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De mayoristas, proveedores y fabricantes, el ‘backstage’ del 20% del negocio de la moda

Detrás del comercio multimarca hay un universo muy dinámico de pymes españolas que han evolucionado el negocio, profesionalizándolo y consiguiendo sobrevivir trabajando just in time fabricando en España y ajustando márgenes.

S. Riera

9 feb 2018 - 04:49

De mayoristas, proveedores y fabricantes, el ‘backstage’ del 20% del negocio de la moda

 

Por su escaparate, parece una tienda de moda al uso, pero nada más cruzar la puerta, se amontonan las cajas, se escucha el ruido de la cinta de embalar, se negocian volúmenes y, junto a una calculadora, se miran las colecciones. Un cartel en la entrada informa que sólo se vende al por mayor. Se trata de la nueva generación del comercio mayorista en España, pilotado por profesionales de larga trayectoria en el sector que han reformulado el negocio tras la pérdida de cuota del multimarca, la última crisis financiera y de consumo, y la llegada de los intermediarios asiáticos.

 

Detrás de sus mostradores no hay recién llegados. Son gente conocedora de una parte del negocio de la moda que aún genera cerca de 3.550 millones de euros, el 19,7% del total de las ventas del sector en España, según los últimos datos de la Asociación Empresarial del Comercio Textil y Complementos (Acotex) correspondientes a 2017. La llegada de las cadenas monomarca no sólo les arrebató cuota de mercado, sino que también les obligó a cambiar la manera de trabajar y ajustar precios y márgenes.

 

En el centro de Madrid, junto a la estación de metro de Tirso de Molina, se amontonan unos setenta establecimientos de este tipo entre las calles Colegiata, Conde de Romanones y Concepción Jerónima. Son los que permanecen de una era dorada que se vivió en las décadas de los ochenta y de los noventa, y que ahora tratan de recuperar impulso de la mano de un comercio multimarca nacional e internacional que huye del made in China y de otras fórmulas low cost.

 

 

Muchos de ellos habían formado parte de Madrid Fusión, una galería de comercios al por mayor que se agrupaba en un inmueble situado entre la plaza Tirso de Molina y la calle de Romanones, que hoy se encuentran reubicados en locales comerciales de la zona. Los tiempos de Madrid Fusión se dejaron atrás y muchos de sus operadores se quedaron en el camino. Los que quedan han reinventado la concepto.

 

Bajo rótulos como Andrea Siker, Bocetto, Cerezas, Élite Woman, Junco, Iris, Novedades Carol o Passione, Sandro’s Cruz o Sonata, se agrupan centenares de colecciones de mujer, hombre, moda urbana, accesorios y complementos, fiesta e incluso niño, que nutren al grueso de los comercios multimarca de todo el país, y que continúan siendo las marcas de referencia en centenares de ciudades medianas y pequeñas que cubren el territorio.

 

En Albano’s, en la calle Colegiata junto a la plaza Tirso de Molina, un viernes a las cinco de la tarde, la actividad es frenética. Un repartidor pide paso empujando una carretilla con varias cajas, entre burros repletos de vestidos de fiesta. Tras el mostrador, el dueño atiende a una mujer italiana que señala una prenda y pregunta cuántas unidades le cabrían en una caja de cartón, en la que bien podría caber un par de mesillas de noche. El establecimiento es amplio y la colección se extiende por doquier, por las paredes y por el centro.

 

 

En la calle Romanones, bajo la enseña Giordanno se encuentra un local de techo elevado y largas columnas en el que se exponen bolsos de manera espaciada, ordenada, clara y simple. Un poco más adelante, al final de un discreto corredor, se esconde Cool King, también de accesorios, que en los picos de compras, acostumbra a formar colas en la entrada.

 

En la esquina entre Romanones y Concepción Jerónima está Rosas Rojas. La marca comparte proveedores de tejidos con marcas de lujo, está especializada en vestidos de fiesta y es quizá el mayorista más caro de la zona. Y si no fuera por su ubicación en la calle Colegiata, si uno entrara despistado en Andrea Siker podría parecerle estar en una tienda de Purificación García. No obstante, junto a estos establecimientos permanecen aún algún que otro que recuerda a los de antaño, como pequeños almacenes, más estrechos, con prendas amontonadas y embolsadas.

 

Confiesan que ya no se gana lo que se ganaba antes, pero que continúa habiendo mucho trabajo y que, quienes están, persisten por estar atados a un proceso que no cesa. Ahora, con márgenes más estrechos, el ritmo de rotación es aún más veloz. Obligados a actuar frente al fast fashion, han jugado la carta de la producción en proximidad para introducir en el mercado prendas nuevas cada diez o quince días, y reposiciones incluso en tres días.

 

 

La mayoría de ellos trabajan con talleres ubicados en las cercanías de Madrid, Talavera de la Reina (Toledo), Galicia o Barcelona, aunque para según qué piezas también recurren de importaciones, sobre todo procedentes de Francia o Italia, aunque en algunos casos, vienen también de China. Sus colecciones son extensas, abarcan tallas imposibles para la gran distribución y grupos de edad que las cadenas tampoco abordan.

 

Aseguran también que se han mantenido porque conocían su mercado y su mercado les conocía a ellos, pero no han sabido crecer. El aterrizaje del comercio asiático sacudió también su sector. Ahora, han decidido organizarse y armarse para recuperar cuota y volver a avanzar en el multimarca español, que ha terminado también por profesionalizarse.