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2018, el año en que la moda aprendió a decir ‘efulfillment’

El boom del ecommerce ha cambiado las reglas de la logística. Los almacenes tradicionales ya no sirven para escalar la gestión de envíos individualizados y personalizados en tiempos récord. La logística del futuro pasa por robots, inteligencia artificial y realidad aumentada.

S. Riera

24 dic 2018 - 04:53

2018, el año en que la moda aprendió a decir ‘efulfillment’

 

 

En logística, 2018 ha marcado un punto de inflexión. Después de aprender a decir omnicanalidad, era el momento de avanzar hacia el efulfilment para referirse a la transformación de las instalaciones logísticas.

 

A mediados de año, los trabajadores de la planta logística de H&M en Torrejón de Ardoz (Madrid) iniciaron un conjunto de actos de protesta y manifestaciones. Con una plantilla de 318 trabajadores, era hasta entonces el único almacén que el grupo tenía en España. Parte de las quejas venían fundamentadas por un incremento de las tareas como consecuencia del aumento de los pedidos online. El almacén de Torrejón de Ardoz estaba diseñado para el retail, no para el ecommerce. En octubre, el grupo anunció la construcción en Illescas de otro almacén para dar soporte al negocio online.

 

El impacto del ecommerce en la moda ha ido más allá de abrir un nuevo canal: el boom de la venta online no sólo ha agitado al retail, sino a todas las empresas que les dan servicio y, en particular, a las de logística: los tiempos y las dinámicas del entorno digital han puesto patas arriba los sistemas tradicionales de recepción y distribución de mercancía.

 

 

 

 

Así, los operadores logísticos han dejado de hablar de almacenes y han pasado a hacerlo de efulfillments. Se ha pasado así de plataformas con procesos manuales a instalaciones digitalizadas pensadas para escalar la preparación de pedidos individualizados. En los centros logísticos han empezado a colarse robots que transportan estanterías junto con herramientas de realidad aumentada para organizar mejor el espacio y las operaciones e incluso inteligencia artificial para establecer los mejores recorridos.

 

Las nuevas reglas del ecommerce obligan a los operadores a una exigencia mucho mayor que el sistema tradicional de retail. Mientras el comercio online ha representado el 5% de las ventas del conjunto del comercio minorista, los retailers tradicionales han sorteado la transformación hacia la omnicanalidad con las estructuras existentes. Pero a medida que el protagonismo del ecommerce crece en el consumo, estas ya no sirven.

 

 

 

 

Amazon da pistas sobre cómo se organiza la logística del futuro. La compañía abrió su primer almacén en España en 2012 en San Fernando de Henares, de 77.000 metros cuadrados. Para cubrir la Comunidad de Madrid, el grupo ha puesto en marcha una estación logística de menor tamaño en Getafe y tiene otra en construcción. Por último, en la capital del país, tiene un almacén urbano de más de 3.000 metros cuadrados para envíos en pocas horas. La estructura en Barcelona es parecida, con un macro almacén en El Prat de Llobregat, dos estaciones en Martorelles y Castellbisbal, y un almacén urbano en el centro de la ciudad.

 

Inditex, por su parte, que este año anunció su voluntad de llevar su ecommerce a todo el mundo en 2020, lleva varios años apuntalando la estructura logística que apoye esta expansión. Así, el gigante gallego cuenta en la actualidad con 19 plataformas en 17 países sólo para dar servicio a su negocio online. A estas instalaciones, la empresa les llama stock rooms y el objetivo a largo plazo es que cada país cuente con su propio almacén logístico para el online. Sólo en España, el grupo cuenta con dos, uno en Alovera (Toledo) y otro en Marchamalo (Guadalajara).