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Archroma, química sostenible para el textil con ADN español

S. Riera

18 abr 2016 - 04:35

Archroma, química sostenible para el textil con ADN español

 

Archroma, uno de los mayores grupos de química textil en el mundo, ha reforzado sus plantas en España en su nueva etapa bajo la batuta del fondo estadounidense SK Capital, que la compró en 2012. La fábrica de la compañía en El Prat de Llobregat (Barcelona) ha elevado un 20% la plantilla, hasta 300 personas, y ha trasladado a varios directivos de la dirección de EMEA (Europa, Oriente Medio y África), que hasta ahora estaban en las oficinas centrales en Suiza. La compañía ha apuntalado su apuesta por la plataforma de El Prat como centro de operaciones para esta región. Aun así, el centro continúa dependiendo de las oficinas centrales del grupo, situadas en la localidad suiza de Reinach.

 

En la fábrica de El Prat, Archroma produce colorantes, productos químicos y pigmentos para el textil, además de colorantes y blanqueantes para la industria del papel. En cambio, la factoría de la localidad vecina de Castellbisbal está especializada en colorantes y químicos específicos para la industria del denim. Esta planta, que emplea a cerca de un centenar de trabajadores, se ha convertido en el centro mundial de desarrollo de colorantes especiales para el textil. De estos centros, a los que en Archroma llaman competence centers, sólo hay otros tres en el mundo.

 

La empresa, que en 2012 compró el fondo estadounidense SK Capital por 502 millones de francos suizos, había sido un spin off de la división textil de Clariant, uno de los gigantes de la industria química. Aquella operación afectó a las plantas que Clariant tenía en las localidades de El Prat y Castellbisbal (Barcelona).

 

 

 

 

Archroma, que cuenta con un total de 25 fábricas y una plantilla de más de 3.000 trabajadores en 35 países, cerró 2014 con una cifra de negocio de 1.432 millones de dólares (1.303 millones de euros). El 57% de las ventas de la empresa procede de colorantes y tintes para la industria textil. A mediados de 2015, Archroma se reforzó en el sector con la compra del negocio textil de Basf.

 

La deslocalización impactó de lleno en la industria de la química textil, cuya presencia en Europa se ha reducido en los últimos años. Las fábricas que escaparon a los cierres y permanecieron activas se han volcado en un modelo de negocio mucho más sostenible, en parte, por exigencia de la misma empresa, pero también por la presión de los clientes. A la normativa europea se suman las listas de sustancias prohibidas que manejan los propios grupos de distribución.

 

 

Cambios en la cadena de valor

El interés creciente de los gigantes de la moda por la sostenibilidad provoca cambios en la gestión de la cadena de valor. Por primera vez, el aprovisionamiento textil no se concentra en el confeccionista, sino que abarca toda la cadena, desde el fabricante de fibra hasta el de maquinaria.

 

Bajo las nuevas reglas de la responsabilidad social y medioambiental, en una misma mesa se sientan todos los actores, entre los cuales están los proveedores de las sustancias químicas, que hasta ahora tan solo trabajaban con la cadena de valor del textil de cabecera. Archroma ha creado un equipo de seis personas en todo el mundo para desarrollar proyectos conjuntos con marcas y retailers internacionales.