Entorno

Zonas francas o cómo dar oxígeno al margen en ‘tierra de nadie’

Ninguna empresa de moda con un aprovisionamiento global y enfocada a la exportación escapa al canto de sirenas de estas regiones exentas de tasas arancelarias y, en algunos casas, laxas con las normativas laborales.

S. Riera

10 abr 2018 - 04:45

Zonas francas o cómo dar oxígeno al margen en ‘tierra de nadie’

 

Estar sin ser. Las zonas francas industriales se han convertido en uno de los pilares de la industria de la moda, favoreciendo su rentabilidad en un negocio cada vez más globalizado. Son áreas exentas de tasas arancelarias y, en ocasiones, con políticas laborales más laxas, con las que los gobiernos buscan atraer inversión extranjera. La moda es uno de los sectores industriales que aprovecha las ventajas de estas áreas para importar hilo, tejidos y fornituras y exportar prendas confeccionadas.

 

En la industria, estas áreas están exentas de tasas arancelarias y favorecen a sectores que importan materiales de varias regiones del planeta y las exportan a muchas otras. Pero, en ocasiones, en ellas también se hace la vista gorda a los derechos laborales. Las zonas francas son áreas geográficas de diferente magnitud (Islas Mauricio o Panamá, por ejemplo, lo son en la totalidad de su territorio) y las crean los propios gobiernos locales para fomentar la inversión extranjera y, en concreto, la entrada de grandes grupos industriales internacionales.

 

Se trata de áreas con una normativa especial, sin aranceles, con miras a promover las exportaciones. En estas zonas, es habitual que se instalen las filiales de las empresas multinacionales o de las que subcontratan su producción. Esta práctica se conoce como tráfico aduanero de perfeccionamiento pasivo, mediante el cual parte del producto no paga impuestos.

 

 

 

 

En los últimos años, las zonas francas industriales se han disparado. En 2015, estas áreas sumaron 4.500 en todo el mundo, según datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Cnuced). No obstante, hace veinte años se contabilizaron 845 y, hace diez años, eran 3.500.

 

El 47% de las zonas francas industriales se encuentra en Asia, el 24% en Latinoamérica, el 12% en África y el 17% en el resto del mundo. En cuanto al empleo, en 2005, se cifraba en 66 millones de trabajadores, el 75% de ellos en China. Los países industriales son lo que terminan generando más áreas de este tipo.

 

Los incentivos para atraer inversiones a estas zonas son en ayudas directas y simplificación de los procesos administrativos. “Sin embargo, los incentivos también pueden suponer una disminución de la protección de los derechos de los trabajadores”, asegura Víctor Garrido, secretario de acción sindical internacional de Comisiones Obreras de Industria y autor del informe Promoción del trabajo decente y protección de los derechos fundamentales para las personas que trabajan en las ZFI.

 

 

 

 

Según Garrido, algunos Gobiernos son muy laxos en este sentido y, en algunos casos, para favorecer las inversiones se disminuye la protección de los derechos de los trabajadores. El representante sindical considera que tanto los Ejecutivos de los países con ZFIs y las empresas que trabajan en ellos deberían exigir que se cumplan las reglas del juego en materia laboral.

 

Estas zonas suelen estar vinculadas a las cadenas globales de suministro de las empresas multinacionales y, en el caso de la moda, es muy común. No obstante, no son los mismos grupos los que se instalan en estas áreas sino que son sus proveedores los que construyen fábricas en ellos.