Equipamiento

De Au Bon Marché a Amazon Go, dos siglos de innovación en retail

A medida que la tecnología ha ido apoderándose del espacio comercial y los universos online y offline han ido unificándose, el sector ha entrado de lleno en una nueva era de la que no hay vuelta atrás.

S. Riera

7 abr 2017 - 04:37

 

Omnicanalidad, márketing digital, big data, beacons, chatbots, realidad virtual y Rfid. En pocos años, el negocio del retail ha aprendido a hablar de manera radicalmente diferente. A medida que la tecnología ha ido apoderándose del espacio comercial y los universos online y offline han ido unificándose, el sector ha entrado de lleno en una nueva era de la que no hay vuelta atrás. Y de la misma manera que, en el siglo XIX, la popularización de la electricidad transformó el aspecto de los grandes almacenes de la época, hoy es la tecnología digital la que cambia las reglas del juego.

 

 

Lee el reportaje completo en el Modaes.es Dossier

La Tienda del Futuro: tecnología al servicio del retail

 

 

Las previsiones situaban en 2016 las ventas del comercio minorista mundial en 22 billones de dólares, un 6% más que un año atrás, según datos del informe Worldwide Retail Ecommerce Sales: The eMarketer Forecast for 2016, de la empresa de estudios de mercado eMarketer. Se espera que el mercado alcance un tamaño de 27 billones de dólares en 2020. Las ventas online han empezado a ganar posiciones en estas estadísticas. Según eMarketer, el ecommerce generaría cerca de dos billones de dólares en 2016, un 23,7% más que en el año anterior y llegaría a copar el 8,7% del total de la facturación del sector. Para 2020, se espera que el peso del comercio online alcance el 14,6% sobre el total y llegue a los cuatro billones de dólares en 2020.

 

En el caso concreto de la moda, se espera que las ventas de prendas de vestir y calzado asciendan hasta dos billones de dólares en 2018, según Euromonitor International. En 2016, la facturación global del sector se situó en 1,7 billones de dólares tras crecer un 3,8%, en el que fue el avance más bajo desde 2008.

 

Las nuevas tecnologías han empezado a calar en el sector de la distribución al por menor porque son clave para dinamizar este mercado. Y las colas que en su día generó la primera Apple Store o la expectación que más recientemente ha despertado Amazon Go son prueba de ello.

 

 

Desde que el comercio dio el salto a la modernidad, primero con las galerías comerciales del siglo XVIII en Francia, Italia y Reino Unido y, un siglo después, con la aparición de los grandes almacenes, los dos elementos que han dado el espaldarazo al sector han sido la mejora de la experiencia de venta y la innovación tecnológica. El último hito ha sido el supermercado híper conectado del gigante de Internet Amazon, que permite al cliente salir del establecimiento sin pasar por caja.

 

Este año debe ser un punto de inflexión en la hoja de ruta hacia la tienda del futuro. Será ahora cuando los retailers tomen consciencia de la importancia de la aplicación de la tecnología en sus puntos de venta, desde el Rfid para visualizar el inventario hasta la inteligencia artificial, el big data para anticiparse a las decisiones de compra de los consumidores y para continuar encogiendo los costes y acelerando los procesos, según el estudio The Future of Retail 2017, de la consultora de tendencias WGSN. El informe subraya que la inversión en ladrillo persistirá, pero que las tiendas irán tomando un nuevo aspecto.

 

 

La creación de experiencia parece haberse convertido en el último mantra del retail, pero lo cierto es que el comercio minorista lleva trabajando este aspecto desde el 1800, siempre a partir del formato de la tienda, su atmósfera, los servicios que se ofrecen en ella, los escaparates y los métodos de pago, según recuerda un estudio de la empresa especializada Mood Media en colaboración con Bruno Daucé, profesor de retail y márketing en la universidad francesa de Angers.

 

Según este documento, la emoción ha sido el vector clave a lo largo de estos dos últimos siglos, junto con la innovación tecnológica del momento. La llegada de la electricidad, por ejemplo, fue clave, favoreciendo a los grandes almacenes en la mejora la experiencia del cliente. Más adelante, ya en la década de los veinte del siglo XX, el márketing sensorial empezó a tomar forma, con la incorporación en los establecimientos de música de fondo pregrabada. Ya en el último tercio del siglo pasado, los escaparates alcanzan cotas en la teatralización. Ahora, las marcas empiezan a ser capaces de medir y analizar grandes cantidades de datos emocionales de cada uno de sus consumidores para anticiparse a sus decisiones de compra.

 

En este sentido, la gestión de los datos explota al máximo la personalización: la geolocalización, la impresión 3D o la realidad aumentada permiten un servicio ajustado y a la carta que está a las antípodas de lo que era la estandarización que supuso la proliferación de centros comerciales. Por otro lado, a principios del siglo XX, llegaron a los comercios las etiquetas de precios y los probadores, dos elementos que dieron mayor autonomía al consumidor dentro del punto de venta. A raíz de ellos, por ejemplo, los comercios de alimentación empezaron a desarrollar las primeras estrategias sobre el flujo de clientes, al tiempo que los grandes almacenes tanteaban el concepto de disfrute y experiencia dentro del punto de venta.