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Centros comerciales en China: una burbuja que seduce la inversión pero no las marcas

S. Riera

2 feb 2015 - 04:29

 

La burbuja de los centros comerciales en China se deshincha. Los grandes operadores del sector en el gigante asiático buscan nuevas vías de crecimiento y empiezan a diversificar e internacionalizar sus negocios ante los primeros síntomas de agotamiento del negocio. Wanda, el principal operador inmobiliario del sector en China, ha emprendido la expansión internacional con proyectos en todo el mundo, incluida España. Sin embargo, todavía hay quien cree en este negocio, que tiene el reto de alcanzar los 4.000 centros comerciales en 2015.

 

Entre los inversores que continúan apostando por este mercado se encuentra L Capital, el brazo inversor de LVMH, que acaba de entrar en el capital de uno de los grandes promotores de centros outlet en China, Sausser Group. A pesar de la burbuja que existe en el sector, el formato outlet trata de ganar terreno con los stocks generados por las políticas anticorrupción del Gobierno chino y por las preferencias de la nueva clase media del país por las marcas occidentales.

 

En 2013, la inversión en centros comerciales en China creció un 28,3% respecto al año anterior, hasta 1,2 billones de yuan (171.587 millones de euros). En los últimos tres años, la cifra de centros comerciales en China ha crecido a un ritmo de 300 complejos nuevos cada año. Las nuevas aperturas se han situado sobre todo en ciudades de segundo y tercer nivel, como Chengdu, Tianjin o Shenyang, con el propósito de acercarse a millones de ciudadanos del resto del territorio más allá de Pekín, Shanghái y Shenzhen.

 

Las expectativas son buenas a tenor de un incremento del consumo en el país del 13% en 2013, hasta 2,6 billones de dólares (2,3 billones de euros). Pero aun así, la economía del país afloja el ritmo. En 2014, el Producto Interior Bruto (PIB) de China creció un 7,4%, el porcentaje más bajo de los últimos 24 años. Para 2015 y 2016, las expectativas de crecimiento del PIB chino del Fondo Monetario Internacional son del 6,8% y del 6,3%, respectivamente. Una de las causas que se apunta para justificar la moderación del crecimiento de la economía china es el ajuste que vive el sector inmobiliario del país.

 

La burbuja de los centros comerciales en China empezó a deshincharse en 2012 por un déficit  la oferta de moda en estos complejos, un nivel adquisitivo todavía demasiado bajo y el auge del ecommerce, y ya han aparecido los primeros ghost malls (centros comerciales fantasma). “La burbuja de los centros comerciales en China empezó hace unos diez años y experimentó grandes saltos entre 2007 y 2008”, explica Chengcheng Li, consultora en East2West.

 

La experta sostiene que el boom inmobiliario en China es parecido al de España: “para elevar el precio de la vivienda, se crea todo un círculo de negocio alrededor, de parques comerciales, zonas de ocio, hoteles o campos de golf, entre otros equipamientos”.

 

Según Li, el mercado de los centros comerciales ha llegado a su zénit por tres motivos clave: un exceso de capacidad instalada, la falta de oferta de marcas y el auge del ecommerce. “Es un negocio de capa caída porque hay muchísimos complejos y no hay suficientes retailers para cubrir su superficie alquilable”, señala. “No hay oferta suficiente”, subraya.

 

Por otro lado, Li asegura que a los consumidores chinos sí les gusta ir a los centros comerciales. “Las ciudades chinas no son como las europeas, es difícil pasear e ir de compras, y los ciudadanos prefieren desplazarse a los centros comerciales, donde van a pasarlo bien”, explica. En este sentido, la experta apunta que este tipo de complejos ha terminado convirtiéndose en un punto de encuentro para los ciudadanos, para ir a comer o al cine, pero no para ir a comprar. “Para el consumidor chino, la oferta de moda del centro comercial es demasiado cara y prefiere comprar por Internet”, asegura.

 

De hecho, China se erige como uno de los mercados en que el ecommerce experimentará un mayor crecimiento en los próximos años. En la actualidad, las compras por Internet ya generan el 8% del total de las ventas del comercio. En 2013, el ecommerce en China creció un 42% en relación al año anterior, ante 305.000 millones de dólares (270.000 millones de euros). “Las marcas prefieren hoy abrir tiendas en plataformas de comercio electrónico, como Tchibo”, afirma Li.

 

Por el momento, desde el sector inmobiliario en China sigue defendiéndose el modelo de centro comercial, asegurando que los ghost malls son ejemplos de estrategias erróneas de posicionamiento o de diferenciación. South China Mall, un macro complejo de 460.000 metros cuadrados en Dongguan, es ejemplo de ello.

 

Los grandes operadores

 

Wanda, uno de los mayores grupos inmobiliarios de China, ha sido uno de los primeros en diversificar e internacionalizar. En septiembre de 2014, la compañía sacó a bolsa su negocio de real estate Wanda Commercial Properties, además de impulsar inversiones en el extranjero. En España, la compañía planea construir en Madrid un macro complejo comercial, acaba de entrar en el capital del Atlético de Madrid y fue quien compró el histórico Edificio España.

 

El fundador y propietario de Wanda, Wang Juanlin, fue en 2013 el hombre más rico de China, según Forbes. En 2014, los magnates del ecommerce, la telefonía y las telecomunicaciones le arrebataron el liderazgo. En agosto de 2014, la compañía contaba con 95 centros comerciales en China bajo el nombre de Wanda Plaza y esperaba cerrar el año con 110 complejos en todo el país.

 

Otros de los grandes operadores inmobiliarios en ese mercado son CapitalMalls Asia, con 62 complejos; YangGuang, con casi cuarenta; Bialian Group, con quince centros, la mayoría de ellos en Shanghái; Szitic Commercial Property, con veinte; China Resources Land, con seis; Century Golden Resources, con otros seis; Longfor Properties, con nueve; Hang Lung Properties, con diez; Cofco Land Holdings, con siete; Shui on Land, con seis; Sun Hung Kei Properties, con dieciséis, y Swire Properties, con seis. Diez estas empresas cotizan en bolsa.