Equipamiento

Dos fondos gallegos impulsan una red de confección ‘eco’ de la mano de una ex directiva de Sybilla

S. Riera

10 nov 2015 - 04:57

Latitude quiere marcar el camino del futuro del textil en Galicia. En plena oleada de relocalización industrial, cuyo grueso recala en el norte de Portugal y Marruecos, la industria gallega empieza a dar ciertos síntomas de recuperación, aunque con un enfoque totalmente nuevo. A diferencia de la industria tradicional de la confección, Latitude coloca la sostenibilidad como eje vertebrador, desde la elección de la materia prima hasta la misma organización empresarial, con el apoyo de fondos de inversión y una ex directiva de Sybilla.

 

Se trata de una iniciativa de los empresarios locales María Almazán y Fernando Gago, y de otros tres inversores privados. En una primera ronda de financiación, la compañía abrió su capital a Xesgalicia, el brazo inversor de la Xunta de Galicia, y la sociedad de capital riesgo Vigo Activo. La empresa prepara ahora una nueva ronda para dar entrada a nuevos socios y ampliar la actividad de Latitude hacia la creación de una marca nueva.

 

Almazán aterriza en este proyecto procedente de la fundación Fabrics for Freedom, que puso en marcha la diseñadora Sybilla para la producción de tejidos sostenibles. Con anterioridad, la ahora empresaria había sido responsable de compras en El Corte Inglés. Fernando Gago, por su parte, viene del ámbito de la empresa sostenible. Gago se sumerge en la industria textil procedente del Instituto de Salud Global de Barcelona, un referente en la investigación de enfermedades que afectan a las poblaciones más desfavorecidas.

 

Con tan solo un año de actividad, la compañía ha empezado a operar con siete talleres (tres de ellos con plantillas superiores a los cincuenta trabajadores) y los planes pasan por trabajar con veinte centros de producción locales en 2020. Latitude empezó colaborando con talleres en A Coruña y ha ido ampliando el ámbito de actuación a Vigo y Orense. Para puntas de trabajo, la compañía también lleva algo de trabajo a Portugal, en proveedores que también han pasado el filtro de sus auditorías.

 

Latitude es una iniciativa de los empresarios María Almazán y Fernando Gago; en una primera ronda de financiación, la compañía se abrió a Xesgalicia y a la sociedad de capital riesgo Vigo Activo

 

Tres de los grandes grupos de distribución de moda del país, un gran número de cadenas mediadas e incluso enseñas del lujo han regresado a esta región, en busca de la rapidez, pero también del sello de sostenibilidad. Latitude es un proyecto de capital público y privado que, después de años de cierres y despidos en el sector textil gallego, ha empezado a reactivar parte del tejido industrial en la autonomía.

 

“Tengo lo idea de crear una empresa de estas características desde que estaba en el departamento de compras de El Corte Inglés y conocí en primera persona cómo funciona la industria de la moda”, explica Almazán, una empresaria que prefiere utilizar el tren al avión para reducir su huella ambiental. “Hemos creado una herramienta para que las marcas de moda tengan la opción sostenible de cero a cien”, asegura.

 

La propuesta es flexible: sólo de consultoría para las enseñas que dan sus primeros pasos en este ámbito; sólo de confección para quien ya aporte la materia prima, o todo el proceso completo de aprovisionamiento. Para esta última área de negocio, Latitude colabora con el showroom milanés C.L.A.S.S., que cuenta con más de 700 referencias en materiales sostenibles.

 

Uno de los grandes retos de este proyecto ha sido “volver a poner en red a los talleres para que a las marcas les vuelva a resultar cómodo producir aquí”, afirma la empresaria. “Nosotros realizamos el seguimiento de toda la colección y nos aseguramos de que llegue a tiempo al punto de venta”, explica Almazán. Otro de los desafíos de Latitude ha sido transmitir el espíritu de sostenibilidad de la iniciativa en sí. “Los hemos reconvertido en ecológicos, incluso en el café”, señala. La empresaria subraya que involucrar a los talleres ha sido un proceso lento y que ha costado, en ocasiones, por la misma desmotivación de los trabajadores tras años de recortes de personal.

 

Por el momento, algunas de las marcas con las que trabajan, como Hoss Intropia, han empezado a comercializar sus prendas con la etiqueta de Latitude, como garantía de sostenibilidad. Los autores del proyecto quieren reforzar el peso en el mercado que está adquiriendo esta marca de confeccionistas sostenibles para lanzarse con su propia colección al mercado y competir con otras enseñas de referencia en este ámbito como Edun, Patagonia, The Reformation, Eileen Fisher, Everlane o las españolas Skunkfunk, Ecoalf, El Naturalista o Ioweyou Project.