A principios del 2000 no decíamos que era un producto regenerado o reciclado porque cerraba puertas y creaba desprestigio, mientras que en 2014 empezamos a comercializarlo ya bajo la marca Recover porque vimos que tenía valor”, asegura. 

 

Desde aquellas primeras aplicaciones más industriales y de menor valor, Ferre explica que fueron introduciendo mejoras tecnológicas en el proceso productivo para que sus hilos reciclados fueran sustituyendo a los tradicionales. “Nos hemos inclinado hacia aplicaciones donde el diferencial de rendimiento de nuestro hilo frente al convencional fuera menor”, apunta Ferre.

 

De este modo, antes del boom del close the loop, la compañía vivió una de sus anteriores eras doradas en los ochenta con la ropa deportiva de felpa o los calcetines para la práctica de deporte. Más adelante, Hilaturas Ferré abrió sus aplicaciones hacia el textil hogar, en cortinas o tapizados.

 

En los últimos años, sobre todo tras el lanzamiento de Recover, Hilaturas Ferre ha acelerado su producción. La empresa, que emplea a 130 trabajadores, prevé cerrar 2017 con una cifra de negocio de 17 millones de euros. La compañía cuenta con filiales en Estados Unidos, México y China y no descarta poner en marcha una segunda factoría en Asia si el volumen de producción continúa creciendo para estar más cerca de los hubs productivos.

 

 

 

Tecnología y sostenibilidad

“Ahora podemos incorporar hilo reciclado en casi todo tipo de prendas, de punto y plana”, señala Alfredo Ferre, quien subraya que, a ojos del consumidor, hoy en día es imposible discernir entre una prenda elaborada con fibras vírgenes y otra realizada con fibras recicladas.

 

Uno de sus aliados en este fenómeno es la evolución de la industria de los acabados y otro la tecnología. “A casi cada generación de máquinas le pondría una medalla”, afirma. Su materia prima continúan siendo los desperdicios industriales de la confección, de los recortes de las mesas de corte y, desde la entrada de la economía circular en el sector, también las prendas usadas.

 

 

Valientes e intrépidos

Alfredo Ferre se incorporó a la empresa familiar en 1989 y se puso al frente en 2002, a las puertas de la liberalización del comercio mundial del textil. “He vivido unos años divertidos, sobre todo porque el 80% de mi trabajo lo he realizado en el área comercial”, asegura el consejero delegado. 

 

“Hubo una época de grandes empresarios industriales en el textil, pero los cambios estructurales profundos de las últimas décadas lo modificaron todo y ahora somos un poco más valientes e intrépidos”, explica. “Hay que ser textilero en otras zonas del planeta para sentir el mismo placer que sentíamos aquí hace cuarenta años”, añade.