Equipamiento

Funky Studio, el lado ‘cool’ de la fábrica para seducir al calzado de lujo

El fabricante ilicitano de curtidos Pusipiel amplía sus instalaciones con un espacio de coworking para acercar a los diseñadores y a los responsables de producto de las marcas de lujo que tienen su producción en la ciudad alicantina.

S. Riera

17 mar 2017 - 04:51

 

La industria de la piel busca fórmulas para acercarse al lujo. Con sede en Elche (Alicante), el mayor cluster español de calzado, Pusipiel ha puesto en marcha un nuevo negocio, Funky Studio, para atraer a diseñadores, modelistas y responsables del producto de las marcas internacionales del sector que producen en la localidad.

 

Fundada hace treinta años por el empresario alicantino Juan Candela, Pusipiel está especializada en la producción de curtidos y de forros internos para el calzado. Además, la compañía también distribuye pieles de otros fabricantes, sobre todo italianos. Cada temporada, la empresa gestiona

 unas 150 referencias.

 

Con un equipo de doce trabajadores, la compañía centra su actividad en el mercado español y portugués, y es proveedor de fabricantes de calzado y marroquinería. La empresa acude a ferias como Lineapelle y Futurmoda, entre otras.

 

 

Para gestionar el showroom, la empresa ha fichado a Giovanni Albanese, un diseñador italiano de moda. “La puesta en marcha de este tipo de negocios es muy habitual en Italia, pero no tanto en España”, explica Albanese. “Son espacios en los que se tiende una mano a las marcas, no sólo para que vean el producto, sino también para compartir ideas o trabajar”, asegura.

 

Albanese expone que a Elche acuden los responsables creativos y de desarrollo de productos de marcas de lujo, como Jimmy Choo o Chanel, que vienen a Elche a supervisar sus proveedores de calzado. Con Funky Studio, el propósito es atraerlos para involucrar en su cadena de suministro a los fabricantes de la materia prima.

 

El espacio, en el que hay un muestrario con los artículos que la empresa produce y comercializa, también hay una zona de coworking, salas de reunión, un estudio de fotografía y una zona de relax. “Con Funky Studio se quiere hablar el mismo idioma que los diseñadores y facilitarles un lugar de encuentro con los demás fabricantes y unir la cadena de valor”, explica Alabanese.